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La profundización del modelo

Más recesión y más atraso cambiario

31 octubre de 2014

"Ningún Gobierno que se va le regala competitividad a uno que llega”, dijo Miguel Bein en el 50° Coloquio de IDEA. Ese axioma general bien puede aplicarse a la estrategia cambiaria actual: el Gobierno hará todo lo posible para no devaluar y el peso duerme una siesta cada vez más larga (en roigor, no se mueve hace 17 días). El problema, como siempre en economía, es la sustentabilidad y, hoy, el atraso cambiario no es sostenible. El mercado lo huele: en el mercado de futuros, la posición octubre de 2015 trepa a más de $11, más de 30% por encima de su nivel actual.

“Esta desconfianza del mercado tiene su razón de ser en que la estrategia de la conducción económica se limita a comprar tiempo, eludiendo todo intento serio de ataque a los problemas macro de fondo: la inflación y el creciente desborde fiscal. En ausencia de soluciones consistentes, la entidad de los desequilibrios se seguirá magnificando, haciendo cada vez más probable un ajuste traumático. Este es, precisamente, el gran riesgo de la estrategia oficial. La apuesta de Kicillof y Vanoli consiste en que la mecha de la bomba financiera que están incubando sea lo suficientemente larga como para que no explote antes de diciembre de 2015. Nuestra sensación es que dicha mecha es bastante más corta que lo que cree el Gobierno. Si no rectifican pronto el rumbo (arreglo con holdouts + devaluación controlada), la bomba explotará en sus manos, antes del traspaso de mando”, sostiene Federico Muñoz.

En una serie de tipo de cambio real multilateral deflactada por salarios con nuestros seis principales socios comerciales (Brasil, Estados Unidos, UE, Chile, China y México), Muñoz encuentra que, hoy, el tipo de cambio real (TCR) es menos competitivo que en los últimos años de la Convertibilidad (y el cálculo se hizo sin computar el desplome poselectoral del real brasileño). Cualquier similitud con el fin del menemismo (no) es pura coincidencia. Casi ningún economista sostiene que el tipo de cambio no está atrasado. “¿Existe alguna duda de que el peso está sobrevaluado?”, se pregunta Miguel Kiguel en un informe reciente.

No es casual, en este escenario, que las exportaciones sufran. En rigor, caen 10% en el año. Esto, como indica Martín Polo, “agudiza la restricción externa”. Asimismo, siguiendo con Polo, “sin fuentes alternativas de divisas, la dinámica de las exportaciones obligará a un mayor ajuste en las importaciones para mantener a flote el superávit comercial”. Es decir, más recesión.

Anemia exportadora que, como señalan Adrián Ramos y Rubén Carciofi en un trabajo intitulado “Estancamiento exportador, una mirada más allá de Pergamino”, viene de lejos: “El volumen de exportaciones de los últimos seis años se encuentra prácticamente estancado”. En efecto, la variación anual promedio de las ventas argentinas al exterior, medidas en cantidades, entre 2007 y 2013 fue de 0,1%. Nada.

Recesión: de 0 a 4

En 2014, la economía pasó de una leve caída en el primer trimestre, a una recesión considerable en el segundo a una machaza en el tercero. Le damos la palabra a los autores del último informe del Banco Ciudad: “El IGA-OJF muestra una profundización del cuadro recesivo, pasando de una caída del 0,3% interanual en el primer trimestre del año, a otra del 1,6% en el segundo y del 3,7% en el tercero, que da por resultado una contracción promedio del 2% en los primeros nueve meses de 2014. De hecho, el freno de la actividad agregada resultó particularmente importante tras el default parcial de la deuda pública de fines de julio, considerando que tras retraerse en promedio 1,1% interanual en los primeros siete meses de 2014, la baja fue del 4,5% anual en los últimos dos meses”.

A su vez, según esta misma fuente, la economía se contrajo 0,4% mensual (sin estacionalidad) en septiembre, promediando en el tercer trimestre una baja del 2,2% con respecto al segundo, lo que equivale a un ritmo de caída en el margen del 8,5% anualizado. "Este profundo deterioro no se observaba desde el virtual freno del comercio y la actividad global del cuarto trimestre de 2008, tras la caída de Lehman Brothers, y más atrás en el tiempo, desde la crisis del régimen de Convertibilidad, de los años 2001 y 2002", sostiene el informe del Banco Ciudad. Sugerencia para las usinas K: Grie-cesión. O Gri-sis.

Desde ACM aportan una visión con algunos matices: "Los principales indicadores que se conocen para el tercer cuarto de este año muestran nuevamente un deterioro, profundizando la mala performance de los dos trimestres anteriores. Sin embargo, en septiembre, algunos sectores muestran cierta moderación de la caída con respecto al mes anterior, aunque esto no representaría un quiebre en la tendencia negativa de la actividad. En efecto, la restricción externa, la incertidumbre macroeconómica (exacerbada por el conflicto con los holdouts), y las inconsistencias de los objetivos de política que mantiene el Gobierno, son algunos limitantes al crecimiento de corto y mediano plazo. Por lo que, en este contexto y dadas las restricciones imperantes, esperamos un cierre del año con una retracción marcada en el nivel de actividad, de 2,3% a/a con riesgos a la baja, dejando ya un arrastre estadístico negativo para 2015 de 2% aproximadamente".

Lo que viene

“El Gobierno parece estar jugando todas las fichas a un arreglo en enero que le permita acceder a dólares financieros, que es lo único que podría permitir sostener en el tiempo el creciente atraso cambiario. Es una apuesta riesgosa. Sin dólares va a ser muy complejo evitar una devaluación discreta en 2015, y la necesidad de ajuste en el dólar crece con cada mes que se fija (y Vanoli fijo aún más que Fábrega el dólar). Con dólares pueden ganar tiempo, a costa de endeudarse para poder perder las reservas que necesiten para sostener el tipo de cambio. Están apostando a evitar el ajuste, sostener los desequilibrios a la fuerza, conseguir dólares para gastárselos y conseguir algo de crecimiento en 2015 y dejarle los problemas al próximo”, sostiene Luciano Cohan, economista jefe de Elypsis, y añade que “de todas maneras, la necesidad de un ajuste en el tipo de cambio es inevitable, porque al problema inflacionario domestico se le suma la depreciación de los socios comerciales, y postergarlo solo patea para adelante la resolución del problema”.

Sobre la caída en el nivel de actividad, Cohan dice que la contracción no encontró aun el piso y la dinámica hacia adelante depende de la posibilidad de conseguir dólares: “Sin dólares la contracción se profundizará. Si el Gobierno arregla y consigue dólares puede tener un veranito desde el segundo trimestre del año que viene hasta las elecciones. Creo que esa es su apuesta: pisan reservas este año para largarlas el año que viene”.

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