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Estado, desarrollo y la industria textil coreana

Corea no se preguntó, industria ¿sí o no?, tampoco se conformó con salarios bajos. Desafió todas las señales del mercado y logró el desarrollo dentro de una cadena industrial que en casi todos los países del mundo sigue mostrando desafíos y altos niveles de informalidad.

28 abril de 2016

Por Sergio Woyecheszen (*)

Llevamos varias semanas hablando de política industrial y desarrollo. De cómo construir y difundir capacidades tecnológicas a través de una estructura productiva más equilibrada, con mayores eslabonamientos hacia delante (clave en la agregación de valor) como hacia atrás (densidad Pyme, integración nacional y generación de empleo). También hablamos del rol del Estado en esta construcción, eje primario en todas las experiencias de desarrollo a nivel internacional, fundamentalmente en aquellas de industrialización tardía.

Hoy vamos a hablar del carácter sectorial de esta transformación, tomando como ejemplo la planificación que Corea del Sur hizo y hace sobre uno de los sectores más complejos y apasionantes para analizar: el de la cadena textil indumentaria.

Empecemos por el principio. Si se analiza la matriz insumo producto de Corea del Sur, la mayoría de los sectores de actividad presentan fuertes vínculos con el resto de la trama productiva, con elevados aportes al valor agregado en tramas claves como la de equipos eléctricos y ópticos, metales básicos y productos de metal, equipos de transporte, maquinaria y equipos, y sustancias y productos químicos, entre otros. Incluso en rubros como el textil, el promedio de los encadenamientos ya supera los registros de Italia, fundamentalmente hacia atrás.

Esta integración supone y supuso para Corea una planificación estratégica de décadas. Pensemos en el caso textil: desde la fuerte apuesta estatal en el marco de la industrialización por la sustitución de importaciones de la década de los '50, la creación de empresas de polyester y fibras sintéticas en los '60 y '70, la promulgación del acta de desarrollo industrial a mediados de los '80

que lograba notorios avances en tintorería y tejeduría, basado en las demandas cruzadas con la industria petroquímica y metalmecánica hasta la apuesta actual por un desarrollo institucional que a apoyo a la innovación en productos y procesos.

Sesenta años de planificación sectorial en los que descansa hoy la Asian Fashion Federation (que Corea del Sur conforma junto a China, Japón, Singapur, Tailandia y Vietnam) para plantearse como objetivo tan concreto como factible desbancar a Europa como centro mundial de la moda, con diseñadores de renombre y una estrategia que combina mercado interno y externo. Corea ha logrado salir por arriba de los laberintos teóricos a los que suelen llevar los debates ?tan lineales como estériles? respecto al rol de la industria y a la planificación sectorial de ese desarrollo. Por ejemplo, ¿ramas tradicionales o de punta? Hoy cuenta con una capacitación politécnica de vanguardia, en diseño de tejidos, materiales high-tech, moda, marketing, con casi 1.200 equipos en frontera internacional y varios institutos de investigación y desarrollo. Higa Tech Textile Research Institute, que atiende el desarrollo de moda y marketing, prototipado a lo largo de toda la cadena; el KCFA de las diez empresas de mayor tamaño, el DGTIA, creado por el Ministerio de Industria; DAEQU, dedicado a recursos humanos, apoyo integral a Pymes y hasta un museo textil y el Le Domme, que cuenta con un showroom para futuros diseñadores, prototipado, comercialización (10.000 pequeñas unidades asociadas que autoproveen escala), entre otros.

Hoy Corea del Sur produce rodillos para cintas transportadoras, tejidos teflonados para alimentos, textiles lumínicos, filtros con mayor resistencia, tejidos cerámicos, autocares en base a fibra de carbono, fundas para neumáticos en nieve, repuestos de cañería y otros materiales ultralivianos en base a fibra de carbono (bicicletas, palos de golf, raquetas, cañas de pescar, entre otros).

Corea no se preguntó si industria sí o no. No se conformó con salarios bajos. Desafió todas las señales del mercado y logró el desarrollo dentro de una cadena industrial que en la mayoría de los países del mundo sigue mostrando cuantiosos desafíos y altos niveles de informalidad laboral.

(*) Economista y especialista en desarrollo industrial.

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