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Trigo: buena expectativa pese a las lluvias

Las condiciones son óptimas en términos de negocios, pero el clima y el cash flow son limitantes.

29 abril de 2016

Al excelente escenario previsto para la siembra de trigo se le sumaron las inundaciones. A poco de iniciarse la campaña 2016/2017, la cantidad de agua acumulada afecta áreas importantes, aunque no sean precisamente las destinadas al cultivo del cereal. Si bien las labores comienzan en junio, preocupan los tiempos para que los campos se recuperen del exceso hídrico que se generó a causa de las intensas lluvias del mes de abril, y ese conflicto ya comenzó a reflejarse en la caída de las compras por parte de la exportación, que descendieron 24,9% interanual. Además, los especialistas vislumbran un nuevo desafío: la disponibilidad de semillas de calidad, un factor importante a la hora de hacer un negocio redondo como pretenden los productores y el Gobierno Nacional, que apuestan con todo al nuevo ciclo.Para Iván Ordóñez, economista especializado en agronegocios de I+E Consultores, “en términos de comercialización y en lo que respecta a la ecuación de rentabilidad, la situación es inmejorable. El Estado puso todo lo que había que poner para que sea un negoción: sacó las retenciones, liberó las exportaciones y abrió el tipo de cambio, pero más allá de eso está la realidad de la naturaleza y la necesidad de ciertos insumos para producir, por lo que se generará un tipo de tirantez. Por eso, alcanzar el potencial va a depender de la pericia de los productores en moverse a trigos de ciclo corto”. Según el experto, “habrá que ver cómo se escurren los campos, la temperatura media, si aparece el Sol”. “La provincia de Entre Ríos está entera bajo el agua, el centro de Santa Fe también, el este de Córdoba igual. Hay un problema físico y de cash flow, porque se destrozó el capital de trabajo, ¿con qué plata se va a sembrar?”, reflexionó. La pregunta sirve además como respuesta al atraso en las compras, que para el economista tienen que ver con los conflictos de logística y los caminos rurales intransitables. “Está toda la maquinaria rota y medio país inundado. No hay especulación; de hecho, esta es la mejor época para vender trigo porque estamos a contra estación del hemisferio norte”, dijo.

"El Estado puso todo lo que había que poner para que sea un negoción: sacó las retenciones, liberó las exportaciones y abrió el tipo de cambio, pero más allá de eso está la realidad de la naturaleza y la necesidad de ciertos insumos para producir, por lo que se generará un tipo de tirantez"

El fenómeno se extiende a las empresas, los bancos y el Estado, que ofrecen créditos para financiar la campaña, en medio de una economía complicada con vistas a la inversión.

Ordóñez cree que la proyección de 5 millones de hectáreas de superficie que prevé el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) en conjunto con el ministro de Asuntos Agrarios bonaerense, Leonardo Sarquís, es un poco exagerada. “Cinco millones es un máximo, y un mínimo es 4 millones, que igual es mucho. La última campaña alcanzó las 3,3 millones de hectáreas”, sostiene. La cuestión toma cada vez más peso con el avance del agua y las grandes expectativas que tiene el sector en cuanto a la liquidación de divisas.

Sin embargo, Brasil vuelve a traer buenas noticias en ese sentido, ya que el país vecino será nuevamente el mayor comprador de la Argentina gracias a la reactivación de ese mercado, que estuvo cerrado durante las intervenciones del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno.

“Nuestro trigo tiene una ventaja competitiva muy clara en términos de fletes ? explica Ordóñez- y los brasileños vendrán automáticamente a comprarnos porque estaban pagando un 20% por el grano norteamericano o canadiense”. El país vecino necesitará adquirir más de 6 millones de toneladas, con lo que se espera que se origine una competencia entre molinos nacionales y brasileños que conducirá a una suba del precio interno del cereal y significará una recomposición de ingresos para el productor, que estuvo muy castigado por las políticas del kirchnerismo.

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