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La situación del sector automotriz

A la espera del nuevo Gobierno y con la especialización como horizonte

18 septiembre de 2015

Como si se tratara de un nadador que intenta llegar a la costa casi sin fuerzas y con poco aire, la plaza automotriz argentina llega a la elección presidencial boqueando, con las empresas frenando suspensiones y despidos, esperanzadas que con el nuevo Presidente la situación sea distinta.

Según el informe de la Asociación de Concesionarios (ACARA) el número de patentamientos (ventas efectivas realizadas) cayó en agosto hasta apenas 54669 unidades, 6,4% menos que en agosto de 2014, por lo que el mes pasado fue el peor agosto desde 2009.

Con este resultado, en los primeros ocho meses de este año en Argentina se patentaron 432.431 vehículos, 14% menos que en enero-agosto del año pasado. Y, en este caso, también tenemos el peor enero-agosto de los últimos seis años.

De ese modo, el año 2015 apunta a una venta anual de 588.000 vehículos, algo por debajo de las 600.000 unidades que pronosticaron los presidentes de las empresas radicadas en el país a mediados de este año. De cumplirse, el 2015 será el peor año desde 2009, y estará a años luz de la venta de 956.884 autos de 2013, récord absoluto de toda la serie.

La presente crisis está llevando al parque automotor argentino a un nuevo ciclo de envejecimiento: en 2013 se vendían 52 autos nuevos por cada 100 usados vendidos, mientras que en este momento se están vendiendo apenas 37,8 autos nuevos por cada 100 vendidos.

Es la menor proporción de nuevos por cada 100 usados de las dos presidencias de Cristina Kirchner. Por lo que puede decirse sin temor a equivocarnos, que con la actual conducción política el desarrollo alcista del parque automotor argentino ha desaparecido.

Las condiciones de mercado cerrado se pueden comprobar al ver los tres vehículos que están subidos al podio de los modelos más vendidos. En 2013 los tres más vendidos fueron el VW Gol, el Chevrolet Classic y el Renault Clio. En 2014 arriba de todo estuvieron el VW Gol, la Toyota Hilux y el Renault Clio. Y en los primeros ocho meses de 2015 los que mandan son el VW Gol, el Chevrolet Classic y el Fiat Palio...

Las exportaciones

La peor parte de toda esta coyuntura, incluso bastante peor que lo ocurrido con la venta interna, tiene que ver con la exportación. El envío de autos fronteras afuera, que habla sobre la venta efectiva realizada en el exterior ofrece claramente el peor resultado de todos.

En agosto de este año se mandaron al exterior 21.355 vehículos, 22,2% menos que en agosto del año pasado. Por lo que fue el peor agosto desde 2005, o sea la peor exportación de las dos presidencias de Cristina Kirchner, debido esencialmente a dos cosas, la equivocada política cambiaria y la tremenda crisis de Brasil.

Y el bajón de agosto fue apenas una mancha en medio de todo el desplome: en enero-agosto de este año se exportaron 175.478, 21,3% menos que en el mismo periodo de 2014, por lo que este año tenemos la peor exportación desde 2009.

Antes del cepo cambiario, con costos en dólares en línea con el mercado real, Argentina exportaba el doble de lo que se exporta ahora. En ocho meses de 2011 se exportaron 343.428 autos. Con el cepo, costos y salarios subiendo en dólares en las empresas locales, los autos argentinos subieron notablemente medidos en billetes verdes, al tiempo que en Brasil, Colombia, México y otros países de Latinoamérica se fueron devaluando al compás de la caída de sus respectivas monedas.

Por supuesto, el foco de la crisis exportadora está en la crisis de Brasil. Hasta hace un par de temporadas el principal socio del Mercosur se llevaba más del 90% de los autos que Argentina mandaba al exterior. En enero-agosto de este año Brasil se llevó el 77,3% de los autos exportados, México el 4,7%, Oceanía el 3,5%, Europa el 2,9%, Africa el 2%, Colombia el 1,9%, Chile el 1,6%, Paraguay el 1,5%, Uruguay el 1,1% y el resto del mundo el 3,5%.

La producción

Con el tamaño de mercado que efectivamente estamos teniendo, las empresas toman decisiones y van mostrando los pasos por seguir. Por eso, según la Asociación de Fabricantes (ADEFA) las terminales sorprendieron en agosto con una mejora en la fabricación, el número que habla sobre la perspectiva que las compañías esperan para los próximos meses.

Las 10 empresas que producen autos en el país terminaron en agosto (con mayoría de piezas importadas) 49.048 unidades, 7,1% más que en agosto de 2014. En enero- agosto de este año la fabricación llegó a 364.574 vehículos, 9,6% menos que en los primeros ocho meses de 2014, por lo que -pese al movimiento alcista de agosto- aún tenemos la peor fabricación desde 2009.

Otro dato que llega desde ACARA, y que habla sobre el momento difícil que vive el sector es que se esta vendiendo cada vez más a crédito. Por cada 100 autos vendidos, en 2009 se vendía financiado el 26,8% de las colocaciones, y esa proporción fue creciendo sin freno: pasó al 34% en 2010, 38% en 2011, 42% en 2013, 44% en 2014 y, atención, casi 49% en 2015.

O sea que casi la mitad de los autos que se venden ahora en la Argentina se pagaran en los próximos meses o años, lo cual anticipa que la demanda por venir estará sustancialmente planchada.

Por supuesto, no todas las empresas financian igual. Para poder vender, algunas tienen que hacerlo a crédito y otras se resisten. Por cada 100 autos vendidos, Fiat vende financiado el 69,4%, Renault el 57%, Chevrolet el 50,9%, Ford el 50,6%, Volkswagen el 46,7%, Mecedes Benz el 42,4%, Peugeot el 40,9%, Citröen el 38% y Toyota apenas el 20,6%.

En ese sentido, según ADEFA, en agosto las terminales repartieron en los concesionarios 59.592 unidades, con una fuerte suba del 16,6% contra agosto del año pasado, en algo que puede definirse como el mejor reparto en mucho tiempo.

Con este impulso, que de alguna manera refleja una confianza del sector en el recambio que va a tener el poder político, en enero-agosto de este año se llevan repartidos en las concesionarias 407.653 vehículos, apenas 1% por debajo del número anotado en los ocho primeros meses de 2014. La baja contra el año pasado es mínima, pero el número anotado de este año refleja que  2015 aún es el peor año desde 2009.

Si se profundiza un poco mas en qué tipo de unidades se repartieron, el análisis genera una mueca de mayor preocupación: la suba en el reparto de autos a los concesionarios se debió, esencialmente, a un aumento importante en la entrega de autos importados.

Según ADEFA, en agosto se repartieron 34.063 importados, con un notable aumento del 30,3% contra el número de agosto del año pasado. Pese a esto, en enero-agosto de este año se llevan distribuidos 223.292 importados, 2,7% abajo de los repartidos en los primeros ocho meses de 2014. Y en este renglón también tenemos el peor año desde 2009.

Mientras creció 30,3% el reparto de importados, en agosto se distribuyeron 25.529 vehículos nacionales, 2,2% más que en agosto 2014. Y en enero-agosto de este año se llevan repartidos 184.361 unidades nacionales, 1,1% más que en ocho meses de 2014.

Con todo este tipo de reparto, el ocho meses de este año, por cada 100 autos nuevos distribuidos en la red, 54,8% son importados y 45,2% son nacionales, con la mejor participación de nacionales de toda la serie, lo cual habla muy bien sobre el trabajo que está realizando al ministra de Industria Débora Giorgi para desarrollas el sector.

Sin embargo, como los denominados autos nacionales tienen apenas 27% de piezas efectivamente locales (o sea, acá armamos vehículos que tienen 73% de piezas que vienen de afuera).

O sea, en los hechos, claramente, la política industrial aplicada por Argentina en los últimos años no ha cumplido con su objetivo.

Detrás de las enormes presiones que viven las empresas, en algo bastante parecido a lo que está sucediendo desde hace rato con el Indec, la cámara que reúne a los fabricantes (ADEFA) está retrasando la entrega de las cifras. Este retraso ocurre en plena campaña electoral: nadie lo dice a viva voz, pero esta decisión hace suponer a los analistas que el retraso se hace con la idea de que dando menos malas noticias se obtendrán más permisos para llevarse más dólares.

De ese modo, con bastante retraso, se sabe que en los primeros cinco meses de este año (enero-mayo) la producción de las distintas terminales fue muy desigual. Comparando lo producido entre enero y mayo de este año contra igual lapso de 2014 se obtiene que el ritmo de fabricación de la alemana Volkswagen bajó apenas 5,3%, la francesa Renault se redujo en 7,4%, la estadounidense Ford achicó 8,6%, la alemana Mercedes Benz 11,8%, la francesa Peugeot-Citröen 15%, la italonorteamericana Fiat Chrysler bajó 17,6%, la japonesa Toyota 21,2%, IVECO 25,4%, la estadounidense General Motors achicó un notable 28,3% y la fabricación de la japonesa Honda se hundió 76,4%.

La compañía que más fabricó en los primeros cinco meses de este año fue Ford (37.671 unidades), seguida por Fiat-Chrysler (34.390), Renault (30.048), Toyota (29.771), Volkswagen (27.882), General Motors (25.675), Peugeot-Citröen (22.035), Mercedes Benz (6.258), IVECO (1.440) y Honda (984).

Entrevista a Gonzalo Dalmasso, coordinador del sector en Abeceb.com

"El sector está tendiendo a la especialización"

Las noticias que vienen de Brasil no son buenas. ¿Cómo está afectando el devenir del país vecino al sector automotriz?

Estamos teniendo un ajuste significativo de la producción que se explica sobre todo por Brasil. El 50% de la producción local se destina al mercado brasileño, que viene en retroceso desde principio de año, incluso agudizando la caída en los últimos meses. Nosotros proyectamos que el mercado brasileño va a caer en torno al 25%, es mucho. En un mercado que venía siendo de 3 millones de unidades, este año van a ser 2,6 millones. Aparte de ese contexto, Argentina está en una posición competitiva más débil. Si bien hay cierta complementariedad en las estructuras y eso nos daría cierto margen de previsibilidad en lo que es la variación cambiaria, estamos en un escenario con un cambio muy importante en la paridad cambiaria. En Brasil los autos y el salario se abarataron mucho; los costos allá van hacia la baja mientras que acá es lo contrario. Además tenés sobrecapacidad productiva allá, el uso de la capacidad instalada está en torno al 50%. Por todo esto, las exportaciones van a caer este año a Brasil en torno al 25-26% y hacia el resto, quizás presente cierta alza pero por cuestiones vinculadas a decisiones de las empresas.

¿La pérdida de demanda externa no se logra compensar con demanda interna?

Por el lado del mercado interno, por la vuelta del uso del tipo de cambio como ancla nominal sumado a la ampliación de la brecha cambiaria, hay una demanda que está traccionando. Pero faltan autos. Nosotros estimamos que el mercado va a estar en torno a los 600-605 mil. Aunque daría para mucho más, la restricción de oferta hace el mercado esté limitado, sobre todo porque al caer las exportaciones a Brasil se reduce el ingreso de dólares y surgen los cupos al acceso a divisas y eso presiona sobre la producción.

¿Este contexto está afectando el empleo del sector?

Lo que tuviste fue cierto ajuste del empleo el año pasado, cuando comenzó la caída del sector. Este año no hubo tanto impacto exceptuando algunas empresas que están más expuestas a Brasil. Las que tienen una gran parte de su producción destinada al mercado brasileño, como Fiat o General Motors, es donde la caída de la producción es más abrupta y empieza a requerir cierta aplicación de suspensiones o programas de retiros voluntarios, aunque no llegan a ser despidos. Si se sigue deteriorando la situación en Brasil, el nivel de producción podría estar un poco más abajo y cuando te vas con la producción muy abajo de las 600 mil unidades, empiezan los problemas de empleo.

Otra parte de la cadena de valor donde Brasil es clave para Argentina es lo que tiene que ver con autopartes. ¿Ahí hay otro problema dado el contexto?

Más que un impacto este año, lo que tenés es un alerta muy importante para el año que viene. Con el real a 3,8 dólares es otro escenario en cuanto a la localización de autopartistas en la región. En el corto plazo se fueron poniendo límites con los acuerdos bilaterales, como con el Flex, que se redujo del 1,95 al 1,5, lo que limita el margen para que Brasil exporte sus autopartes liberadas de aranceles a Argentina. Y fundamentalmente ahora se está conteniendo por las restricciones de divisas. Pero es algo que va a tener que ser tenido en cuenta cuando se vaya liberalizando el comercio exterior. Habrá que enfocarse en neutralizar las asimetrías y trabajar en el tema competitividad, no solo en torno a la cuestión cambiaria sino a nivel tecnológico y más a nivel micro.

¿La especialización en torno a las pick-ups que está habiendo por parte de algunas empresas es una forma de paliar la pérdida de competitividad?

Si, ya en la última década fuimos tendiendo a la especialización y las pick-ups es uno de los ejes claves para Argentina. Hemos perdido competitividad para la exportación de vehículos medianos y para los chicos ni hablar. Y el mercado de pick-ups en América Latina tiende a seguir desarrollándose porque es una región que tiene mucha relevancia en actividades intensivas en recursos naturales, que son las que suelen demandar las pick-ups. Es el segmento que tiene la mayor ventaja competitiva en términos de inserción. Por eso el único vehículo que se exporta por fuera de América Latina es la Amarok y mirando las exportaciones por fuera de Brasil es prácticamente todo pick-ups. Seguramente veamos un mayor desarrollo en ese sentido en los próximos años.

¿Cuál es el clima de expectativas entre los empresarios del sector para el futuro? El presidente de Renault, Thierry Koskas, dijo que es "optimista de la marcha de la economía a mediano plazo".

El optimismo en el mediano plazo se viene dando hace varios años. Cuando las empresas empiezan a pensar la era pos kirchnerista, pensando en una mejora del ambiente de inversión y un arreglo de los desbalances macro que permita aprovechar las oportunidades que brinda el mundo. Pero lo que está aconteciendo últimamente es que algunas de esas oportunidades se van acotando cada vez más. Argentina tiene mucho margen para atraer inversiones y expandir sus exportaciones pero el escenario internacional moderó ese optimismo. Por otro lado, los ajustes del corto plazo se pensaba que con algunas medidas fiscales y con acceso a capital extranjero se iban a poder sortear muy fácilmente los problemas de inconsistencia macroeconómica, pero ahora entienden que el escenario es más complejo con la devaluación del real y la caída del precio de las commodities.

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