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Todos apuntan hacia el centro del espectro político

Los principales precandidatos procuran penetrar en el cofre del voto independiente

27 julio de 2015

Aninguno de los tres candidatos presidenciales con más probabilidades de suceder a CFK le alcanza el caudal electoral que necesitan para triunfar. Ninguno tiene la vaca atada y, por lo tanto, deben seguir buscando votos. Curiosamente, los votos están todos en el mismo lugar: en el centro del espectro político. Son votantes que no son ni antikirchneristas furibundos ni integrantes del núcleo duro del FpV. Están en el medio de esos extremos. Valoran algunas cosas de los últimos años, pero discrepan de otras. Votaron al FpV en algunas ocasiones y, en otras, prefirieron otras opciones. No quieren un regreso a los '90 ni una profundización a ultranza “del modelo”. Son independientes y muchos aún no han decidido su voto. Son, en definitiva, los que consagrarán al ganador en octubre. Por lo tanto, todos, sin excepción, apuntan a ese cofre.

Esto explica el giro discursivo de Mauricio Macri en las últimas semanas, que quedó marcado a fuego en la noche triunfal del 19 de julio. Por supuesto, el giro no implica que va a ganar esos votos. En rigor, el viraje también puede tener costos. Así como “el cambio justo” de Sergio Massa parecía ser el eslogan perfecto para el actual clima de época, él tampoco logró ser el representante de esa corriente de opinión y hoy figura tercero, y lejos, en las encuestas. Todos intentan, pero no está dicho quien logrará penetrar en ese cofre. Daniel Scioli también lo intenta y dice que se puede “mantener lo logrado” e ir por más con su estilo tan idiosincrástico de diálogo y consenso.

Esto no es un indicio de que el kirchnerismo seguirá ad eternum (en rigor, expira ineluctablemente el 10-D) sino que, cuando llega el momento de decidir a dónde arrumbar el barco en los próximos años, la sociedad (en promedio) se vuelve más conservadora. Siguen estando, desde ya, los críticos acérrimos y los que quieren un cambio de 180° en el rumbo. Pero no son mayoría y la democracia se gobierna con mayorías. Aparece el miedo al cambio, que existe en las personas y también en las sociedades.

Macri percibió eso y, en buena hora, cambió su discurso. No es que se hizo kirchnerista, pero aprendió que no puede prescindir de los votantes que alguna vez lo acompañaron. Estaba estancado en los sondeos y ensayó un viraje. Es lógico y una señal de voluntad de poder. Es lógico, también, que Scioli y Massa le pasen la factura y dejen el corrimiento al desnudo.

Hasta el 9-A pero, sobre todo después, todos intentarán seducir al codiciado centro político. Veremos mensaje cada vez más parecidos. Recién después sabremos a quien asoció más la gente con este clima de época reinante. Por ahora, Scioli lleva la delantera y Macri, al menos, mostró osadía para rebelarse ante ese predominio. ¿Le alcanzará? Recién lo sabremos en unas semanas.

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