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Cortísimo plazo superado

Llegó la hora del corto plazo

17 febrero de 2014

(Columna de Martín Vauthier, analista del Estudio Bein)

La estrategia de ajuste cambiario en cuotas que el BCRA comenzó hacia agosto del año pasado mutó, pérdida de reservas mediante, en una corrección cambiaria de una vez en enero. A partir de entonces, a la política se le abrieron dos desafíos, uno de cortísimo y otro de corto plazo.

En el primer caso, lograr una estabilización en las reservas que permitiera revertir expectativas y convencer al mercado de que el ajuste cambiario “ya se dio”, y que hacia delante el ritmo de devaluación sería sustancialmente menor.

En el segundo caso, intentar estirar en el tiempo las ganancias de competitividad en la foto, para lo cual se requiere un manejo de la paritaria que evite licuar buena parte del adelanto cambiario alcanzado en enero en los próximos meses.

El primer objetivo se logró, mediante una combinación de suba de tasas de interés en pesos y cambios normativos que revirtieron expectativas, estabilizaron las reservas y llevaron al tipo de cambio de referencia a niveles de $7,8 en el mercado spot. Tras la corrección, el Gobierno anticipó un día hábil la publicación de las tasas de corte en los tramos cortos de Lebac con una suba de 600 puntos básicos respecto a la licitación previa, al tiempo que en la subasta siguiente convalidó una suba adicional de 300 puntos básicos.

Esto permitió que el BCRA pasara de absorber un promedio de $2.700 millones por semana a principios de enero a $5.300 millones, $7.500 millones y $11.300 millones en las últimas tres semanas. Al mismo tiempo, desempolvó una normativa vigente hasta 2005, que establece límites tanto a la posición global en moneda extranjera del sistema financiero como a la posición abierta neta en contratos a término, lo que generó un fuerte exceso de oferta de activos en moneda extranjera por parte de las entidades, desplomando los precios, ubicando la cotización del dólar a fin de febrero por debajo de la cotización en el mercado spot y bajando considerablemente las tasas implícitas hacia delante.

Esta combinación estabilizó las reservas y el BCRA volvió a adquirir divisas en el mercado cambiario, generando de hecho un “puente” hasta el inicio de la liquidación de la cosecha de oleaginosas hacia fines de marzo (puente que tradicionalmente cumple la cosecha de trigo en los primeros meses del año, pero que en los últimos años está ausente vis à vis con la caída en la producción del cereal en las últimas campañas).

Próximos meses

Superado el desafío de cortísimo plazo, el Gobierno debe encarar ahora el de corto plazo, a medida que comiencen las discusiones paritarias que abren el año. Esto es, lograr que el traslado a precios de la devaluación sea moderado, y así limitar la inevitable apreciación real del peso en los próximos meses.

Los riesgos no son menores hacia delante, ya que el intento de forzar el trade off entre actividad e inflación vía un impulso a la paritaria a niveles por encima del 30%, si bien permitiría una menor caída en el salario real en el corto plazo, llevaría a un deterioro mayor en el adelanto cambiario alcanzado, y podría volver a generar presión en el mercado cambiario en los próximos meses. Esto requerirá más temprano que tarde una nueva corrección en el precio del dólar que vuelva a dar aire a los equilibrios gemelos, aunque lejos de escenarios disruptivos, con un sistema financiero y una economía que se manejan mayormente en pesos minimizando riesgos de rupturas contractuales generalizadas.

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