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La economía política tras la eliminación del cepo cambiario

Las claves a mirar tras la corrección del tipo de cambio

18 diciembre de 2015

Muy rápido, y a menos de una semana de asumir el poder, el nuevo Gobierno cumplió con una de sus promesas más ambiciosas de la campaña electoral: eliminar el cepo cambiario. Pasó la gorra con éxito y se animó a ir por todo. “Están dadas las condiciones”, dijo Alfonso Prat-Gay, el encargado de anunciar las buenas nuevas. La noticia fue bien recibida por los gurúes. “Es un paso en la decisión correcta”, dijo Mario Blejer. “Las medidas anunciadas constituyen un

avance en la dirección correcta hacia la normalización de la economía, prerrequisito fundamental para volver a crecer”, analizaron desde Ecolatina. “Era una señal necesaria para la inversión”, expresó Rodrigo Alvarez, director de Analytica. “Volvemos a tener la posibilidad de crecer”, manifestó Jorge Remes Lenicov. “Es muy positivo volver a la normalidad”, analizó Martín Redrado.

Los (múltiples) desafíos

Pero antes de volver a crecer, hay que pasar el verano, administrar los posibles coletazos y ver el éxito que tendrá el equipo económico (y político, también) en estabilizar los nuevos precios relativos. Hay varias claves a mirar. Lógicamente, la más importante es ver qué pasará con la dinámica cambiaria, es decir, con la interacción entre la oferta y demanda de dólares. ¿Las reservas aguantarán la esperable y pronunciada, suba en la demanda de divisas tras la liberación del cepo? La otra clave a mirar, como ocurre tras cada movimiento cambiario sustantivo, es el traslado a precios de la devaluación. El punto de partida no es favorable: estamos en un contexto inflacionario (los precios subieron nada menos que 1,2% en la primera semana de diciembre, según Elypsis) y tenemos un CV temerario en materia nominal. Si los precios de desbocan, como ocurrió tras la devaluación de enero de 2014, las mejoras en la competitividad-precio serán “devoradas” por la inflación y se podría desatar una carrera dólar versus tasas que hunda la economía real. Para evitar esa infame carrera, tan conocida por los argentinos, será clave que los agentes perciban que la nueva paridad cambiaria se sostendrá allí y, en el mientrastanto, se queden en pesos. Las expectativas de devaluación y los retornos en pesos (es decir, la tasa de interés) serán claves para evitar la carrera dólar versus tasas. Será fundamental, asimismo, el acuerdo de precios y salarios que, tal como anticipó Prat-Gay, comenzará a discutirse a mediados de enero entre el Gobierno, los sindicatos y las empresas. Con una inflación en ascenso (y todavía resta el ajuste en las tarifas que se espera para el verano), las negociaciones paritarias de 2016 no serán fáciles. El equipo económico debe procurar que, cuando llegue ese momento, el shock inflacionario generado por la “deva” haya quedado detrás. Con eso se juega una parte importante del éxito del programa económico. Los economistas esperan un salto en los precios en los próximos meses pero creen que, si hay un plan integral detrás (que incluye el abultado rojo fiscal), la tasa de inflación podría comenzar a descender hacia mediados de 2016.

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