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Con una pequeña ayuda de China

Sin el swap, las reservas netas caen pronunciadamente

07 octubre de 2015

(Columna de Facundo Matos Peychaux)

Alejandro Vanoli, presidente del Banco Central, cumplió este mes su primer año al frente del organismo. Cuando asumió su función, las reservas internacionales del organismo sumaban US$ 28.000 M y con tendencia al descenso. Un año después, tras un pico de US$ 33.943 M a fines de julio de este año, los activos del BCRA oscilan en torno a los US$ 33.000 M. Así todo, la escasez de dólares que había en aquél entonces está lejos de haberse revertido.

Durante la celebración del 66º aniversario de la fundación de la República Popular China, el embajador de ese país en Argentina, Yang Wanming, reveló que el Gobierno buscará ampliar el swap de monedas convenido en 2014. Aunque ya hubo gestiones ?y hasta un contacto entre la presidenta Cristina Fernández y su par chino, Xi Jinping, en la reunión de las Naciones Unidas?, las negociaciones continuarán en Perú durante las reuniones anuales del Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a la que asistirán el titular del BCRA, Alejandro Vanoli, y autoridades del Banco Popular de China.

Si el acuerdo se concreta según los trascendidos, el alivio para las arcas del BCRA sería doble. Por un lado, con el roll over del swap se evitaría tener que empezar a pagar la devolución de los yuanes recibidos en octubre de 2014 (unos US$ 800 M), que se debían empezar a devolver a partir de cumplido un año. Pero por otro lado, si se amplía el máximo, el Banco Central podrá mostrar un crecimiento cuando las reservas se vean más comprometidas por los vencimientos que se deben afrontar en octubre: el Boden 15 por US$ 5.900 M, el BP15 emitido por la provincia de Buenos Aires por US$ 550 M ?del que de todos modos ya se logró canjear una parte importante? y el Bonar 2017 por US$ 223.

“Teniendo en cuenta que para septiembre se había agotado casi en su totalidad la línea de financiamiento y que en octubre había que empezar a devolver el swap, pagar el Boden 15 y encarar un trimestre en el que la liquidación de la cosecha es estacionalmente más baja y cuando la presión va a seguir aumentando a medida que nos acerquemos cada vez más a las elecciones, se juntó todo y algo había que hacer”, señala Juan Pablo Paladino, jefe de investigaciones de Ecolatina. Por eso, para Maximiliano Castillo Carrillo, esta es una noticia positiva. “En el primer trimestre jugó a favor logrando una tranquilidad cambiaria que duró varios meses”, pone como ejemplo el director de la consultora ACM.

De todos modos, detrás de la buena noticia que podrá mostrar el Banco Central y la tranquilidad cambiaria que pueda ganar, se esconden una tendencia negativa de las reservas netas y un peso creciente de los yuanes sobre el total de activos del Banco Central.

En la actualidad, según estimaciones privadas, las reservas brutas (en torno a los US$ 33.500 M) se componen en un tercio (cerca de US$ 10.150 M) por yuanes. “Sacando el swap con China, en septiembre las reservas brutas estarían en US$ 22.500 M”, asegura Lorenzo Sigaut Gravina, economista jefe de Ecolatina.

Todo depende de la rigurosidad con que se observen las reservas. Si se quitan los activos que no son propios del Banco Central, como los encajes bancarios (por encima de los US$ 7.000 M) y los Cedin (US$ 600 M), las reservas quedarían cerca de los US$ 15.000 M. Sin las tenencias que son propias pero no están en dólares, como los US$ 3.000 de Derechos Especiales de Giro (DEG's) y los US$ 2.000 en oro, caería a cerca de US$ 10.000 M de reservas netas, a los que todavía se le pueden restar los pagos retenidos a los holdouts por la sentencia del juez Thomas Griesa y las deudas flotantes con importadores. Como señala Paladino, “si uno es lo más estricto que se puede ser, casi no hay reservas netas, pero si uno deja algunos componentes, se puede decir que están cerca de los US$ 10.000 M”.

De uno u otro modo, lo que está claro es que el nivel es bajo. A junio, el ratio de reservas brutas sobre PIB en Argentina era uno de los más bajos de América Latina. Mientras era del 33,5% en Uruguay, del 29,2% en Perú, del 15,6% en Brasil y del 15,1% en México, en Argentina llegaban apenas al 6,3%, el equivalente a 7 meses de importaciones contra 20,9 en Uruguay, 20,7 en Brasil, 18,4 en Perú y 5,8 en México.

“Pero es un número más reducido todavía en un contexto en el que tenés a todos mirando el dólar”, remarca Paladino. En una edición pasada de El Economista, Carlos Pérez señalaba en la misma línea: “A la hora de hablar de reservas, el nivel que requiere Argentina depende de más variables: la comercial, que son los meses de importaciones, el pago de compromisos de deuda en dólares, y también la variable financiera, porque no es ilógico pensar que una parte de los agregados monetarios quiera dólares y en algún momento vaya a buscarlos”.

La película

Sin embargo, las reservas netas vienen cayendo a un ritmo importante no desde los últimos días sino desde 2011, a pesar de las alzas y bajas que el Banco Central logró mostrar a través del swap chino en el nivel de activos brutos.

¿Qué hay detrás de esa tendencia? La falta de generación genuina de divisas, que a su vez responde a los desequilibrios de la política macroeconómica. “Lo que hay es la respuesta de la economía a los mensajes que da la política macroeconómica. Es otro reflejo más como lo son el estancamiento, el cepo, la inflación, el deterioro del resultado comercial o el déficit fiscal”, enumera Castillo Carrillo.

A futuro, la buena noticia es que cualquiera de los candidatos presidenciales parece tener en mente el mismo diagnóstico sobre el estado actual de las cosas y parecería tener en carpeta medidas similares, aunque con divergentes modos de aplicarlas. La mala noticia es que ?como advierte Paladino? “cuantas menos reservas haya, menos margen de maniobra va a tener el próximo Presidente”. La cantidad de divisas en el Banco Central que reciba el próximo Gobierno serán un dato fundamental para tomar decisiones en torno al tipo de cambio, una de las variables que, todos coinciden, hay que modificar. Pero en la medida en que los dólares sigan siendo cada vez menos y los pesos cada vez más, el espacio para el gradualismo se irá cerrando.

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