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Las metas de Prat-Gay y el rumbo de los precios

La dinámica inflacionaria será clave

22 enero de 2016

Hacer política económica nunca es fácil, y menos por estas pampas. La interacción de las diversas variables macro es muy alta y la sensibilidad de la población (y la política) con respecto a estas cuestiones, también. Hay que avanzar con cuidado aun cuando las urgencias sean apremiantes y los deseos de establecer otro régimen económico sean claros.

Gradualismo manda

El equipo económico que conduce Alfonso Prat-Gay (más heterodoxo de lo que muchos suponen) parece estar entendiendo esta premisa y el gradualismo parece ganarle la pulseada al shock. El gradualista (demasiado, para algunos) plan fiscal es un claro botón de muestra. La decisión de dejar flotar el tipo de cambio pero sin que supere los $14 también muestra que los gradualistas le han ganado la pulseada, en este caso, a los que pregonan una flotación más libre.

El 2016 se plantea como un año de transición. No van a ir por todo sino, a lo “Mostaza”, irán paso a paso normalizando “la macro” y desactivando la herencia. Lo refleja la expectativa oficial para el PIB: un avance de apenas 0,5%. La transición gradual conlleva, sin embargo, desafíos varios. El más grande es que el cambio en el mix de políticas no se traduzca en un ajuste severo en el nivel de actividad que, si bien está virtualmente estancado desde 2011, todavía permanece en niveles altos.

Allí, la clave será la dinámica inflacionaria. Si se desboca, y los ajustes salariales se quedan muy cortos, el consumo (el principal motor de la economía) podría resentirse demasiado y la recesión podría agudizarse (afectando los ingresos y obligando a ajustar aún más el gasto primario). Asimismo, debilitaría políticamente al Gobierno y auguraría meses de conflictividad sindical en alza. Además, la suba en las tarifas (el plan ya está listo, confiaron fuentes oficiales a El Economista) supondría otro golpe para el ingreso disponible de los agentes.

Buenas señales

Afortunadamente (para todos), el frente inflacionario estaría trayendo buenas noticias y el Gobierno podría llegar a marzo con una inflación en claro descenso. La clave, allí, será lograr que los sindicatos negocien con la inflación proyectada en mente, y no con la interanual (que superará el 30% por esas fechas).

“La evidencia refleja que el repunte inflacionario posterior a la devaluación ha sido de bastante menor intensidad que la que se temiera a priori”, dice Federico Muñoz en su último informe. “La realidad estaría dando la razón a los colegas que sostenían que muchos precios tenían incorporado un tipo de cambio bastante más alto que el oficial”, amplía.

Algo más escéptica es la visión de Analytica: “Luego de haber controlado el mercado cambiario y con las reservas internacionales en aumento, el principal desafío es domar a la inflación. Es un punto clave, no sólo por para la consolidación del proceso de normalización económica sino también para el fortalecimiento político del flamante Gobierno. La meta anual de (20-25% para 2016) apunta a contener las expectativas y lograr que los precios presenten un alza muy similar a la que tuvieron el año pasado. Si bien mejoramos nuestras perspectivas para este año, los inminentes ajustes de las tarifas y el gradual traslado a precios de la devaluación le pondrán un piso elevado a la inflación que estimamos en torno de 30%”.

Un consultor muy solicitado de la city, que pide off the record, sostiene que la inflación continúa desacelerándose y calcula que el primer mes del año podría cerrar en 3,2%, 0,5 punto por debajo de la marca de diciembre (3,7% según el IPCGCBA). Asimismo, dice, febrero podría terminar en 2,2%. Sin embargo, cuando suban las tarifas de los servicios públicos, habría otro shock sobre los precios y, por eso, no descarta que el Gobierno postergue algunos meses la decisión. Hasta que pasen las paritarias, al menos. Aun así, hacia mediados y finales de año, la inflación podría estar por debajo de 1% mensual y cerrar el año en 28%.

“Proyectamos para 2016 una inflación de 27% con tendencia a la baja, cerrando el año en 1,5% mensual. A su vez, creemos que los registros de febrero y marzo, afectados por la esperada suba de tarifas, podrían ubicarse por arriba del 3% mensual”, sostienen desde Elypsis, y confirman que la inflación se está frenando: en diciembre los precios subieron 0,9% por semana (promedio) y en la última semana de enero relevada (11/1 hasta 17/1) lo hicieron al 0,4%. La inflación mensual, dicen, seguirá cayendo tendencialmente aunque advierten que podría tener un piso de hasta 3% en febrero y marzo si el Gobierno decide ajustar las tarifas.

El Gobierno (y la economía) parecen haber salido del cepo más enteros de lo que propios y ajenos suponían. Lograr que la inflación continúa a la baja será clave para evitar que, en 2016, el modelo ajuste vía el nivel de actividad, y para lograr que los argentinos vuelvan a apostar por el peso y el país abandone el exótico club inflacionario al que se abonó en los últimos años.

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