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Las reformas en China

III Sesión Plenaria del PCCh

27 noviembre de 2013

(Columna de Gustavo Girado, master en Relaciones Internacionales, profesor-investigador regular de FCE-UBA y es Director de Asia & Argentina / Twitter:@GustavoGirado)

Tiempo atrás, el Buró Político de China había decidido que la profundización de la reforma iniciada en 1978 sería el tema central de la III Sesión Plenaria del Partido. Los “terceros plenarios” son centrales: constituyen los encuentros políticos en los que se presentan las resoluciones que finalmente se agregan a la estructura que sostiene este modelo de desarrollo tan particular.

Y esta vez se llevó a cabo bajo la conducción de la primera generación que nació luego de la revolución. Conocen su historia por boca de sus abuelos y gracias a los libros, y están fuertemente comprometidos con el proceso de reformas. Ahora Occidente concede a estos encuentros especial atención, trata de comprender las medias palabras y los subtextos de los comunicados oficiales. Hace pocos días, hombres de negocios ?occidentales, pocos y poderosos? se reunieron con la conducción política china y Nouriel Roubini fue testigo.

Trascendió que se llevaría a cabo un “plan de reforma integral” que no se implementará en gran escala en todo el país sino gradualmente y a lo largo de la próxima década, mientras que Xi y Liestén en el poder. Sin embargo, Yu Zhengsheng, miembro del Politburó, declaró que darían a conocer reformas políticas “sin precedentes”. Occidente prefirió quedarse con esta declaración, leyendo poco y rápido. Con esa expectativa, se recibió una declaración final carente de definiciones, que está siendo decodificada.

En las resoluciones hay novedades, si bien constituían temas ya tratados en reuniones previas. Xulio Ríos escribió que China ha enviado un claro mensaje de progresiva adaptación a las tendencias predominantes y que facilitará la implicación de China en la gobernanza global de forma mucho más intensa.

A primera vista y destacable, aparecen dos cuestiones: se fijaron un plazo (gesto inusual) y definieron un grupo de trabajo de alto nivel para “profundizar ampliamente la reforma”. Ese grupo encauzará los cambios y fijará las prioridades.

Más mercado

Sintéticamente, van a dotar de más cantidad de mecanismos de mercado (fortaleciendo su rol) al funcionamiento de la economía, permeando al capital privado más actividades. Aparece una suerte de redimensionamiento de lo público en favor de lo privado, de manera que en el ámbito productivo y en el financiero se abrirán nuevos espacios para la competencia, pero sin afectar a la consideración de la propiedad pública como determinante.

Y esto es central: reafirman el indisputable rol del Estado, aunque habría precios e inversiones que se decidirán, de aquí y en los años por venir, en base a parámetros mercantiles más “occidentalizados”.

Gran parte del documento proviene de un informe previo que oportunamente señaló ocho áreas clave para la reforma, que son las industrias monopolistas, la tierra, las finanzas, los sistemas tributarios y fiscal, la apertura, la administración gubernamental, los activos estatales y la aceleración de la innovación y el desarrollo ecológico. Aquel informe recomendaba ampliar el mercado, promover la competencia, diversificar la inversión en varios sectores o facilitar el acceso a otros, incluyendo algunos tan sensibles como la exploración de petróleo y gas no convencional, la reducción de las restricciones a la importación de petróleo crudo y refinado o gas natural; también la industria eléctrica y los sistemas de precios, la reorganización de las telecomunicaciones, la reforma del suelo y del sistema financiero, entre otros.

La resolución adoptada hace dos semanas avanza un poco más: se permitirá la inversión privada en la banca, la energía, la infraestructura y las telecomunicaciones. Asimismo, mientras definieron mayor velocidad para reformas ya encaradas (en educación, empleo y salud pública), consideraron temas importantes de seguridad y medioambientales (en el centro de la escena), alentando futuras definiciones sobre la propiedad de la tierra. Las reformas deben contribuir a expandir el segmento de ingresos medios a más del 50% de la población de aquí a 2050 (hoy es el 12%) y a garantizar un crecimiento no inferior al 7% en los próximos años para duplicar el PIB y el ingreso per capita en 2020 con respecto a 2010.

Las relaciones internacionales no tienen un capítulo específico, como tampoco su política comercial; puede deducirse que los planes de atender el frente inflacionario por el aumento de los precios internos en los alimentos, alentará a continuar con la reducción arancelaria, a transparentar los todavía opacos mecanismos comerciales y a homogeneizar la legislación.

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