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Los precios de los alimentos

Y la inestabilad política

22 marzo de 2013

(Columna del economista Joaquín Pastor)

Desde que se incorporó el impacto provocado por el bloqueo petrolero de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de los '70, los precios de las materias primas pasaron a un segundo plano en la discusión económica. Pero hoy en día, en un contexto de elevados precios internacionales de los alimentos,crisis alimentarias y desórdenes políticos en distintos países,el tema volvió a instalarse.

Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) a mediados de 2008 los precios de los alimentos en los mercados internacionales habían alcanzado su nivel más alto de casi 50 años. La consecuencia de esta suba, sumada a la desaceleración económica, fue que más de 100 millones de personas se vieron empujadas hacia la pobreza y el hambre. Luego de que la tendencia de los precios se revirtieraa causa de la crisis financiera internacional, las commodities alimentarias retomaron el sendero alcista, alcanzando en febrero de 2011un nuevo máximo, por encima de los niveles alcanzados en 2008, para posteriormente descender.

En la actualidad, los precios han bajado respecto de esos picos, aunque aún permanecen en general más altos que en años anteriores y muy volátiles.

Subnutrición en el mundo

Los consumidores en países de bajos ingresos que importan alimentos son particularmente vulnerables a estas circunstancias, por lo que las subas de precios han aumentado la preocupación de los gobiernos. Si bien las variaciones de precios internacionales no tienen un correlato completo en los precios internos a causa, principalmente, de las diferentes políticas adoptadas en cada país en relación al comercio de estos productos, aún así, las mismas se transmiten a productores y consumidores.

El aumento en el costo de los alimentos básicos dificulta aún más la vida de aquellos que dedican gran parte de sus ingresos a la compra de estos bienes.

En el período 2007-2009, momento de fuertes subas de los precios, el número de personas subnutridas en el mundo (aquellas que no consumen los alimentos necesarios para poder llevar una vida sana y realizar una actividad física liviana con un peso corporal mínimo aceptable para la estatura alcanzada) llegó a 867 millones, según cálculos de FAO. Entre 2010y 2012, se habría ubicado en 868 millones. La tasa de subnutrición promedio a nivel mundial en el período 2010- 2012 era de 12,5%, con menos del 5% de la población en países desarrollados afectada pero con 14,9% en países en desarrollo. El 98% de las personas subnutridas se encontraba en éstos últimos.

Descontento popular

La relación entre el precio de los alimentos y el descontento social ha sido frecuente a través de la historia. Por ejemplo, la Revolución Francesa se produjo en el contexto de una catástrofe climática que elevó el precio del pan en 90% y la Revolución Rusa, en una situación de desabastecimiento de alimentos y penurias económicas. Hay muchos otros ejemplos.

Más recientemente, entre fines de 2007 y principios de 2008, se produjeron disturbios relacionados al precio de la comida en más de cuarenta países, según documentan Joachim von Braun y Getaw Tadesse, investigadores de la Universidad de Bonn, Alemania.

Las protestas afectaron a parte de Africa (Camerún, Costa de Marfil, Egipto, Mauritania, Marruecos y Senegal), América Latina (Bolivia y Haití) y Asia (Irán, Pakistán, la India, Bangladesh, Tailandia e Indonesia, entre otros). Cuando los gobiernos reaccionaron en forma drástica, las revueltas perjudicaron el ejercicio de la libertad política y, en ocasiones, llevaron a la población a migrar hacia países limítrofes. En algunos casos, las protestas fueron el disparador de significativos cambios económicos y políticos.

En efecto, distintos analistas mencionan a la suba de los precios de los alimentos como una de las principales causas de la Primavera Arabe. Un caso ilustrativo es el de Egipto, país en el cual la desnutrición infantil había aumentado significativamente en el contexto anterior a las protestas de 2011, que terminaron con la dimisión deHosni Mubarak.

La experiencia sugiere que, en estos casos, el malestar social proviene de la percepción por parte de la población de que la seguridad alimentaria no está garantizada, más que en el largo historial de fallas de los gobernantes. El apoyo popular ?aquél del cual gozan incluso algunos gobiernos corruptos y autoritarios? desaparece cuando una parte importante de los ciudadanos no puede acceder a los alimentos.

En un trabajo reciente, los economistas del Fondo Monetario Internacional( FMI) Rabah Arezki y Markus Brückner hacen un análisis formal de la evidencia empírica sobre la relación entre el precio de los alimentos y la inestabilidad social y política. A partir de datos de panel para un conjunto de 120 países durante el período 1970-2007, los autores encuentran que la relación entre el aumento de precios internacionales de los alimentos y la inestabilidad se cumple para los países de ingresos bajos (que son, presumiblemente, los menos responsables de los cambios de precios), pero no para los de ingresos altos.

El futuro

En un escenario futuro de precios altos para los productos alimenticios, crisis económicas recurrentes y problemas ambientales, podrían esperarse más protestas alrededor del mundo. El agravamiento de las condiciones conllevaría más cambios políticos, de los cuales la Primavera Arabe sería sólo una muestra.

Por consiguiente, la inseguridad alimentaria no sólo debe ser de sumo interés para los gobernantes por su aspecto humano sino a causa de su posible impacto geopolítico. Se trata de un potencial factor desencadenante de desórdenes sociales y, como muestran los hechos mencionados, menos alimentos en ciertos países pueden significar cambios de gobiernos.

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