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La política ya piensa más allá del 22-O

El peronismo enfrentará un escenario inédito: el desafío de la unificación y la disputa por el liderazgo

09 octubre de 2017

Por Juan Radonjic

Las encuestas conocidas recientemente son coincidentes en cuanto a la posición que ocuparán los principales candidatos y sólo difieren en los porcentajes que le otorgan a cada uno. A menos de semanas de las elecciones, con campañas muy  convencionales y sin demasiados cambios con relación a las de las primarias, no cabe esperar resultados muy distintos  a los que anticipan los sondeos.

Por ese motivo, muchos actores políticos están pensando en el pos 22 de octubre. Y lo más interesante se observará en el peronismo que sigue exhibiendo un enorme caudal electoral, pero fragmentado en varios espacios. Todo apunta a que se dará la unificación del peronismo no K que incluiría a Sergio Massa. Será un espacio potente en términos de representación institucional, porque allí habrá gobernadores, un importante bloque en el Senado y la segunda minoría en la Cámara de Diputados. Eso le dará una gran capacidad de negociación con el Gobierno Nacional, pero tendrá menos votos que el kirchnerismo, que es mayoritario en el conurbano bonaerense.

Pero si el peronismo pretende ser competitivo en 2019 deberá unificarse, encontrar un candidato atractivo y de consenso que además debe surgir de las provincias centrales del país, allí donde se definen las elecciones. El modelo de gobernador exitoso de provincia chica parece agotado luego de las experiencias de Carlos Menem y Néstor Kirchner. Son requisitos difíciles de lograr pero imprescindibles porque el espacio no peronista tiene ahora más fuerza que en cualquier otro momento de la historia reciente. Cambiemos puede llegar a obtener, según las encuestas, el 40% de los votos a nivel nacional y es una marca con creciente identidad propia para los ciudadanos más allá de alguna tensión interna entre los socios. Casi todo el voto histórico radical, el de origen liberal y conservador confluyen ese espacio que expresa a las amplias capas medias de la sociedad argentina.

Pero, además, hay otras dos diferencias notorias con relación a otras experiencias no peronistas que fueron electoralmente exitosas como las de 1983 y 1999. La primera es que el peronismo deberá intentar, por primera vez, recuperar el Gobierno Nacional sin tener el de la provincia de Buenos Aires como ocurrió en 1989 y 2003. La segunda, y más relevante, es que nada indica que vaya a haber una crisis económica como las registradas al final del gobierno de Alfonsín y durante toda la breve gestión de De la Rúa. Un gobierno no peronista que termina su mandato por primera vez desde 1928 y tiene un razonable desempeño económico es un escenario desconocido para el peronismo y que le exigirá mucha decisión política si pretende desafiarlo con éxito en las próximas elecciones. El peronismo no tiene enfrente al tercer gobierno radical, como sostiene con ironía Jorge Asís, sino al primero de Cambiemos. Y si no entiende la diferencia, se le hará todo más difícil. Como el desafío que tiene por delante es grande, cuanto antes  lo encare, mejor.

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