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¿Cómo funciona el sector editorial en nuestro país?

26 abril de 2016

Por Martín Slipczuk

Todos los años, cuando la Feria del Libro abre sus puertas, la literatura inunda las calles de Buenos Aires. Sin embargo, poco se sabe de esta industria nacional, una de las tres más importantes del idioma español y que en el 2014 rompió el récord de publicaciones con 128 millones de unidades.

“El sector editorial argentino es muy fuerte, está en el podio dentro del habla hispana. España domina el mercado y con México competimos por el segundo lugar”, explicó a El Economista Trinidad Vergara, presidenta de la Cámara Argentina de Publicaciones. Asimismo, Vergara destacó que “la industria editorial nacional está llena de editores nuevos”, algo que no sucede en los otros países.

Según los datos de la Cámara Argentina del Libro, en el país se produce un libro cada 18 minutos. Sin embargo, en el último año la producción cayó 35% y desde el sector se mostraron preocupados porque hasta ahora los números del 2016 son aún peores. “Las librerías reciben casi mil novedades por mes y no tienen espacio físico para exponerlas. En los últimos años se han triplicado la cantidad de títulos, pero no se han triplicado los metros cuadrados de las librerías”, ejemplificó Luis Quevedo, el gerente general de Eudeba.

“El autor del libro se queda con el 10% del precio, mientras que casi siempre el editor se queda con menos de ese porcentaje. La mitad del valor final se queda en el canal de comercialización (distribución, librerías, etcétera)”, explicó Vergara, y añadió: “El editor recibe el 50% y le da una décima parte del total al escritor. De ahí en más, sólo queda el 40% para el costo industrial y para la preparación de contenido”.

Un dato sorprendente es que, si bien el 17% de la producción del último año se produjo en soportes digitales, las ventas de e-books sólo representan el uno por ciento del mercado. “Las editoriales deben estar a la altura de los tiempos con un foco en los temas digitales, pero también trabajando codo a codo con la cadena de valor, imprentas y librerías para poner al libro en el lugar que se merece entre los consumos culturales”, aseguraron a El Economista desde el grupo Penguin Random House, la principal empresa del sector editorial.

En los últimos años, el sector estuvo en el centro de la tormenta luego de que el control del comercio exterior impuesto por el kirchnerismo afectara al comercio de los libros, un sector que en el 2015 tuvo un saldo comercial negativo de US$ 13 millones. “Todavía sufrimos los coletazos que arrastramos del Gobierno anterior. No creo en la mala fe de los funcionarios, pero creo que, por lo menos en cuanto al sector editorial, fueron ignorantes”, disparó Vergara, quien además dirige V&R Editoras.

Una queja común en los editores fue la presión tributaria que existe en el país y que dificulta la disputa del mercado de habla hispana con España, México y Colombia, los principales competidores. “Para disputar el mercado internacional el sector tiene que estar en igualdad de posibilidades y debe mejorar su calidad de producción”, afirmó Quevedo, de Eudeba. Vergara, por su parte, manifestó que “la decisión política del nuevo Gobierno es volver a conectar los libros argentinos al mundo”.

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