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Una ayuda de Yellen

La Fed, más gradual con la suba de tasas

01 abril de 2016

(Columna de Federico Furiase, economista del Estudio Bein)

En el marco de declaraciones de algunos funcionarios de la Reserva Federal de EE.UU. (Fed), en línea con un guiño a un posible reinicio del ciclo de suba de la tasa de interés, la retórica de la presidenta de la Fed, Janet Yellen, volvió a enfatizar el gradualismo y la cautela que caracterizará el proceso del ciclo de suba de la tasa de interés de la política monetaria, “anestesiando” la suba de la tasa de interés libre de riesgo implícita en los bonos del Tesoro norteamericano y el fortalecimiento global del dólar.

Según la presidenta de la Fed, la señal de gradualismo en el proceso de ajuste de las tasas de interés tiene que ver con los espacios asimétricos con los que cuenta el canal tradicional de la política monetaria (la tasa de interés) para reaccionar a los distintos shocks con los que se puede enfrentar la economía en el contexto de tasa cero.

O, dicho de otra forma, en algún punto, desde la óptica de la presidenta de la Fed, a partir del deterioro del contexto internacional, el potencial riesgo de enfriar demasiado la economía por avanzar rápido con el proceso de suba de tasas (situación que dejaría a la Fed con poco margen para bajar tasas) pareciera ponderar más alto en la función de reacción de la Fed, que el riesgo de sobrecalentar la economía por demorar más de la cuenta el proceso de suba de las tasas de interés (donde la Fed sí contaría con margen para subirla). Sobre todo, en un contexto de incertidumbre global frente al impacto de una desaceleración más pronunciada en China, la debilidad de los precios de los commodities y los ciclos de salida de capitales desde los mercados emergentes, que acentúan el fortalecimiento global del dólar y con ello, la pérdida de competitividad para las exportaciones de EE.UU. y las presiones deflacionarias de la economía.

Vale recordar que en la reunión pasada, la Fed moderó el recorrido alcista que se espera para la tasa de interés de la política monetaria en consistencia con una proyección de dos subas de 25 puntos básicos para este año (en línea con una tasa de interés de 0,875% al final de este año), frente a una proyección de 4 subas de 25 puntos básicos en la reunión de diciembre, además de bajar la tasa de interés neutral de largo plazo a la que intentaría llegar a partir de 2018, desde 3,5% a 3,25%.

Afortunadamente, el ajuste monetario gradual de la Fed y su impacto neutralizador sobre la presión al alza de la tasa de interés de los bonos del Tesoro (derivado de la recuperación gradual de la inflación) y sobre el fortalecimiento global del dólar, constituyen una buena noticia para la transición de la economía local, que necesita mantener tasas de interés bien altas en el arranque para moderar la inflación (algo que es menos costoso con un Dólar más calmo en el mundo) y financiar con deuda parte de la brecha fiscal y el pago del juicio con los fondos buitres (algo que a priori también es menos costoso si la tasa libre de riesgo global se mantiene en niveles bajos y si los capitales vuelven a las economías emergentes frente al gradualismo de la Fed).

En este contexto, la recuperación de la tasa de participación de la oferta de trabajo (desocupados más empleados) en EE.UU. en relación a la población urbana mayor a 16 años será un factor a seguir de cerca para evaluar el margen de maniobra de la Fed para implementar el gradualismo en el ciclo de suba de tasas.

Por un lado, si la tasa de participación de la oferta de trabajo se estanca en estos niveles y la creación de empleo continúa evolucionando favorablemente, la llegada al pleno empleo estaría más cerca, con lo cual la Fed tendría menos margen desde el lado de las presiones inflacionarias para posponer el ciclo de suba de tasas.

En cambio, si la tasa de participación de la oferta de trabajo recupera terreno frente a la reincorporación de parte de los “desempleados potenciales” que hoy no forman parte de la oferta de trabajo dado que dejaron de buscar empleo, pero que estarían dispuestos a trabajar (en torno a 1,8 millones de personas), la llegada al pleno empleo llegaría más tarde que en el escenario anterior (suponiendo el mismo escenario para la dinámica de la creación de puestos de trabajo), aumentando el margen de maniobra de la Fed para extender en el tiempo y hacer más gradual el ajuste de las tasas de interés. En los últimos meses, la tasa de participación de la oferta de trabajo aumentó en el margen desde la zona de 62,4% en septiembre a 62,9%, amortiguando el impacto de la creación de puestos de trabajo sobre la caída de la tasa de desempleo (sostenida en 4,9%).

Veremos cómo sigue, mientras tanto, el bajo crecimiento y las presiones deflacionarias en un mundo desarrollado que le cuesta salir de la “trampa de liquidez” keynesiana por problemas de demanda (estancamiento, baja inflación y tasa cero de los bancos centrales), mantienen tasas bajas por tiempo extendido.

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