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¿Vuelve la política industrial?

Crecer luego del boom de las commodities

16 mayo de 2014

“Al comenzar 2014, las perspectivas de crecimiento regional para el período comprendido entre este año y 2018 asoman claramente menos favorables que las del quinquenio 2003-2008: se produce una considerable desaceleración de las exportaciones y del ritmo de crecimiento; reaparece el déficit en cuenta corriente, en momentos en que se prevé que el financiamiento externo se hará más costoso; se reducen las holguras fiscales y, en varios casos, las presiones devaluatorias se podrían traducir en mayores índices inflacionarios”, sostiene un documento reciente de la Cepal.

Descontando el sesgo optimista que suele tener el organismo, se puede concluir casi con seguridad que la región crecerá sustancialmente menos que en buena parte de los 2000 y más cerca del promedio global (y no necesariamente por arriba) que de los emergentes más dinámicos del Asia-Pacífico o Africa.

Así, discusiones como el recalentamiento de la economía, la administración de la abundancia o incluso la distribución del ingreso van a ceder su lugar a cuestiones más vinculadas con lo productivo, los estímulos, la competitividad y todo lo vinculado a la necesidad de que la economía vuelva a crecer (aunque, obligatoriamente, con otros motores) y se reactiva la rueda virtuosa. La época de crecimiento fácil (brutal mejora de los términos de intercambio o tasas de interés históricamente bajas) y cada puntito de crecimiento requerirá, en adelante, mucho más esfuerzo.

Eso es especialmente cierto en los países grandes, como Brasil, Mexico, Venezuela y la Argentina, donde el crecimiento ha sido muy escaso en los últimos años y el nuevo escenario global no hará más que profundizarlo.

En este contexto económico peculiar podría volver a ponerse sobre el tapete la política industrial, sostiene el economista chileno Andrés Velasco. En criollo: una política que decida qué es lo que se va a producir y adopte políticas tendientes a ello. Precisamente a eso apunta un nuevo informe de Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de pronta publicación, intitulado “Repensando el desarrollo productivo”.

La idea, que por supuesto no es nueva ni aquí y mucho menos en el resto del mundo, implica desarrollar políticas de estímulo sectorial (tanto verticales como horizontales) que reparen en lo sucedido en la región en los '60 y '70, y también en otras partes del planeta, con estas políticas y por qué no lograron consolidar un cambio en la estructura productiva. Un tema, aún presente hoy, es la falta de escala de estos mercados. La integración regional puede ser una solución. Y, por supuesto, las políticas deben tener en cuenta las capacidades (y, sobre todo, las limitaciones) de las instituciones de estas latitudes que, en definitiva, deberán ser las que apliquen las políticas y dialoguen con el sector privado. Aun con buenas políticas y buenos ejecutores, el éxito no está asegurado. Como dice el cliché, es un mundo muy competitivo y, tarde o temprano, los sectores favorecidos deberán aprender a caminar por sí solos, es decir, competir sin ayuda.

Es difícil, sí, pero quizás esa sea, dice Velasco, la única posibilidad para que la región crezca tras el fin del boom de las commodities.

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