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El creciente peso de China en América Latina

Los beneficios y los riesgos de un vínculo cada vez más denso

20 mayo de 2015

La importancia de China en la economía mundial es creciente. Y en los países de América Latina su presencia es muy intensa. Es un socio comercial influyente para todos y su creciente demanda de materias primas fue relevante para que sus precios subieran, beneficiando a los países productores. El comercio de Chile con China, por ejemplo, es mayor al que tiene con toda América Latina. Pero en los últimos años su presencia se hace sentir también como fuente de financiamiento. Desde 2005 hicieron préstamos en América Latina por US$ 119.000 millones. Venezuela ocupa el primer lugar pero Argentina y Brasil están entre los que más recibieron. Suman más que los préstamos que otorgaron el Banco Mundial y el BID en total. En la próxima década China tiene previsto financiar obras de infraestructura por US$ 250.000 millones en América Latina. Ningún otro país ni organismo financiero internacional tiene previsto un desembolso semejante. Esto demuestra que hoy hay más de una puerta de ingreso para aprovechar las ventajas de integrarse al sistema económico global.

La creciente presencia de China en la región es motivo de preocupación y debate en Estados Unidos porque va perdiendo peso en un lugar del mundo en el cual siempre tuvo predominio. Pero ejercer un liderazgo exige una estrategia que es muy difícil de poner en marcha con un Congreso dominado por los republicanos. Por otra parte, Washington está concentrado en avanzar en el acuerdo comercial con las naciones del Pacífico.

La prosperidad de América Latina de los últimos años le debe mucho a la irrupción del Gigante Asiático. Los Estados contaron con más financiamiento y eso permitió políticas más intervencionistas y transferencias económicas para los sectores sociales más vulnerables. La influencia de China ? que es una dictadura? se limita a lo económico y no le importa el régimen político imperante en cada país. No es casual el apoyo que le brinda a Venezuela y tampoco lo es la intensificación de las relaciones con Rusia, que están en su mejor momento en décadas.

La presencia de China en la región también merece una reflexión para aprovechar su crecimiento de la mejor manera posible. El riesgo de la primarización de las exportaciones es un primer riesgo evidente. Cuando la economía de un país es tan importante para la del otro, los márgenes de negociación se reducen. Los recientes acuerdos que firmó Argentina con China fueron criticados por los industriales porque creen que se concedió demasiado. Las condicionalidades, más que políticas, fueron económicas, dicen los críticos aunque también se destaque que el swap de China fortaleciendo las reservas del Banco Central permite una transición política sin sobresaltos financieros. Debates similares se plantean en distintos lugares del mundo.

La buena noticia que constituyó el ascenso de China en el escenario global fue dejando lugar a lecturas más matizadas que considera tanto las oportunidades que se abren como alguno de los riesgos asociados.

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