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Exportar es lo que importa

Un nuevo enfoque

11 julio de 2014

(Columna de Enrique S. Mantilla, presidente de la Cámara de Exportadores de la República Argentina -CERA-)

En la Argentina, parecería que para algunos, la vida es sueño, la historia es mito y ante el mito hay que guardar respetuoso silencio. Pero como decía Sigmund Freud, sólo en los sueños se pueden reconciliar cuestiones contradictorias, la realidad es mucho más rigurosa. El Presupuesto Nacional para el 2014 presentaba una realidad de ensueño: el PIB creciendo al 6%, las exportaciones terminarían 2013 en US$ 86.695 millones y en 2014, ascenderían a US$ 94.000 millones, la inflación en el orden del 10% y el dólar en $6,5.

En junio de 2014, nos despertamos con las estimaciones del Banco Mundial pronosticando un crecimiento del PIB de 0% y que, según cifras oficiales (cuestionadas), las exportaciones de 2013 fueron de US$ 81.660 millones. Nuestra estimación para el 2014 es que las exportaciones llegarán a US$ 80.500 millones, que la paridad US$/Peso estará en el orden de 9 con una inflación superior al 30%, a lo que hay que agregar una crisis en materia de deuda externa.

En este nuevo estado de consciencia, contra toda evidencia, la única cifra que el Gobierno no ha revisado es la referida a las exportaciones para el año 2014. El mensaje es que no se reconoce que hay razones para sostener la importancia de sincerar ese pronóstico y que es urgente adoptar una estrategia nacional exportadora.

Uno de los dilemas que el país enfrenta es que se están utilizando divisas ganadas con la exportación de recursos naturales, tales como granos y minería, para importar otro: la energía. Si se tienen en cuenta las restricciones sobre las importaciones que afectan la competitividad y el pago de dividendos que afecta la inversión, está claro que debemos elegir entre exportar al nivel de vida al que aspiramos o resignarnos al nivel de vida de lo que exportamos. En el ciclo 2011-2014 las exportaciones estarán amesetadas. La necesidad de pasar de un modelo de sustitución de importaciones más un agregado de exportación a un modelo de desarrollo integral que asegura una sincronía entre la exportación, los encadenamientos productivos y la acumulación de capacidades tecnológicas, ha sido señalada en el informe de la CEPAL del 2013:

Un escenario de lento crecimiento mundial hace necesario adoptar medidas de cambio estructural que aumenten la competitividad y potencien los factores de crecimiento de largo plazo.

Los avances que se han realizado constituyen una buena base para lograr un aumento de los niveles de inversión, principal canal por el cual se materializa el cambio estructural y el incremento de la productividad.

Los requerimientos para ello son multidimensionales ya que incluyen aspectos de desarrollo productivo e institucional.

Es importante compartir visiones y arreglos institucionales de largo plazo tendentes a reducir el grado de incertidumbre en que se realiza la toma de decisiones.

Se debe eliminar el sesgo favorable a la inversión en sectores no transables e impulsar políticas fiscales y financieras que favorezcan el cambio estructural.

Este proceso se facilita con un marco político e institucional que cuente con amplia legitimidad y ofrezca los espacios para que las opiniones e intereses se puedan expresar y los conflictos se canalicen hacia una solución.

Estas recomendaciones podrían ser un punto de partida sobre el cual apalancarse para comenzar a dar respuestas positivas en una nueva escala a los problemas planteados. Por eso el concepto de Argentina Innovadora que propone la CERA hace foco en tres dimensiones:

Revalorizar la importancia de las instituciones que favorecen el crecimiento, la libertad y la justicia social.

Revalorizar el rol de la estructura exportadora para acrecentar la tecnología y la innovación para crear empresas sustentables y empleos productivos.

Enfatizar la inversión y la integración económica en el diseño de una Estrategia Nacional Exportadora de alta calidad. Además, como ya ha trascendido que la Argentina tendrá un arbitraje adverso en la OMC respecto de segmentos clave de su modelo de comercio administrado, es oportuno iniciar ya un proceso de adecuación acelerado en lugar de esperar a que las exportaciones sufran retaliaciones en terceros mercados.

Por eso, ahora más que nunca, exportar es lo que importa, si se quiere estructurar una política de desarrollo con inclusión social sustentable.

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