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Una liga con menos poder que el esperado

Los gobernadores opositores, en su mayoría, perdieron peso tras el 22-O

24 octubre de 2017

 Por Néstor Leone

Para tender puentes. Para establecer vínculos y ganar peso a través de un espacio compartido. Para disputar recursos en juego y no perder una porción de los existentes. Con estas premisas explícitas, gobernadores de distintas provincias comenzaron en mayo una ronda de conversaciones y encuentros. Peronistas, sobre todo. Pero abierto a otros espacios. Sin liderazgos claros, aunque con algunos actores entusiasmados con serlo. La pelea por el liderazgo en el universo peronista y la decisión de Cristina Kirchner de ser candidata en la provincia de Buenos Aires apuraba los tiempos. También la petición a la Corte Suprema de Justicia de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal para que se le quitara el tope al Fondo de Reparación Histórica del Conurbano.

Luego de estas elecciones legislativas el panorama resulta más desalentador. No sólo la mayoría de los mandatarios con pretensiones cayeron derrotados. Las provincias corren el riesgo de acentuar su escasa interrelación, con un Gobierno más fortalecido, con una legitimidad de ejercicio retroalimentada y pretensiones de llevar a cabo reformas que pueden incidir en las gestiones de esos gobernadores. Es cierto, Cristina cayó derrotada, como muchos de ellos pretendía, pero ya no es consuelo. La invitación del presidente Mauricio Macri para compartir un día de trabajo con ellos posiblemente tenga la foto alusiva de esa nueva correlación de fuerzas.

Derrotados

En la jornada del domingo, el salteño Juan Manuel Urtubey fue el más maltrecho. Porque había salido airoso en las primarias y, rápido de reflejos, ya se presentaba como presidenciable, con fecha tentativa para lanzar su eventual candidatura. El golpe que recibió fue más que duro. Su lista quedó en un incómodo segundo lugar, con el Frente Ciudadano para la Victoria pisándole los talones, y seis puntos abajo de Cambiemos. Ayer Urtubey hizo cirugía mayor en su gabinete. No obstante, Urtubey no fue el único derrotado. Ni mucho menos. Cambiemos se impuso en catorce provincias, siete de ellas gobernadas por el peronismo. El cordobés Juan Schiaretti entró nuevamente en la lista, con una derrota más acentuada que en las PASO y una diferencia de 18 puntos. De modo que el “cordobesismo” perdió intensidad y se quedó sin la posibilidad de poder trascender más allá de los límites de su provincia, como le había pasado antes a Juan Manuel de la Sota. Y más allá de que el vicegobernador Martín Llaryora, electo diputado nacional, se convierta en un actor importante en el nuevo Congreso. El mutismo acompañó las últimas horas del gobernador, pero ya dejó trascender su lectura: que fue víctima de la nacionalización de la elección. Mientras que también parece dejar en claro que intentará mantener su buena relación con el gobierno de Mauricio Macri, dejando de lado las tensiones de campaña.

Luego de estas elecciones legislativas el panorama resulta más desalentador. No sólo la mayoría de los mandatarios con pretensiones cayeron derrotados. Las provincias corren el riesgo de acentuar su escasa interrelación, con un Gobierno más fortalecido

En una línea intermedia, también perdieron las listas del entrerriano Gustavo Bordet y del chaqueño  Domingo Peppo. El primero ya había tenido su revés en las primarias y el objetivo que se propuso entonces era el módico de reducir la distancia: no lo logró. Los candidatos de Peppo, en tanto, cayeron derrotados por un margen menor (menos de dos puntos), pero suficiente para dejar al gobernador más preocupado por cuidar el terruño ante el avance de Cambiemos que para “aventuras” fuera de su alcance.

Entre los gobernadores derrotados también hay que sumar a algunos no peronistas. Por caso, el santafesino Miguel Lifschitz y el neuquino Omar Gutiérrez. El socialista venía de una serie de encontronazos con el Gobierno por una deuda de Nación avalada por la Corte Suprema que sigue impaga. El tema se coló en la campaña, con roces varios a tres bandas: el candidato del oficialismo provincial, Luis Contigiani, le reclamaba a Albor Cantard, de Cambiemos, que defendiera a la provincia y de paso cuestionaba al peronista Agustín Rossi por el trato anterior a la provincia. En el caso de la lista de Gutiérrez, el domingo se consumó un hecho con pocos antecedentes en la historia de la provincia: la derrota (reñida) del Movimiento Popular Neuquino, que gobierna la provincia desde hace décadas. Por último, el rionegrino Alberto Weretilneck es un caso único en su género: bajó su lista para beneficiar a Cambiemos.

Los otros

De los gobernadores que ganaron, el sanjuanino Sergio Uñac es el que tiene mayores chances de lograr ascendencia entre sus pares. El Frente Todos ganó cómodamente, con 22 puntos de distancia y tras haber superado la barrera de los 50. La última reunión de gobernadores, cuando todavía eran varios los que parecían disputar la voz cantante, se hizo en la Casa de la Provincia de San Juan en Buenos Aires, con la presencia incluso de mandatarios de Cambiemos. El hecho de que recién lleva dos años de gobierno y que necesita consolidarse, luego de un largo predominio de José Luis Gioja, quizá conspire contra su decisión de lanzarse puertas afuera. Pero hoy parece con más posibilidades que sus colegas. De los que perdieron. Pero también de los que ganaron. Entre ellos, el tucumano Juan Manzur y el formoseño Gildo Insfrán, que parecen lejos de tener el prestigio social y capital político para sumarse a esa pelea. Mientras que el misionero Hugo Passalacqua o la catamarqueña Lucía Corpacci, por distintos motivos, no parecen con chances. Tampoco Alberto Rodríguez Saá, aunque esté más que conforme con su remontada final.

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