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Costo laboral y empleo registrado

¿Cuál es la correlación?

22 noviembre de 2013

(Columna de Jorge Paz, economista, investigador del CONICET y del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico -IELDE- de la Universidad Nacional de Salta -UNSa-)

La tentación de adjudicar al costo laboral la informalidad de los asalariados es grande. Pero los datos no hablan a favor de esta presunción. En la Argentina, durante el último año, hubo una evolución dispar por provincias, tanto del salario promedio de los trabajadores registrados (y, por lo tanto, del costo laboral) como del empleo. Si se relacionan ambos componentes puede apreciarse que el aumento del costo laboral (como proporción del salario) no tuvo nada que ver con la evolución del empleo (Gráfico 1). Dicho en otras palabras, la correlación entre ambas variables es nula.

La evolución del empleo registrado

Las cifras que provienen del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIPA) muestran avances más que alentadores en la creación de empleo registrado en la Argentina. Si se consideran sólo los empleos en el sector privado puede constatarse una evolución favorable entre el inicio de la serie y el último dato disponible. Así, mientras que en 1993 había 3.750.000 puestos de trabajo registrados, dicha cifra rondaría en 2013 los 9.280.000 puestos de este tipo. Es decir, un incremento absoluto de más de 5,5 millones de puestos de trabajo registrados en el sector privado. En realidad, los avances más importantes se produjeron entre 2003 y 2007 y entre 2011 y 2013. Si se sigue la evolución del PIB habrían razones para pensar que en el primer tramo (2003-2007) influyó la fuerte recuperación económica posconvertibilidad.

Sin embargo, este argumento pierde fuerza en el segundo tramo: 2011-2013. Cabe aquí pensar que el aumento en la registración laboral tuvo que ver más con acciones específicas desplegadas por el Ministerio de Trabajo de la Nación, como por ejemplo la Ley 26.476 (de regularización del trabajo no registrado) y la profundización de la inspección laboral, como un mecanismo de control.

Asimetrías regionales

Una de las brechas importantes que se observan actualmente tiene víncu los con la situación de las distintas jurisdicciones del país.

Para formarse una idea de la evolución dispar en el corto plazo téngase en cuenta que sólo seis de las veinticuatro jurisdicciones del país explican el 85% de los puestos de trabajo formales creados entre 2012 y 2013. Concretamente, la provincia de Buenos Aires, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro y San Juan crearon 34.513 puesto de trabajo de los 40.910 que se crearon en total en el período mencionado.

Esta concentración no obedece ni a la demografía de las provincias (tamaño y estructura de la población) ni a sus geografías. Las jurisdicciones mencionadas en el párrafo anterior concentran el 42% del empleo registrado total del país (y crearon el 85% de los puestos). Hay que tener en cuenta que sólo Buenos Aires explica 31% del 42% mencionado. Es precisamente en ese punto en el que aparece la desproporción: San Juan, con sólo una participación del 1,5% del empleo registrado a escala nacional, explica el 14,9% del aumento total producido entre 2012 y 2013. Otro caso curioso es el de Neuquén, con el 1,5% de participación en el empleo registrado total de la Argentina y con una participación del 10,5% en el aumento total durante el último año.

La pregunta clave y cuya respuesta es ciertamente complicada es qué hicieron estas jurisdicciones (o qué no hicieron las otras a las que les fue muy mal en términos de evolución del empleo registrado).

Salarios netos y costos laborales

Una respuesta posible y muy simple tiene relación ver con los costos laborales. Se podría pensar que el empleo registrado aumentó y aumentó más en aquellas jurisdicciones que tuvieron un costo laboral más bajo, independientemente de las razones por las cuales ese costo pueda ser más bajo.

Si se calcula el indicador de costo laboral sobre salario neto percibido por los trabajadores se obtienen curiosos resultados (Gráfico 2). En primer lugar puede verse claramente que hay tres grupos de provincias: aquellas con costo laboral bajo (menos del 40% del salario neto), las que tienen un costo laboral medio (entre el 40% y el 45%) y las de alto costo laboral (más del 45% del salario neto).

En segundo lugar, ¿qué provincias están en el Grupo 1? Exceptuando Río Negro, todas las que componen la región patagónica. Además, la brecha de costo laboral entre la jurisdicción con más bajo (Neuquén) y más alto costo laboral (Entre Ríos) asciende a más de diez puntos porcentuales. Volviendo a la correlación entre costo laboral y creación de empleo registrado puede verse que las jurisdicciones que explican más del 85% de la creación de puestos registrados están repartidas a lo largo de toda la distribución de costos laborales: Misiones (costo laboral alto), provincia de Buenos Aires, Mendoza y San Juan (costo laboral medio) y Neuquén y Río Negro (costo laboral bajo).

Todo esto remite a un replanteamiento de la política pública orientada al combate al empleo no registrado. Claramente, las diferencias de costos laborales entre jurisdicciones responden a diferencias en política de subsidios a la mano de obra entre las provincias. Y, como pudo verse, esto poco o nada tuvo que ver con la evolución del empleo registrado durante los últimos años. La invitación a revisar la relación entre las estructuras productivas podría quizá orientar más eficientemente los dispositivos de política pública, en estos momentos en los que la pelea se da a nivel del núcleo duro del empleo no registrado.

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