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El dólar desafía al BCRA

El mercado cree que la divisa estadounidense terminará el año alrededor de $17

24 febrero de 2016

La llegada del dólar a los $15 representa un desafío para el Banco Central dirigido por Federico Sturzenegger, que ahora deberá decidir si mantiene elevadas las tasas en pesos de corto plazo para tratar de estabilizar el tipo de cambio. El ambiente está revuelto por las turbulencias externas y la agitación local con el fin de la “luna de miel” tras la elección de Mauricio Macri, pero el organismo monetario tiene margen para acotar la volatilidad y encarrilar la cotización de la moneda.

La última escalada del dólar tuvo lugar incluso después de que el BCRA subió 25 puntos básicos las tasas de las Lebacs a 35 y 63 días para incentivar la absorción de pesos que, de otro modo, irían a la compra de la divisa norteamericana. “Se espera que el BCRA reaccione a la tendencia alcista en el tipo de cambio, inicialmente con herramientas monetarias, para agregar intervenciones directas en el mercado si las circunstancias lo ameritan”, dice la consultora Empiria.

Los analistas coinciden en que la masa de Lebacs continuará expandiéndose. Sin embargo, algunos dudan de que Sturzenegger salga a vender dólares para enfriar los ánimos. Entre este bando, la consultora 4Cast dice que, por el contrario, el Banco está comprando divisas para eventualmente hacer algún desembolso parcial a los holdouts. Este razonamiento supone que el Gobierno podría tener que pagar algún tipo de adelanto de sus propios bolsillos como nueva prueba de buena fe.

Por un lado, es cierto que el peso argentino es la moneda que más bajó desde el inicio del año entre las de los mercados emergentes, lo que se suma a la devaluación que aplicó Macri para deshacer los controles de cambios heredados del kirchnerismo. Pero no hay que perder de vista que en enero, por momentos, la unidad local mostraba una llamativa apreciación mientras que otras, como el peso mexicano y el real, descendían.

Estos altibajos reflejan una volatilidad que era previsible desde que el Gobierno liberó la moneda, a tal punto que hasta el propio programa que divulgó Sturzenegger al comienzo de su gestión hace alguna referencia a la flexibilidad al alza o la baja del dólar. Motivos no faltan: desde las elucubraciones globales sobre qué hará China con el yuan hasta los trascendidos desde el despacho del juez Thomas Griesa pasando por las paritarias docentes. Todo parece repercutir en la plaza cambiaria local.

El mercado tiene internalizado esto y, a pesar del repunte del billete verde, todavía cree que terminará el año en alrededor de $17, un nivel que implicaría una depreciación de 25% desde los $13 del arranque de 2016. Esta caída anual sería más o menos de la misma magnitud de la devaluación de diciembre y coincidiría con la meta de inflación que planteó el Gobierno, dejando las ganancias de competitividad de la economía del lado de la productividad más que de la devaluación.

Las proyecciones de mediano plazo para Argentina y los países vecinos permiten vislumbrar algunas diferencias sustanciales entre lo que sería la marcha del peso argentino con el Gobierno de Cambiemos, y lo que fue durante el kirchnerismo, además del entorno regional. Una vez pasado este 2016 de transición, la depreciación de la moneda doméstica perdería ritmo, a la par de una inflación descendente en una economía menos lastrada por el gasto público.

Esto no solo es lo opuesto a lo que ocurrió en Argentina en la década pasada, sino que además contrastaría con lo que puede ocurrir en el resto de Latinoamérica. En Brasil, el real sufrió el año pasado un desplome que no esperaba nadie a medida que el país se hundía en una recesión inédita y escándalos de corrupción. Aunque la moneda difícilmente vuelva a resentirse tanto como en 2015, todavía le esperan nuevas bajas de dos dígitos, ante un panorama poco claro para la consolidación presupuestaria.

Incluso México, hasta ahora el último bastión de estabilidad en la región, empezó a mostrar indicios leves de contagio de la espiral de devaluación e inflación de la que está saliendo Argentina. Conscientes de esto, las autoridades mexicanas subieron inesperadamente las tasas de interés en días recientes, con la esperanza de que esto alcance para cortar el ciclo negativo. Todas las otras economías latinoamericanas están en el mismo camino de ajuste monetario y Argentina no será la excepción.

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