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Insostenibilidad fiscal

Ingresos vs. gastos, otra brecha que se amplía

01 octubre de 2014

La coyuntura económica empeora mes a mes. La inflación se acelera, se agudiza la caída en el nivel de actividad, la desocupación aumenta, la oferta de divisas viene en caída libre y el BCRA restringe cada vez más la demanda para no perder más reservas internacionales. La situación tiende a agravarse a medida que el precio de la soja cae y que el dólar a nivel mundial se revaloriza, limitando aún más el ingreso de divisas comerciales. En este contexto, el Gobierno sigue sin mostrar un rumbo ?peor aún, insiste con medidas que ya fracasaron? y las expectativas se deterioran, profundizado el ciclo recesivo.

Detrás de todos estos indicares encontramos una política fiscal que no es sostenible. El Gobierno no tiene un plan para reducir la brecha entre el crecimiento del gasto y los ingresos. Lejos de achicarse, “la otra brecha” tiende a ampliarse, el déficit fiscal continúa creciendo y la asistencia financiera del Banco Central al Tesoro está llegando al límite.

En los próximos meses la situación tenderá a agravarse dado que los ingresos sentirán el impacto de la recesión mientras que el gasto tiene pocas chances de moderarse por lo que el rojo fiscal será récord. Sin fuentes genuinas de financiamiento esperamos una fuerte emisión de pesos que complicará aún más la delicada situación del mercado cambiario.

Reencauzar las cuentas en 2015 parece ser una misión tan difícil como la de llegar a un acuerdo con los holdouts.

Los números

Concretamente, en los primeros siete meses del año el resultado primario “limpio” (sin contabilizar los ingresos por “rentas de la propiedad” del BCRA y del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la Anses) marcó un déficit de $58.000 M, casi cuatro veces superior al de un año atrás. Contabilizando los intereses pagados, el rojo fiscal llegó a trepó a casi $100.000 M, 170% superior al del mismo período del año pasado. Como es característica de los últimos años, el empeoramiento de las cuentas públicas obedece principalmente a la aceleración del gasto y no a un menor dinamismo de los ingresos. De hecho, en los primeros siete meses del año los ingresos “genuinos” subieron 37% interanual, diez puntos más que el incremento logrado en 2013. La mayor contribución la tuvieron las retenciones a las exportaciones que tras la caída de casi 10% interanual en 2013, este año se recuperaron gracias a la devaluación y mejor cosecha de soja y aumentaron 60% interanual.

El resto de los ingresos tuvo una performance mucho más floja: la recaudación por IVA aumentó apenas al 35% (vs. 32% interanual en 2013) y se destacó la importante desaceleración en los ingresos de la seguridad social (representan un tercio del total) que subieron sólo al 27% interanual, 5 puntos porcentuales menos que en 2013.

Pero mientras los ingresos crecieron al 35% interanual, el gasto primario lo hizo al 44% interanual, 10 puntos porcentuales más a lo que lo hizo en 2013. La aceleración en el crecimiento se concentró en las transferencias al sector privado que impulsados por el fuerte incremento en los subsidios energéticos subieron al 60% interanual, el doble que en 2013 y en salarios que lo hicieron al 43% interanual, 10 puntos más que el año pasado. El resto de los componentes del gasto mantuvo prácticamente la misma dinámica, destacándose las erogaciones en seguridad social que crecieron sólo al 33% interanual.

Para financiar el creciente desequilibrio fiscal, el Gobierno depende cada vez más de las transferencias del BCRA y del FGS. De hecho, en los primeros siete meses totalizaron $61.000 M ($39.000 M fueron del BCRA) casi tres veces más de lo que le giraron en el mismo período del año pasado. Incluso, durante agosto y en la primera quincena de septiembre, la emisión monetaria para financiar al Sector Público sumó otros $38.000 M (versus $15.000 M en el mismo período del año pasado).

El panorama fiscal hasta fin de año es sumamente delicado. Sin posibilidad de achicar la brecha entre el crecimiento de los ingresos y del gasto, estimamos que 2014 cerrará con un déficit primario (sin transferencias del BCRA y del FGS) superior a $ 200.000 M, el doble al del año pasado, en tanto que el resultado global marcará un récord de $ 300.000 M (6.5% del PBI).

Para 2015 la situación es más compleja. En pleno año electoral, donde el kirchnerismo se juega la lógica del poder de los próximos años, el Gobierno no podrá seguir expandiendo el gasto al nivel que lo viene haciendo y más aun con la recesión golpeando cada vez más a los ingresos. El próximo Gobierno deberá buscar restablecer el equilibrio externo y fiscal.

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