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Pobreza en aumento

La tasa subió 4 puntos en el 1° semestre

04 noviembre de 2014

(Columna de Matías Carugati, economista jefe de Management & Fit)

El Gobierno continúa retaceando estadísticas sociales clave. Según la última información del Indec (primer semestre de 2013), la pobreza afectaba a casi el 5% de la población nacional. Para el organismo, este flagelo viene reduciéndose de forma sistemática desde 2003 en adelante, aunque sus estimaciones no están exentas de polémica, dado el valor de la canasta de consumo que define si una persona es considerada pobre o no.

Estimaciones propias cuentan una historia distinta. A fines de 2013 la pobreza afectaba a poco más del 18% de la población, equivalente a 7,7 millones de personas. Es decir que el Indec ocultaba a más de 5 millones de personas en situación de pobreza. Estos números reflejan que, si bien la pobreza se redujo notablemente entre 2003 (51%) y 2007 (29%), a partir de entonces su descenso ha perdido impulso. La persistente suba de precios fue uno de los factores detrás de esta dinámica.

La novedad es el deterioro provocado por la aceleración inflacionaria. La tasa de pobreza aumentó 4 puntos porcentuales en el primer semestre del 2014, afectando al 22% de la población. Ello equivale a cerca de 9,5 millones de personas, de los cuales más de 1,5 millones se incorporaron en apenas seis meses. La causa principal es la escalada de los precios posdevaluación. La canasta de FIEL, utilizada en los cálculos, pasó de crecer 27% anual en diciembre a 45% anual en junio. La recesión provocada por el giro de política económica también tuvo incidencia, ya que aumentó el desempleo y los ingresos de las familias se rezagaron.

Pobreza: INDEC vs Estimaciones alternativas (en % de la población)

Fuente: Elaboración propia en base a Encuesta Permanente de Hogares y FIEL (Canasta Básica). Datos complementarios de Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA-UCA) y Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA-CTA).

A nivel regional, el país aún se mantiene entre los de menor índice de pobreza, aunque con valores similares a los de los '90. Según estimaciones de la CEPAL para 2013, el 28% de la población de América Latina y el Caribe se encuentra bajo la línea de pobreza. En este marco, Argentina figura en una mejor situación que la mayoría de los países caribeños, México (37%), Colombia (33%), Ecuador (32%) o Perú (26%), y casi a la par de Brasil (19%), pero detrás de Chile (11%) y Uruguay (6%). A pesar de las turbulencias económicas en las últimas décadas, el combate a la pobreza ha sido efectivo a nivel regional, donde la incidencia de este problema se redujo a niveles históricos. En contraste, Argentina no ha modificado sensiblemente su situación respecto a décadas pasadas.

La tendencia común ha sido la creación sostenida de empleo y el incremento de los ingresos, tanto laborales como por transferencias gubernamentales. En lo que Argentina se separa del resto es en materia inflacionaria: en la última década los precios se quintuplicaron en nuestro país, mientras que se duplicaron en el resto de América Latina. Países muy diferentes mantienen una política económica que prioriza no sólo el crecimiento sino la estabilidad de precios, potenciando los efectos sobre la distribución del ingreso y la situación social.

Volviendo al caso argentino, el desafío de reducir la pobreza excede a la macroeconomía. A diferencia de lo que sucedía en los '90, tener empleo hoy no es garantía. Del total de personas pobres en edad laboral (18-65 años), poco más de la mitad trabajan. El problema es que los ingresos laborales no alcanzan a cubrir las necesidades básicas, debido a que se trata de puestos de trabajo precarios, en muchos casos informales y de baja productividad. Ello está íntimamente ligado a deficiencias educativas: dos de cada tres personas pobres en edad laboral no completaron el secundario. Difícilmente puedan acceder a puestos de trabajo de calidad y buena remuneración sin la formación necesaria para adaptarse a un entorno cambiante.

La economía importa, pero no lo es todo. La experiencia regional deja en claro que el crecimiento es condición necesaria pero no suficiente para erradicar la pobreza, desafío que también requiere combatir la inflación. Estabilizar la economía será una tarea ineludible para el próximo Gobierno y funcionará como buen punto de partida para la inclusión social. Sin embargo, también se necesitará desarrollar políticas en otras áreas. Sin desconocer los avances realizados, se requiere más y mejor acción estatal en dos aspectos clave, como la salud y la educación. Ello no sólo otorgará capacidades para reducir la vulnerabilidad social, sino que también sentará una de las bases para pasar del crecimiento al desarrollo.

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