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Inversión extranjera directa

Una mirada en el espejo regional

30 octubre de 2013

(Columna de Gabriel R. Molteni, economista jefe de la Cámara Argentina de Comercio)

Los números absolutos son sorprendentes. Según el informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), nuestro país recibió en el período 2006-2012 flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) de US$ 8.416 millones al año. Esto significa un aumento del 178% con respecto al promedio recibido entre los años 1990-1994 y 88% por encima del promedio del período 2000-2006.

De acuerdo a los datos preliminares para el primer semestre de este año, estimo que 2013 cerrará con un monto de IED de aproximadamente US$ 8.200 millones ?algo inferior al promedio de los últimos años pero todavía relativamente importante desde el punto de vista histórico?. Con respecto a la inversión directa de la Argentina en el exterior, es decir, la inversión de nuestras empresas trasnacionales o las llamadas 'translatinas', el promedio para el período 2007-2012 fue de US$ 1.192 millones ?48% por encima del promedio de 2000-2007, cuando fue de US$ 805 millones?.

Esta inversión es muy importante porque no sólo habla del crecimiento de las empresas nacionales y su trasnacionalización, es decir, su conversión en multinacionales argentinas, sino porque está estrechamente relacionada con la inserción de las mismas en las cadenas globales de valor ?hoy un factor clave para el éxito en la globalización de una empresa?.

Sin embargo, al mirarnos en el espejo de la región, el análisis relativo plantea señales de alarma que merecen un análisis profundo y requieren repensar la estrategia de inserción de nuestro país en los flujos de inversión globales.

Comparación regional

La IED en América Latina subió de US$ 15.775 millones anuales en promedio para 1990-1994 a US$ 133.793 millones anuales en promedio para el período 2006-2012 ?es decir, un aumento del 748%?. Sólo el último año alcanzó el récord de US$ 174.546 millones. Sin embargo, la Argentina ha estado siempre por debajo del crecimiento promedio regional ?con una variación entre 1990-94 y 2006-2012 del 305%?. Los países que mejor performance tuvieron fueron Brasil, Chile, Colombia y Perú, cuyo crecimiento ha estado por encima del promedio ?con una variación en el mismo período del 2699%, 1413%, 1180% y 894%, respectivamente?.

Desde el período 1990-1994, cuando la Argentina representó el 19% del flujo total de IED hacia la región, su participación declinó de manera sostenida hasta representar sólo el 6% en el período 2006-2012. Esta menor participación se ha reflejado en el ranking regional, donde de ser el segundo receptor de IED en el período 1990- 1994 ?sólo después de México?, descendió hasta el quinto lugar en el período 2006-2012 ?por debajo de Brasil, México, Chile y Colombia?. Asimismo, si se tiene en cuenta el ratio de IED relativa con respecto a estos países, se pueden destacar algunos casos interesantes.

Por ejemplo, la Argentina recibió aproximadamente cuatro veces más IED que Colombia en la década del '90 para pasar a recibir sólo el 80% del flujo a este país entre 2006-2012. Algo similar ocurrió con Chile, que recibió 40% de la IED hacia la Argentina durante 1990-1994 pero en el período 2006- 2012 más que duplicó el flujo que llegó a nuestro país. Con respecto a Brasil, luego de haber recibido casi el doble de IED entre 1990- 1994, en los últimos seis años la Argentina sólo recibió el 18% en promedio del flujo hacia nuestro vecino ?que no ha dejado de aumentar su participación en la región, alcanzando casi el 40% del total en los últimos dos años?.

Las translatinas

Las empresas translatinas se han beneficiado durante estos últimos años de un buen nivel de crecimiento económico y de la confianza de los inversores en la región, lo que ha favorecido su acceso al crédito. El año pasado, en un contexto de contracción de la IED mundial, las empresas translatinas se expandieron, en algunos casos, a partir de oportunidades de negocios generadas por el repliegue de firmas europeas. En efecto, siete de las diez grandes adquisiciones realizadas por las translatinas correspondieron a compra de activos a empresas europeas.

Con respecto a la IED hacia el exterior de estas empresas, es importante destacar el incremento de casi el 500% entre 2000 y 2012 ?período en el que la inversión regional en el exterior pasó de US$ 8.225 millones a US$ 49.131 millones anuales?. Los casos más exitosos de trasnacionalización son los de México y Chile, donde la inversión en el exterior alcanzó US$ 25.597 y US$ 21.090 millones respectivamente en 2012 ?explicando el 95% del total de la región?. Colombia también ha incrementado rápidamente la inversión de sus empresas en el exterior, alcanzando en el primer semestre de este año US$ 1.445 millones ?casi la mitad de lo invertido por México y Chile, respectivamente?.

Para la Argentina, el monto de la inversión en el exterior para el año pasado fue de US$ 1.089 millones, muy similar al monto invertido en 2000 y menos de la mitad de lo invertido en 2006 (US$ 2.439 millones). En términos relativos, nuestras empresas invirtieron en el exterior entre el 4 y el 5% de lo invertido por las mexicanas y las chilenas, respectivamente.

Nuestro desafío

El contexto de los últimos años para la región no tiene precedentes, tanto en lo que se refiere a los flujos de IED recibidos como a las oportunidades de inversión en el exterior para avanzar en la globalización de sus empresas. Los datos preliminares para 2013, recientemente publicados por CEPAL, indican que después de tres años de alzas continuas y cifras históricas, América Latina continúa atrayendo IED en montos crecientes.

Como destaca Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, “los países de la región no sólo siguen siendo atractivos para los inversionistas extranjeros, sino que también se están atreviendo cada vez más a conquistar otros mercados por medio de las translatinas”. La buena noticia es que es muy probable que los factores que han influido la llegada de IED a la región continúen siendo relevantes en los próximos años.

Y si bien la Argentina se ha beneficiado de este contexto regional, es prioritario revertir la pérdida de posiciones relativas con respecto a nuestros vecinos, tanto en lo que respecta a la recepción de flujos de inversión extranjera como a la globalización de nuestras empresas a través de la inversión en otros países.

De no hacerlo, el costo de oportunidad será cada vez más alto. Haciendo un simple ejercicio contrafáctico, el año pasado la Argentina podría haber recibido flujos de IED por aproximadamente US$ 33.164 millones en vez de los US$ 12.551 millones que obtuvo, si hubiera mantenido la participación del 19% en el flujo total hacia la región que ostentaba atrás. Teniendo en cuenta el problema de que supone la restricción externa y la necesidad de inversión para el sector energético, es imprescindible debatir cuáles son las políticas y condiciones más adecuadas para recuperar el terreno perdido.

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