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El crecimiento proyectado para 2015 es una mala noticia

El nivel de actividad no será satisfactorio

21 enero de 2015

(Columna de Jorge A. Paz, economista, investigador del CONICET y director del IELDE)

Esta semana el Banco Mundial dio a conocer nuevas estimaciones del crecimiento de la economía mundial para el año 2015, con números que se sitúan por debajo de las previsiones anteriores. Así, se cree que la economía mundial se expandirá en 3%, mientras que Argentina y Venezuela experimentarían una contracción.

Una mala noticia

Son muchas las razones por las cuales el crecimiento ?o su ausencia ? importan a la economía en su conjunto. En esta columna vamos a mencionar sólo aquellas que impactan directamente sobre variables que conciernen al desarrollo humano. Considerar el nexo entre crecimiento y desarrollo humano es altamente relevante en un país como Argentina, cuyos niveles de pobreza, no sólo monetaria sino multidimensional, son aún muy elevados.

El primer canal por el que el bajo (o nulo o negativo) crecimiento afecta al desarrollo es por el ingreso de los hogares, principalmente los generados en el mercado laboral. Por la caída de las tasas de crecimiento es poco probable que haya creación de empleos productivos, lo puede culminar en un aumento del desempleo abierto, caída de los ingresos familiares reales y, por estas causas, aumento de la pobreza monetaria. Claramente este eslabón de la cadena causal crecimiento-desarrollo depende de la tasa de creación de empleos de calidad y de la manera en que los hogares utilizan los recursos generados por el crecimiento económico.

El segundo eslabón de la cadena causal crecimiento-desarrollo tiene relación con el llamado coeficiente de gasto del gobierno, o coeficiente de gasto público, tanto central como local. Al no crecer la economía pueden resentirse los recursos públicos. Si los recursos que se contraen son los que están direccionados a la acumulación de capital humano de la población más vulnerable puede provocar efectos a largo plazo no deseados. Tiene importancia acá el porcentaje del gasto que va destinado a los sectores sociales (educación, salud, trabajo, nutrición y bienestar) y dentro de este gasto a los llamados sectores prioritarios, tales como educación general básica, atención primaria de la salud, planes nutricionales o capacitación para mejorar el enlace necesidad-calificación de la mano de obra, principalmente de los más jóvenes.

En ambas situaciones, la reducción en las tasas de crecimiento económico de un país aparece como la condición necesaria para una contracción del desarrollo humano. Se quiere decir con esto que sin crecimiento económico se hace difícil ampliar o expandir las capacidades de las personas, que es lo que persigue el desarrollo humano. Pero conviene recordar que no se trata de una condición suficiente. Los recursos que crea el crecimiento pueden ser usados para fines de desarrollo y pueden encontrarse experiencias de países en el mundo que no crecieron pero que se desarrollaron.

Los círculos y las trampas

Al cruzar estas dos dimensiones (el crecimiento económico con el desarrollo humano), los países del mundo pueden clasificarse en tres grupos, según estén ubicados en: círculos virtuosos (rápido crecimiento y alto niveles de desarrollo humano); círculos viciosos (escaso crecimiento y bajo nivel de desarrollo humano) y situaciones asimétricas (rápido crecimiento y bajo desarrollo humano y lento crecimiento con alto desarrollo humano). Argentina forma parte de este último grupo desde hace mucho tiempo: los niveles de crecimiento no sólo son bajos sino también volátiles, y no alcanzan para romper la muralla que le impide ubicarse en el club de aquellos que están en el círculo virtuoso.

Una de los síntomas visibles de los problemas que acarrea el bajo crecimiento económico es el desempleo calificado, la sobreeducación (esto ocurre cuando se encuentra fuerza laboral desarrollando tareas que requieren un nivel de cualificación menor a la que tienen los trabajadores), la alta informalidad laboral (trabajadores desempeñándose en puestos de trabajo de poca calidad) y la pobreza subsecuente. Pero este último caso, también ilustra acerca de lo dicho acerca de condiciones necesarias y suficientes. Una época de fuerte crecimiento de Argentina, como la registrada entre 2003-2008, no logró abatir con los bajos niveles de desarrollo humano en estas dimensiones, prevalecientes en el país.

Información reciente proveniente de un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en Argentina, muestra que la reducción de la informalidad en la última década estuvo concentrada en los trabajadores con mayores niveles de educación. Por el contrario, para los ocupados menos calificados no se verificó crecimiento neto de empleos. El resultado es que el crecimiento económico verificado entre 2003 y 2008 no cambió la relación de cualificación entre trabajadores formales e informales (6 de cada 10 ocupados con bajos niveles de educación siguen teniendo una inserción informal).

Lo anterior es sólo un ejemplo de calidad insuficiente del crecimiento económico. El problema se agrava cuando el país en cuestión está ubicado antes de que tenga sentido el debate por la calidad, es decir, cuando lo que es insuficiente es el crecimiento propiamente dicho (bueno o malo), que es lo que se pronostica para el presente año.

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