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La provincia fue (y será) decisiva

En las elecciones pasadas y en el balotaje que vendrá

30 octubre de 2015

La provincia de Buenos Aires fue una de las claves detrás del sorpresivo resultado de las elecciones.

Para la candidatura de Mauricio Macri, la PBA fue un bastión fundamental. Entre las PASO y la primera vuelta, el candidato de Cambiemos sumó casi 3 millones de votos en todo el país, de los cuales un tercio vinieron de la provincia más populosa del país.

Lo favoreció el triunfo de María Eugenia Vidal, que recibió un masivo corte de boleta contra Aníbal Fernández por parte de votantes de todas las fuerzas. De hecho, la gobernadora electa sacó casi medio millón de votos más que Macri en el distrito, mientras que todos los demás presidenciables estuvieron por encima de sus candidatos a gobernador.

Mientras tanto, el FpV no hizo una buena elección: Daniel Scioli superó su marca de agosto en apenas 1.000 votos y no solo no logró recuperar las ciudades grandes del interior como La Plata y Mar del Plata, donde esperaba un mejor resultado, sino que cayó por una diferencia más amplia que en las PASO.

Balotaje y después

De esta forma, Vidal cortó con 28 años de gobierno ininterrumpido del peronismo en la provincia y le dio al PRO su mayor extensión territorial desde sus inicios. Por primera vez desde que la Constitución de 1994 proclamó a la ciudad de Buenos Aires como una ciudad autónoma, su jefe de Gobierno, el gobernador bonaerense y el Presidente podrían llegar a ser del mismo partido, lo que supondría una concentración de poder económico, simbólico e institucional inédito en los años recientes.

Vidal tendrá que gobernar sin quórum ni mayoría propia en la Legislatura provincial, donde el FpV seguirá siendo la primera minoría y será fundamental el rol negociador del Frente Renovador como tercer partido. De todos modos, la mayoría de gobernadores bonaerenses han iniciado sus gestiones sin mayoría y se han procurado atraer a legisladores de otros bloques durante su mandato, lo que tampoco tendría problemas en hacer Vidal por cuanto contará con los recursos institucionales y económicos. Lo mismo valdrá para intendentes con origen peronista, para quienes la necesidad de financiamiento provincial será un factor que quitará tensión a la relación con la gobernadora.

A su vez, se produjo un gran cambio en el mapa de poder a nivel municipal. Detrás del FpV, Cambiemos será la fuerza con más intendencias, repartidas entre radicales (en el interior provincial) y macristas (en el GBA). De las 29 ciudades más grandes de la provincia, las que superan los 150.000 habitantes, el PRO gobernará 9. Entre ellas Tres de Febrero, Quilmes, Lanús, La Plata, Bahía Blanca y Pilar, desplazando al Frente Renovador en poder territorial. Lo que no tendrá, sin embargo, es mayoría en buena parte de los concejos de esos partidos, donde el FpV sigue conservando una amplia representación.

De cara al balotaje, la gran pregunta es hacia qué harán los que votaron a Sergio Massa. En ese sentido, la PBA no es menos decisiva. De allí provino el 40% de sus votos y es en el GBA donde se da de manera más nítida la dualidad entre peronismo y antikirchnerismo que caracteriza a sus votantes.

Sin elecciones a nivel municipal ni provincial, el escenario que se abre camino al 22 de noviembre en el distrito será muy distinto. Los dirigentes locales estarán menos motivados a hacer campaña, lo que perjudicaría al FpV, la fuerza con más peso territorial de las dos que se medirán en la segunda vuelta. Como contrapartida, Scioli podrá evitar el arrastre negativo de las boletas subnacionales que lo acompañaban.

En cualquier caso, lo que suceda en el distrito, origen del 38% de los votos a nivel nacional, será determinante.

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