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El crecimiento de la economía no se detiene

La economía redondeó un buen semestre y, a corto plazo, el crecimiento no se detendrá ya que el panorama está bastante despejado

22 septiembre de 2017

Por Matías Carugati Economista jefe de Management & Fit & Martín Mulleady Economista Management & Fit

La economía redondeó un buen semestre. El Indec reportó una expansión de 2,7% en anual en el segundo trimestre (+0,7% trimestral, sin estacionalidad). Estos datos sorprendieron a más de un analista, ya que el consenso esperaba un crecimiento mayor (1,4% trimestral). En tanto, nuestra última proyección en tiempo real del PIB (Nowcast) había anticipado una suba de casi 1% trimestral (con un intervalo de confianza de 0,5-1,4%) y de 2,8% anual. Si bien la economía no crece a tasas chinas, el dinamismo que está adquiriendo es positivo por varias razones: (1) ya se recuperó el terreno perdido desde el cambio de gestión (aunque falta para superar el pico previo); (2) desde el lado de la oferta, se trata de un crecimiento más generalizado; (3) desde el lado de la demanda, se trata de un crecimiento más sustentable (basado en inversión); y (4) aun con estas cifras Argentina se ubica entre las economías de mayor crecimiento regional.

El consumo continúa recuperándose. El consumo privado aceleró su ritmo de expansión anual de 0,9% a 3,8%. Estos resultados están en línea con la información adelantada por para el sector de comercio y la evolución del IVA real pero no así con los datos de ventas minoristas ni con las ventas en supermercados y shoppings. La evolución del principal componente de la demanda agregada está dentro de lo esperado, si se tiene en cuenta el crecimiento del empleo y de los ingresos reales.

La inversión avanza a paso firme. En el segundo trimestre creció 7,7% anual y estimaciones propias para julio reflejan que el tercero comenzó con el pie derecho (alrededor de +20% anual). La inversión se está posicionado como el componente más dinámico de la demanda agregada, resultado buscado por el Gobierno ya que para aumentar la productividad (y, por lo tanto, el crecimiento de largo plazo) es necesario incrementarla. La tasa de inversión en Argentina hoy se ubica en torno al 15% del PIB, cuando para crecer a más del 3% anual a largo plazo resulta necesario llevarla por encima del 20%. Es decir, con elevar la tasa de inversión al promedio regional se podría crecer de forma sostenida a un buen ritmo. Con esta idea en mente, el Gobierno está trabajando en distintas líneas de acción: (1) lograr una demanda interna dinámica; (2) trabajar para atenuar y/o eliminar el sesgo antiinversión del marco regulatorio; (3) estabilizar la macroeconomía, de modo tal de reducir la incertidumbre y estirar el horizonte temporal de las decisiones; (4) invertir en infraestructura, para generar externalidades positivas sobre el sector privado.

Las importaciones crecen por encima de las exportaciones. Los despachos al exterior cayeron 1,2% anual en el segundo cuarto del año. El desempeño de los productos primarios no ha sido el mejor, con una baja en las cantidades exportadas debido a contingencias climáticas (que también amenazan la producción futura). En el otro extremo, las manufacturas industriales siguen con buen dinamismo. En tanto, las importaciones se expanden a buen ritmo (+9,1% anual al segundo trimestre), lo cual es lógico dada la necesidad de importar maquinarias para fomentar el proceso inversor, pero también más bienes de consumo y vehículos. El crecimiento económico ha empujado el saldo comercial hacia el déficit, y la configuración macro lleva a pensar que el deterioro de la cuenta corriente del balance de pagos continuará. Lo cual no es necesariamente malo (aumenta la inversión y el potencial exportador) pero deja a la economía expuesta a shocks externos. Mientras no se cierre la cuenta financiera, el déficit podrá ser financiado. Pero el riesgo existe.

A corto plazo, el crecimiento no se detendrá ya que el panorama está bastante despejado. Datos ligados al consumo señalan un buen arranque del tercer trimestre para este componente. A ello se suma el mencionado impulso de la inversión. Sólo el crecimiento de las exportaciones no logra tomar velocidad, aunque el buen momento de los otros dos componentes de la demanda agregada auguran buenas noticias a corto plazo. En efecto, estimaciones preliminares de nuestro Nowcast arrojan una expansión de PBI de 4,1% anual (1,5% trimestral, sin estacionalidad) en el tercer trimestre. Pensando en el año completo, el mercado espera un crecimiento de 2,8% mientras que la proyección del gobierno es algo más optimista (+3% anual). Con el 2017 entrando en la recta final, los años próximos empiezan a concentrar las miradas (y los cálculos). La visión de consenso arroja una aceleración del crecimiento (+3% para 2018 y +3,2% para 2019) que, si bien es más moderada que las proyecciones oficiales (+3,5% en ambos años), implicaría romper definitivamente con el ciclo de subas y bajas en años consecutivos. Sería una muy buena noticia.

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