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Vientos cambiantes

La nueva configuración global tiene consecuencias negativas para Argentina

28 agosto de 2015

(Columna de Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit)

Los mercados globales experimentaron mucha volatilidad en los últimos días. La devaluación del yuan y la caída de la Bolsa de Shanghai potenciaron los temores respecto a la endeblez de la economía de China, sospechas que las autoridades intentaron conjurar mediante políticas expansivas. Tras una semana con fuerte volatilidad financiera, persisten las dudas respecto a la economía asiática y su posible impacto sobre el resto del mundo.

En el plano local, las implicancias comerciales de una desaceleración china no son tan directas. Las exportaciones hacia el país asiático son de baja elasticidad ya que se tratan, principalmente, de porotos de soja. Más relevantes son los impactos indirectos. China es el principal importador mundial de commodities, con lo cual el precio de los mismos podría verse afectado. Por otra parte, su menor demanda afectaría a Europa, Estados Unidos y Brasil, que verían reducidas sus exportaciones y, por ende, su crecimiento económico. En un efecto a dos bandas, Argentina también sufriría una merma en las ventas externas, que por cierto ya vienen bastante castigadas.

Financieramente, los vaivenes externos aumentan las presiones cambiarias. La demanda de dólarahorro no cede y la cotización del dólar paralelo alcanzó máximos históricos producto de elevadas expectativas de devaluación fundadas, a su vez, por la incertidumbre electoral y la combinación de alta inflación y tipo de cambio oficial atado al dólar. En este sentido, la devaluación de las monedas de los emergentes y la perspectiva de una menor capacidad para generar divisas en una economía que las necesita casi con desesperación refuerzan las expectativas de una futura corrección cambiaria.

El escenario electoral

La situación económica se complica en una etapa clave del proceso electoral. Según el dicho, las elecciones no se ganan sino que se pierden, y quien cometa menos errores será elegido Presidente. Con un buen caudal de votos, Scioli arranca con ventaja, pero su estrategia electoral, basada en atraer el voto independiente, sufre con la compañía de Carlos Zannini y Aníbal Fernández en la boleta, la “marca personal” que le hace el kirchnerismo, las inundaciones en Buenos Aires y los graves hechos ocurridos en Jujuy y Tucumán. La economía también importa, ya que el daño de una crisis puede ser terminal para las aspiraciones de Scioli. En este frente, el riesgo más importante proviene del mercado cambiario, que precisamente suma preocupaciones debido a la volatilidad del contexto internacional. Descartadas medidas de fondo, la clave para que el oficialismo evite un mal resultado en las urnas será acertar con la “sintonía fina” y esperar que no se profundicen los desequilibrios.

El mundo cambia

En perspectiva, están ocurriendo cambios importantes en la economía global. Por un lado, el superciclo de las commodities está llegando a su fin. Ello no implica necesariamente que las cotizaciones vayan a caer, pero sí que los riesgos estarán más sesgados a la baja que al alza. Por otro lado, también se espera que el escenario de hiperliquidez comience a cerrarse cuando la Reserva Federal inicie el ciclo alcista en su tasa de interés de referencia (que se demoraría un tiempo más a la luz de los recientes hechos). Un tercer cambio de relevancia mundial es la transición china de un modelo de crecimiento basado en las exportaciones y la inversión a otro centrado en el consumo. Este giro, que incluye además un proceso de liberalización económica, será gradual pero no por ello estará exento de tensiones, marchas y contramarchas.

La nueva configuración del escenario externo tiene consecuencias negativas para la economía argentina. El margen para conseguir dólares vía el comercio exterior será menor tanto por precios (commodities) como por cantidades (producto del menor crecimiento chino sobre el resto de nuestros socios comerciales). Asimismo, la volatilidad generada por la transición china y, cuando suceda, el alza en las tasas de interés internacionales encarecerá el crédito externo. El mundo no será tan favorable en los próximos años como lo fue en la década pasada, coincidiendo con un nuevo y complicado ciclo doméstico. Apelando a una analogía náutica, la economía hoy hace agua por todos lados y el viento comenzó a cambiar, pasando de cola hacia el frente. El próximo Presidente necesitará de mucha pericia para llevar el barco a buen puerto.

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