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Continúa la paz cambiaria

El Gobierno buscará prolongarla hasta las elecciones

11 febrero de 2015

(Columna de Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit)

Este verano parece tranquilo en materia cambiaria. A esta altura del 2014, el Gobierno trabajaba arduamente para desactivar una crisis desatada por un tipo de cambio retrasado, una brecha creciente con el dólar paralelo y reservas en picada. A diferencia de entonces, la situación combina hoy un dólar oficial en torno a los $/US$ 8,66, con una suba que no compensa la inflación, una brecha cambiaria descendiendo al 50% y reservas en leve baja.

Del lado de la demanda, la compra de divisas viene aumentando de forma prácticamente ininterrumpida. La estacionalidad influye en los meses de verano, aunque no debe descartarse el hecho de que muchos aprovechan para obtener una rápida ganancia vendiendo las divisas legalmente obtenidas en el mercado paralelo. Ello ayudaría, además, a explicar el descenso del dólar paralelo registrado desde octubre.

Del lado de la oferta, las exportaciones agrícolas están por debajo de lo esperado. Por cuestiones estacionales el verano es un período de baja liquidación de divisas. Sin embargo, el ritmo de liquidación en lo que va del 2015 está 29% por debajo del promedio de los últimos años (2009-13). Aunque los precios son más bajos que hace un año, puede ocurrir que las empresas estén reteniendo producción, o acaso sea el efecto de haber adelantado exportaciones tal como había solicitado el Gobierno a finales del 2014, o ambas cuestiones. Lo concreto es que el agro está aportando menos divisas de lo esperado, aún para un período de bajas exportaciones.

En tanto, el BCRA utiliza todo tipo de medidas para sostener el stock de reservas. Recientemente prohibió divisas a importadores y redujo el monto de las DJAI que pueden tramitar automáticamente los bancos de US$ 150 a US$ 100 mil. La administración del flujo de divisas es efectiva para defender las reservas y así mantener la estabilidad cambiaria, aunque el costo es recesivo y, a la larga, inflacionario.

Al margen de los controles sobre la demanda de divisas de las empresas, también se está actuando para ampliar la oferta. Se han activado nuevos tramos del swap de monedas con China (US$ 400 millones) y se espera el ingreso próximo de divisas por inversiones del Gigante Asiático en el país (al menos US$ 500 millones para represas hidroeléctricas) y el endeudamiento de YPF en el mercado internacional (US$ 500 millones). Esta apertura de la cuenta capital ha ayudado a equilibrar el mercado sin demasiado costo en reservas.

En este contexto, se intentará prolongar la paz cambiaria, al menos, hasta las elecciones. En un 2015 clave, mantener la estabilidad es prioritario para las aspiraciones políticas del kirchnerismo. El objetivo de máxima sería lograr, simultáneamente, una recuperación económica. Pero para ello hacen falta divisas que permitan aflojar el torniquete sobre las importaciones. Con reservas limitadas, los objetivos económicos del Gobierno requieren mantener abierta la cuenta capital. Por ello cabe esperar la activación de nuevos tramos del swap con China (restan US$ 8.300 millones), más endeudamiento por parte de YPF y el ingreso de divisas por proyectos de inversión (como los firmados con China recientemente, que totalizarían más de US$ 20.000 millones). Asimismo, es probable que el Gobierno intente un nuevo canje del Boden 2015 y, si la situación lo amerita, la emisión de deuda en el mercado externo.

Ahora bien, lo que ocurra tras las elecciones no dependerá exclusivamente del Gobierno. El resultado de octubre puede agregar volatilidad, dependiendo de qué candidato gane, cuál sea su propuesta y qué espere el sector privado a corto plazo. El recambio presidencial ciertamente funciona como “ancla” de expectativas, aunque ello puede terminar jugando tanto a favor (si atrae inversiones) como en contra (si se descuenta una nueva devaluación). En este sentido, el ganador de las elecciones debería emitir señales inequívocas que eviten cualquier daño anticipado y no compliquen aún más una economía que acumula problemas en varios frentes.

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