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“Las economías regionales van a verse afectadas”

Entrevista a Ana Inés Navarro (economista y directora del Departamento de Economía de la Universidad Austral)

26 abril de 2016

 Por Facundo Matos Peychaux

El freno de la obra pública y de la construcción en general, sumados a la aceleración de la inflación en los primeros meses del año y las inundaciones en el litoral del país, están afectando a las economías regionales, que se encuentran en un período de recuperación tras la quita de retenciones y la suba del tipo de cambio. “Estamos en un momento complejo, en una primera mitad de año donde todavía no se ven nuevas inversiones, se sufren los costos de ir llevando la economía a un punto más sostenible, y por otro lado, si bien hay expectativas positivas, el clima, que es muy determinante para las producciones regionales, ha sido catastrófico”, señala Ana Inés Navarro, directora del Departamento de Economía de la Universidad Austral. Este escenario impacta sobre las provincias que tienen sus economías más concentradas en actividades primarias, como Santa Fe, o en la obra pública, como las más chicas. Tanto directamente, a través de la recaudación provincial, como indirectamente, por el impacto sobre proveedores, transportistas y otros intermediarios de la desaceleración de las economías provinciales. “Si hubiera que medir hoy la actividad santafesina, por ejemplo, el leve incremento de 1,4% promedio de 2015 se debe haber perdido”, calcula Navarro.

Pasados varios meses desde la devaluación y la quita de retenciones, ¿se empieza a notar el impacto positivo sobre las economías regionales?

La liberación de las retenciones, total en algunos casos, y parcial en el de la soja, tuvo un impacto muy positivo no solamente en la cantidad de contratos y ventas que se hicieron sino también en cuanto a expectativas y la actividad que hay en el sector. Pero por otro lado, hemos tenido un impacto importante de la corrección tarifaria. Si ya las tarifas de transporte y electricidad estaban entre las más altas del país en el interior, el aumento actual va a hacer sentir su impacto

Entre la unificación del mercado de cambios y hoy, hubo una inflación de entre 10% y 12%, según las distintas mediciones. ¿No erosionó en alguna medida la competitividad recuperada con la suba del tipo de cambio?

No, el tipo de cambio subió 50% y el incremento en los precios fue del 12%, aproximadamente. No se ha trasladado toda la devaluación a precios, ni mucho menos. Comparativamente, con la de principios de 2014, el traslado a precios fue mucho más rápido en aquél entonces. Por otro lado, una cosa es cuando uno lo mira en términos generales y otra es cuando mira específicamente cada producción. Por supuesto que para un tambero o para un productor que está sufriendo las inundaciones, la historia es otra, lo mismo que para los que tienen sus costos dolarizados, que se vieron más impactados por la devaluación. Pero en líneas generales, al pass-through a precios todavía le falta bastante para recorrer para erosionar la ganancia de la suba del tipo de cambio. Por otra parte, 12% es el índice de precios al consumidor, el índice de precios mayoristas por ahora sigue sin salir, así que es difícil ver cuál es el impacto en costos en las distintas actividades .

Si bien en líneas generales la tendencia suele asimilarse en las distantas producciones, siempre hay una cuota de heterogeneidad entre las diferentes economías regionales. ¿Cuáles son las perdedoras y las ganadoras en la actualidad?

Tenés un sector vinculado a la producción, con participación de componentes importados, que ha tenido varios incentivos: la posibilidad de importar, la salida del cepo, la liberación de las divisas, un tipo de cambio que no ha subido tanto como se esperaba. Por otro lado, para los sectores más ligados a la producción de commodities, la devaluación y la quita de retenciones significaron una gran mejora en los ingresos. Esa ecuación a algunos le dio bien, a otros menos, y a otros no vieron ninguna mejoría todavía. Hasta antes de las lluvias, a los productores agropecuarios y de carnes le daba muy bien, mientras que a los productores de leche, por un problema de precios internacionales y de incremento de los costos, no le da bien. Después de las lluvias, a todas las economías le va a dar peor. Siguen estando parecidas en el ranking, pero todas un par de puntos por debajo. Y además, tenés todas aquellas muy vinculadas a la actividad pública. En Santa Fe, donde la siderurgia es importante, el parate en la obra pública y la disminución en general de la construcción están impactando.

En Misiones, hubo un impacto fuerte sobre el empleo también por el efecto del freno de la construcción.

Probablemente el efecto sea mayor en economías más concentradas en la obra pública, como pueden ser las economías más chicas. Pero en el resto, cuando vas sumando que la siderurgia tiene un impacto negativo, la construcción en sí misma también tiene problemas, la devaluación ha mejorado por un lado, pero ha impactado en los precios por otro, y encima tenés problemas climáticos, entonces, el cuadro es muy negativo. En la región Centro (Santa Fe, Entre Ríos y en menor medida, Córdoba), la situación es compleja.

¿Se pueden cuantificar las pérdidas por las inundaciones?

Al principio se estimaba una pérdida de 4% o 5%, pero las últimas mediciones marcan que está más cerca del 10% que de esos primeros números. En términos de toneladas, la Bolsa de Comercio de Rosario estimaba hasta hace algunos días en soja de todo el país que la pérdida estaría entre 3 y 4 millones de toneladas, cuando se esperaba una cosecha de 60 millones.

El Gobierno aspira a que el segundo semestre, después de las correcciones macroeconómicas del primero, se empiece a ver un despegue de la economía. ¿Las inundaciones pueden llegar a ralentizar la reacción de las economías regionales a los incentivos de la primera mitad del año?

Los campos en la provincia de Santa Fe y Entre Ríos tienen un nivel de inundación importante, pero una vez que puedas cosechar, después tenés un período en el campo en el que no estás haciendo actividades instantáneamente. Distinto es el tema de la ganadería, ya que podés tener más complicaciones porque hasta que puedas llevar el ganado al campo, puede pasar un poco más de tiempo.

¿Llega entonces la reactivación en el segundo semestre?

Estimo que sí, no veo por qué no. No creo que la situación actual sea una traba para que el segundo semestre no vaya a ser uno mejor. Probablemente, saliendo del problema de las inundaciones y entrando a jugar más las cuestiones de la economía nacional, la segunda mitad del año debería empezar a traducirse en una mayor actividad económica. panorama “El pass-through de la devaluación no erosionó mucho la competitividad ganada por las economías regionales”, asegura Navarro Por las inundaciones, la cosecha caerá entre 5 y 10%, según la Bolsa de Comercio de Rosario

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