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El Gobierno está cómodo con dólar a $28, pero la clave será la inflación

El tipo de cambio recuperó la competitividad de 2007-2008, pero falta saber qué pasará con la inflación en los próximos meses

Alejandro Radonjic 16 julio de 2018

Por Alejandro Radonjic

El Gobierno no quiere que el dólar siga subiendo por motivos varios y, por eso, apeló a diversos mecanismos, entre ellos, nada menos que la remoción de la cúpula del BCRA, para contenerlo. Por ahora, lo viene logrando y, la semana pasada, que fue la segunda de pax cambiaria, el “billete” bajó casi 70 centavos: el viernes, en el segmento mayorista, cortó en $27,21, lejos de los $30.

Asimismo, el Gobierno tampoco cree que deba seguir subiendo. Ayer lo afirmó Marcos Peña, jefe de Gabinete, en una entrevista con Perfil. Según el “pararrayos” (así se definió) del Presidente, el país saldrá fortalecido de la crisis cambiaria que arrancó en abril, y siguió en mayo y junio. Así lo explicó: “Tenemos un tipo de cambio más competitivo y el acuerdo con el FMI que nos da un paraguas financiero muy importante y la posibilidad de ir achicando el déficit fiscal de una manera más veloz”.

Todavía no queda claro si el precio actual es el del mercado o el dólar libre porque, con las tasas arriba de 40%, hay algunos que creen que el dólar está como atrapado o, como suelen decir los economistas, reprimido. Aunque técnicamente el BCRA ya no interviene a través de la venta de reservas, subasta diariamente una tajada de los US$ 7.500 millones que puso el FMI sobre la mesa.

“Cuando una mira la serie histórica, el tipo de cambio de hoy se asemeja, en promedio, a los de 2007-2008, cuando no teníamos déficit en Cuenta Corriente”, dijo Guido Lorenzo desde ACM. “Podríamos decir, por eso, que el tipo de cambio es competitivo”, agrega, pero advierte por un viejo conocido: el pass-through, es decir, la inflación adicional que genera el corrimiento del dólar. Hoy, dice Lorenzo, tenemos un tipo de cambio nuevo, pero precios viejos. “Me gustaría ver cómo queda el tipo de cambio real cuando se produzca todo el pass-through”, concluye.

En su informe del fin de semana, Federico Muñoz agrega que Argentina ya no está tan cara en dólares. Llega a esa conclusión comparando precios (usa la plataforma Numbeo.com) con otros países de la región sobre una canasta de consumo fija, que incluye tanto bienes como servicios.

“El relevamiento actualizado nos muestra un giro notable: las canastas argentinas en todas las categorías se abarataron alrededor de 35% en dólares respecto al 2017 y nuestro país ha dejado de ser el más caro de la muestra”, dice Muñoz. “En términos llanos, tras la corrida cambiaria de los últimos meses dejamos de ser 'caros en dólares'”, acota y amplía: “La competitividad de nuestros productores de bienes transables ha mejorado sustancialmente”. También hay que decir, aclara, “que nuestros ingresos en dólares se han reducido de manera notoria, sincerando quizás una realidad insostenible”.

Por supuesto, como apunta Lorenzo, será clave observar qué ocurre con los precios y el pass-through para ver adonde se estaciona finalmente el nuevo tipo de cambio real. Allí, luego de un periodo (“aproximadamente unos meses”, dice) se deberán observar las respuestas de los familias, por ejemplo, sobre sus destinos vacacionales y las de los empresarios sobre sus hábitos comerciales. Todo indica que se vienen más vacaciones en el país y menos importaciones (no solo por precios más caros en dólares) sino por menor demanda local.

Además, la clave es si, además, reaccionan las exportaciones (hoy estancadas, también por la sequía) y llegan más inversiones reales que, a la larga, aumenten la oferta genuina de divisas y permitan movimientos cambiarios más suaves a futuro.

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