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Dudan del alcance del tratado con EE.UU.

26 diciembre de 2016

No es ingenuo que el ministro de Hacienda y Finanzas Públicas, Alfonso Prat-Gay, se haya sacado la foto el viernes pasado junto al embajador de Estados Unidos al momento de firmar una especie de acuerdo de intercambio de información entre ambos países. El timing fue perfecto: en medio del blanqueo, el macrismo tiene un supuesto aliado para rastrear cuentas e inmuebles en el paraíso predilecto de los que evaden al Fisco, como es EE.UU.

Si bien la foto generó entusiasmo a nivel oficial, los abogados especialistas le bajaron importancia al real alcance. Según manifestaron, es un acuerdo muy “light” y no es automático (o sea sólo a pedido del Fisco se podrá evaluar qué información se envía). Por lo tanto, los abogados no alineados con el oficialismo (exceptuando, obviamente, al creador del blanqueo, el contador César Litvin) tienen más dudas que certezas.

Según se informó desde la oficina de prensa del ministro Prat-Gay, el acuerdo entre EE.UU. y Argentina “busca luchar contra la evasión fiscal y favorece la transparencia fiscal y se produce en el actual escenario de cooperación impositiva internacional”. En ese sentido, Prat- Gay indicó: “Este acuerdo que firmamos es consecuencia del proceso que Argentina está viviendo, recuperando su credibilidad como país ante el mundo, reconstruyendo las instituciones y la gobernabilidad, y emprendiendo las reformas estructurales que necesitamos”.

El documento firmado entre ambos países tiene como antecedente la reunión celebrada en el Palacio de Hacienda el pasado 26 de septiembre de 2016 entre Prat-Gay y el secretario del Tesoro de EE.UU., Jack Lew, con el fin de avanzar en la cooperación entre ambos gobiernos para intercambiar información tributaria de sus ciudadanos y redoblar los esfuerzos en la lucha contra el lavado de dinero.

El mencionado acuerdo, según Hacienda, constituye el marco jurídico que permitirá?además de solicitar información específica acerca de determinados contribuyentes? implementar de manera recíproca el intercambio automático de información financiera que, en orden a la normativa de EE.UU., es necesario para cumplir con la ley FATCA (Foreign Account Tax Compliance Act). “La AFIP contará a partir de ahora con una herramienta valiosísima para detectar, en el territorio de los Estados Unidos, activos no declarados por los contribuyentes argentinos que decidieran no aprovechar este régimen de sinceramiento fiscal”, dijo en la firma del acuerdo el ministro de Hacienda y Finanzas Públicas.

A partir de la entrada en vigor de este acuerdo, que será en 30 días, en el ámbito administrativo y por lo tanto sin llegar a una instancia judicial, la autoridad tributaria de uno de los países podrá obtener información de la otra autoridad tributaria, permitiendo esto una mejor fiscalización de los contribuyentes y, eventualmente, una reducción en la evasión. “El acuerdo entre Argentina y Estados Unidos se suma a los esfuerzos que ambos gobiernos vienen desarrollando en pos de la transparencia fiscal y de la lucha contra el lavado de dinero y la financiación del terrorismo”, dice el Gobierno.

gen Martín Litwak, del estudio de abogados Litwak & Partners, fue uno de los primeros en bajar las expectativas a este tratado. Por ejemplo, el especialista que vive en Miami y tiene oficinas en varias ciudades importantes del mundo, explicó que el acuerdo no permite un intercambio automático de información (como sí sucede en otros casos) a diferencia de lo que dijo Prat-Gay. El experto calificó este acuerdo como “un tratado vintage para asustar a los contribuyentes”.

En el mundo de los que conocen cómo se tejen estas cosas, llamó la atención la foto de Prat-Gay con un embajador firmando un acuerdo. El embajador no es la persona que firma acuerdos fiscales en ningún lugar del mundo. “Es poco serio como lo hizo Haciendo. Montó un escenario para mostrar que ahora podrán detectar a los argentinos que tienen cuentas en EE.UU. y el tratado está muy lejos de eso. Parecía un evento de relaciones públicas más que la firma de un tratado. Lamentable que Prat-Gay quiera meter miedo y desinformar en lugar de contar que esto es algo muy preliminar”, decía otro abogado.

Litwak calificó, por su parte, a este acuerdo como algo “muy light” que si bien va en buen camino, es tan sólo “un pasito” en la dirección correcta. “Entiendo que el Gobierno presione para que más gente ingrese al blanqueo, pero se puede presionar sin mentir”, agregó Litwak en relación a los dichos del ministro de Hacienda en el sentido de que era un tratado de intercambio automático de información, algo que los especialistas desmienten en esta etapa preliminar. Sí los es, por ejemplo, el tratado que tiene EE.UU. con Brasil. En ese caso el intercambio de información sí es automático y así queda explicitado en los artículos del tratado. En el caso argentino, dice el mismo escrito, es intercambio de información “a pedido” de una de las partes que, además, deberán ver si esa información puede ser enviada o no.

O sea, para el argentino con cuentas en EE.UU. parecería que este tratado está lejos de ser la cacería de evasores que pintaron Alberto Abad y Prat-Gay. Más dudas que certezas, por ahora, con el curioso tratado firmado entre un Gobierno que está en medio de un blanqueo y una administración demócrata a días de dejar el poder luego de haber perdido en las elecciones.

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