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Sólo el 41% de la PEA tiene empleo de calidad

16 diciembre de 2016

Entre fines de 2015 y el tercer trimestre de 2016 el empleo pleno cayó 1,6 punto porcentual y también se redujo el empleo precario (-1,2 p.p), teniendo como correlato un aumento en el subempleo inestable (2,4 p.p) y en la tasa de desempleo abierto, que alcanzó el 9,9%. Así lo aseguró ayer el sociólogo Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, al presentar el último informe de la entidad junto al rector de la universidad, monseñor Víctor Manuel Fernández. “Mientras se mantenga el actual escenario recesivo, sólo cabe esperar un aumento del desempleo, los trabajos de subsistencia y de la precariedad laboral”, alertó.

El informe, titulado Empleo, precariedad laboral y desigualdades estructurales (2010-2016), fue dado a conocer oficialmente en la sede universitaria de Puerto Madero. Según lo arrojado por la investigación, sólo el 41,4% de la población económicamente activa posee un empleo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales y el 9,9% se encuentra abiertamente desocupado (era de 9,4% en 2015).

“Durante el último año, las medidas que buscaron resolver desajustes macroeconómicos, a la vez que crear un clima de confianza para lograr una reacción favorable de los mercados, no han tenido la respuesta esperada”, advierte el texto. En esa línea, Salvia sostuvo que “aunque venga una lluvia de inversiones, no habrá derrame hacia los sectores menos dinámicos si no hay políticas activas que reactiven el mercado interno, apoyen a las micro empresas y mejoren su productividad”.

El informe remarca que “persisten barreras productivas estructurales que impiden la inclusión de los núcleos de marginalidad y descartados sociales”, y agrega que creció la percepción de los ocupados de considerar altamente difícil conseguir un empleo similar en caso de perder su actual trabajo (de 84,5% a 88,1%).

Salvia caracterizó al modelo económico productivo vigente como “desequilibrado, con efectos de exclusión y desigualdad a nivel socio- laboral”. En números, según el informe, “sólo el 41,4% de la población económicamente activa posee un empleo asalariado o no asalariado con calidad plena de derechos laborales, 30,7% un empleo regular pero sin vinculación con la seguridad social, 18% está subocupado en actividades de baja remuneración o alta inestabilidad, y 9,9% se encuentra abiertamente desocupado”.

“Estamos muy lejos de garantizar los derechos laborales de casi la mitad de los argentinos. Las pocas mejoras las experimentaron los trabajadores de estratos medios y medios altos, y no los de más bajos recursos educativos. Las mejoras, además, tendieron a estancarse y revertirse en los últimos dos años”, observó Salvia.

Según el texto, entre 2010 y 2016, la proporción de subempleos inestables paso de 9,7% a 18% de la población económicamente activa. Este fuerte incremento, originado principalmente por las políticas contra cíclicas de generación de trabajos vinculados a un mercado interno de consumo de bajos ingresos y/o a programas de empleo, fue el que compensó el comportamiento de la desocupación (la cual disminuyó de 11,4% a 9,9%) en un contexto de falta de inversión productiva y de ausencia de creación de empleo pleno.

Por otro lado, la investigación reveló que en la actualidad el 51,3% de los trabajadores no participan del Sistema de Seguridad Social. Los empleadores no le realizan los aportes jubilatorios a 33,3% de los asalariados y 71,5% de los trabajadores por cuenta propia no realizan aportes. En el mismo año, 34,2% de los trabajadores no cuentan con obra social, prepaga o mutual provista por su trabajo o por el grupo familiar.

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