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¿Se descongela el mercado laboral?

La reactivación económica, aunque lenta, debería empezar a sentirse en el mercado laboral, que se mueve con un rezago de 3-4 meses.

17 marzo de 2017

El mercado de trabajo está emitiendo señales mixtas. La tasa de actividad bajó de 46% a 45,3% de la población entre el tercer y el cuarto trimestre del año pasado. En tanto, la tasa de empleo descendió de 42,1% a 41,9% y el desempleo pasó de 8,5% a 7,6%. Más allá de las cuestiones estacionales (la situación laboral mejora a medida que avanza el año), los datos del INDEC no son tan claros, ya que el achicamiento del tamaño de mercado y la caída del desempleo apuntan hacia un “efecto desaliento”. La reactivación económica, aunque lenta y (por ahora) tenue, debería empezar a sentirse, ya que el mercado laboral se mueve con un rezago de 3-4 meses al ciclo y el piso del nivel de actividad se dio en el tercer trimestre del año pasado.

Los datos del Ministerio de Trabajo contradicen, en cierta forma, lo publicado por el Indec. La cartera laboral reportó un incremento de 80.929 puestos de trabajo formales a lo largo del 2016 (+0,7% anual), con una evolución partida en dos. Desde comienzos de la administración Macri hasta julio el empleo registrado cayó para luego comenzar a recuperarse. Así todo, no son todas buenas noticias en este segmento. Hubo destrucción de puestos de trabajo en el sector privado (-0,7% respecto a diciembre de 2015), que fue compensada por un aumento en el empleo público (+0,9%), del empleo doméstico (+3,5%) y de los cuentapropistas (autónomos y monotributistas, +3,6%). Esto refleja tres cuestiones: (1) que la actividad en el sector privado se está recuperando pero muy de a poco; (2) que no hubo despidos en el sector público consolidado a pesar del discurso mediático (las bajas a nivel nacional se compensaron con subas a nivel provincial y municipal); y (3) que la mejora en el agregado se habría dado a costa de mayor precarización laboral. Más aún, si combinamos estas cifras con las del INDEC, entonces la destrucción de empleo en el segmento informal fue contundente.

La mejora del trabajo registrado parece continuar en el arranque del 2017. El Ministerio de Trabajo estima el empleo privado registrado en los grandes centros urbanos por medio de una encuesta (EIL) de periodicidad mensual. La evolución de este indicador es consistente con los datos mencionados previamente. El total de empleo registrado cayó durante 8 meses aproximadamente para luego empezar una tenue recuperación, que continuó en el primer mes del 2017. Analizando por sectores, la mejora viene empujada por mayor empleo en comercio y servicios y una leve recuperación en la construcción, ya que el empleo industria no ha dejado de caer. A enero de este año, los datos del EIL reflejan que el empleo privado estaba apenas un 0,2% por debajo del nivel registrado al comienzo de la gestión de Cambiemos.

El cambio de tendencia debería consolidarse de la mano de la reactivación pero su impacto electoral aún es incierto. Lo ideal para el gobierno sería lograr una recuperación fuerte y rápida que traccione el mercado laboral. Si la expansión no toma impulso, al menos debería llegar a tiempo. Hacia fines del segundo trimestre veremos si confiar casi exclusivamente en el desempeño económico es una estrategia electoral acertada o una apuesta muy riesgosa. ¿Qué podemos esperar para las primarias? Si nos guiamos por las proyecciones de consenso entre los analistas (compiladas en el REM), hoy se espera que las PASO lleguen con un nivel de actividad expandiéndose al 4,5% anual1 y un crecimiento del empleo privado formal del 2,3% anual2. La economía aportaría más que en 2009, 2013 o 2015 pero no tanto como en 2007 o 2011. En otras palabras, habría algo de empuje aunque no tanto como le gustaría al gobierno. Y se trata de proyecciones, no de datos ciertos, con lo cual este escenario podría no materializarse.

De todos modos, otra característica de la reactivación a considerar en materia electoral es su localización o amplitud. Si la recuperación se basa, como hasta ahora, en el agro, la pesca y bloques industriales puntuales (los relacionados con el mercado externo), quiere decir que irradiará principalmente desde el interior hacia las ciudades. En otras palabras, pasará algún tiempo hasta que se sienta en la calle, mitigando su posible impacto electoral. Para acelerar este proceso será clave la recuperación de sectores más trabajo- intensivos y localizados en los grandes centros urbanos, como la actividad comercial. Aquí es donde la política económica choca contra las necesidades políticas. Forzar el cumplimiento de las metas puede implicar, a corto plazo, menos crecimiento y empleo en zonas electoralmente sensibles. Un dilema entre reputación y gobernabilidad del que venimos advirtiendo (no en soledad, claramente) desde hace tiempo. A veces retroceder un paso puede servir para tomar envión hacia delante.

 1 La variación anual del PIB para los primeros 2 trimestres se calcula en base a la proyección de crecimiento trimestral. Para los otros trimestres se asume una tasa de variación promedio consistente con la proyección de crecimiento para todo 2016 (3% anual).

2 Se calcula una elasticidad empleo- PIB de 0,74 en base a los datos del EIL y el EMAE.

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