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Qué país deja el kirchnerismo en materia de pobreza y cómo se puede avanzar

12 junio de 2015

(Columna de Facundo Matos Peychaux)

Bastó una frase para despertar la polémica. La presidenta Cristina Fernández aseguró, en el marco de su disertación en la FAO, en Roma, que “la pobreza en Argentina está por debajo del 5%” y “la indigencia es del 1,27%”. Amén de la discusión metodológica (que no es irrelevante de todos modos), la frase de la Mandataria sirvió como disparador para instalar un tema de poca relevancia en la campaña preelectoral que, sin embargo, es una de las grandes deudas de la sociedad argentina: la pobreza.

A mediados de 2013 había, según el Indec, un total de 1,2 millones de personas pobres (4,7% de la población) y 367.000 indigentes (1,4%). Otras mediciones alternativas, de orígenes muy disímiles entre sí como la CGT que conduce Hugo Moyano, el Centro CTA-Cifra o el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, dan actualmente entre 17,8% y 28,9% de la población bajo la línea de pobreza y entre 4,2% y 7,5% de indigentes. Es decir, entre 7,6 y 12 millones de pobres y entre 1,8 y 3,1 millones de indigentes.

Sin embargo, en todos estos casos, la cuestión metodológica tiene un rol importantísimo. En otra frase que despertó la polémica, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, dijo que “Argentina tiene menos pobres que Alemania”.

Lo que sucede es que mientras en Argentina se mide la pobreza en términos absolutos (es decir, a partir de cuántos son los que no acceden a los ingresos necesarios para costear una Canasta Básica Total), en Alemania se mide en términos relativos (en función del ingreso medio), lo que arroja que 8,9% de los alemanes gana menos del 50% que el promedio de los ingresos en el país. Bajo el mismo criterio, en Argentina serían pobres quienes no alcanzaran ingresos mensuales por $ 2.830, prácticamente un tercio de la población.

Si se tiene en cuenta el poder de compra de los ingresos en uno y otro país, la diferencia también es notoria. En Alemania, un adulto está en riesgo de caer bajo la línea de pobreza si gana 979 euros ($ 10.328), mientras que un argentino es pobre si no alcanza a una Canasta Básica Total que según las mediciones alternativas al Indec oscila entre los $ 2.000 y $ 3.000. “La pobreza, medida por insuficiencia de ingresos para afrontar una canasta básica de consumo, bajó del 51% de la población urbana del país al 30% en el año 2006. El rápido descenso de la pobreza luego de la crisis de la convertibilidad fue la consecuencia de la estabilización macroeconómica y a la recuperación del mercado de trabajo entre 2002 y 2007”, señala Daniel Nieto, economista y licenciado en políticas sociales (UBA-London School of Economics). “A partir de estos años, las relativamente altas tasas de inflación impiden que la pobreza siga disminuyendo tan rápidamente. Entre 2007 y 2012, diferentes mediciones alternativas describen un amesetamiento o leve disminución de la pobreza hacia niveles en torno al 20%-25%. Desde entonces y especialmente durante el año 2014, la pobreza comenzó a subir”, describe. “La pobreza hoy es inferior a la de 2003, comparable a la de 2007 y superior a la de hace un año atrás”, resume el economista del Cedlas Leonardo Gasparini.

La gran novedad de los últimos años es que a contramano de lo que sucedió durante los '90, en la última década y media el desempleo cayó, el poder de compra salarial creció y, sin embargo, no se pudo hacer grandes avances en materia de erradicación de la pobreza. “La tasa de desocupación es la mitad que la de aquellos años pero se mantienen altos los niveles de precariedad laboral en el segmento menos calificado de la fuerza de trabajo en donde los ingresos laborales son bajos y las posibilidades de protegerse de la inflación son menores que en el segmento calificado y sindicalizado de la fuerza de trabajo”, observa Nieto.

Más aún, con una tasa de actividad que no varió prácticamente en los últimos quince años (pasó del 45,6% al 45,8% entre el primer trimestre de 2003 y el primero de 2013, según el Indec), la gente que trabaja sigue siendo poca.

Otro tema de particular relevancia es la pobreza estructural. Si bien la Argentina tuvo tradicionalmente un foco de pobreza estructural en las zonas rurales vinculadas a economías agrarias de subsistencia (con el caso particular del NOA y NEA), hoy existe también otro tipo de pobreza estructural urbana en las periferias de las grandes ciudades. "La nueva pobreza estructural es urbana y se concentra en los hogares de bajo clima educativo y con poco capital relacional y capital social, que les impide transitar por la vía del empleo un camino de progreso económico", señala Nieto.

De cara al futuro, plantea dos dimensiones a resolver: lo económico?productivo, vinculado al trabajo y la reindustrialización y, por otro, el modelo de protección social. En este último plano, señala que “es necesario reformular el sistema impositivo para mejorar su progresividad, mejorar la calidad de las prestaciones sociales y revisar los mecanismos de regulación del mercado de trabajo y los programas de promoción del empleo”.

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