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La inversión sube, pero sigue siendo baja (falta más)

Las tendencias son importantes, sin dudas, pero las magnitudes, aún más: la inversión está subiendo, pero falta (mucho) más

28 marzo de 2018

Las tendencias son importantes, sin dudas, pero las magnitudes, aún más. Veamos. Es muy deseable que la inversión privada suba (tal como destaca el Gobierno), pero es aún más central que sigue siendo muy baja. Según un informe de LCG, difundido ayer, apenas araña en 20% del PIB. Nada más.

Se debe subir esa ratio, ¿pero cómo? Para eso, claro, se debe entender que lo limita hoy. Algunas puntas, según LCG.

“No se advierten inversiones que motiven mejoras sustanciales en los procesos de producción y comercialización del sector transable”, dice el reporte. “Los proyectos de inversión anunciados están concentrados en el sector no transable (telecomunicaciones), en construcción y en sectores regulados”, explica. Falta más activismo (privado y público).

“Los planes de capacitación son escasos, y no se registra por el momento un cambio radical en la política educativa”, dice LCG. Sobre ese rubro, agrega algunos datos alarmantes: casi 30% de los chicos en edad escolar tiene problemas de sobreedad o inasistencia; la mitad de los chicos entre 15 y 18 años al menos repitió un grado y el país se encuentra entre los países con peores resultados en términos de educación, aun cuando el presupuesto que destina a su financiamiento está por encima de la media. “Los problemas educativos son tan profundos y con raíces en la estructura social, que además de cambios fuertes en el ámbito del aula debe existir un acompañamiento fuerte de chicos y adolescentes fuera de ella”, dice LCG.

A la vez, los costos de logística siguen elevados; además, si bien son difíciles de visibilizar, “no se advierte ninguna ola de innovación ni aumentos de I+D” y las exportaciones continúan virtualmente estancadas mientras que la dinámica de las importaciones muestran las dificultades para competir también con el exterior: las empresas exportadoras se redujeron 30% en los últimos 8 años y, en volúmenes, exportamos lo mismo que en 2008.

Por último, el tipo de cambio es poco competitivo, está atrasado y el atesoramiento minorista (similar a las épocas previas al cepo) así lo muestran. “El tipo de cambio que se percibe bajo posterga decisiones de inversión”, dice el reporte. Para ello se debe devaluar y mantener esa ganancia de competitividad. Según LCG, el reto es cómo lograr un reacomodamiento cambiario duradero que permita complementar acciones a favor de una competitividad más estructural para que, entre ambas, permitan incrementar la inversión y el nivel de exportaciones.

“También se requiere un mercado de capitales que funcione correctamente, y que pueda canalizar el ahorro en inversión de manera eficiente. Un mercado de capitales de más amplitud y calidad permitirá no sólo más capilaridad en fuentes de financiamiento o reducción de costos operativos, sino también más liquidez y posibilidad de salida de inversiones menos engorrosas”, agrega el reporte.

Un desafío añadido no menor es aumentar la tasa de ahorro interno porque financiarse con excedentes externos ya es inviable, dice LCG, y pronostica un rojo en cuenta corriente superior a 5% del PIB en 2018.

Y, por último, claro, no tener una crisis macroeconómica en el medio.

Todo eso requiere, además, que el sector privado esté a la altura (no alcanza solo con incentivos) y que se anima a asumir un vocación más global. Y, claro, que el mundo no se ponga muy proteccionista y el comercio siga avanzando. “Nos encontramos frente a un momento bisagra para establecer consensos políticos y sociales sobre el rumbo que debemos tomar”, dice LCG. A seguir trabajando: no estamos condenados al éxito?

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