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¿Cuánto crecerán las reservas?

¿Mucho, poquito o nada?

18 enero de 2013

(Columna de Lorenzo Sigaut Gravina y Juan Pablo Paladino, economista Jefe de Ecolatina y Coordinador de Estudios y Análisis de Ecolatina, respectivamente)

Existe cierto consenso sobre una mejor performance de la economía argentina en 2013, basada en factores exógenos ?repunte de Brasil, la mejora de la cosecha agrícola y los menores vencimientos de deuda pública (no pago de cupón de PIB)? y una política económica expansiva propia de un año electoral. Sin embargo, también hay divergencia de opiniones sobre algunas cuestiones de peso como la magnitud del repunte de la actividad económica, el nivel de inflación, la pauta salarial y el resultado del balance de pagos. Dado que desarrollar en detalle cada uno de estos temas nos llevaría muchas palabras, en esta oportunidad vamos a concentrarnos en la evolución de las reservas internacionales en 2013. Si bien son los menos, algunos colegas prevén una caída en el stock de reservas a fin de año, mientras que otros ?incluyendo el BCRA? proyectan una acumulación.

Tener una respuesta clara a este interrogante no es menor ya que el stock de reservas se contrajo en los últimos dos años, acumulando una caída de casi US$ 9.000 millones. Conviene empezar por el cierre del año pasado. Pese a la intensificación de las restricciones cambiarias, el stock de reservas internacionales del BCRA al 31 de diciembre de 2012 alcanzó US$ 43.290 millones, lo que implica una caída de casi US$ 3.100 millones respecto de fines de 2011.

El cepo cambiario comprimió sensiblemente la fuga de divisas (pasó de US$ 21.500 millones en 2011 a menos de US$ 4.000 millones en 2012), pero al bloquear la salida también redujo la entrada de capitales financieros. De hecho, no hubo una mejora significativa en el déficit de la cuenta capital (CK), ya que tanto empresas como provincias colocaron menos deuda en el exterior y el Ejecutivo Nacional pagó con reservas los vencimientos de la deuda pública. Sí se observó una mejora en el saldo de la Cuenta Corriente (CC).

Las restricciones a las importaciones y al giro de utilidades apuntalaron el resultado pero a un costo elevado sobre la actividad y la inversión. De todas formas, el superávit de la CC no alcanzó a compensar el déficit de la CK pero ayudó a moderar el rojo del balance de pagos (las reservas cayeron menos que los US$ 5.800 millones de 2011). Para 2013 hay dos factores que nos permiten ser algo más optimistas respecto del saldo del balance de pagos. En primer lugar, la oferta de “agrodólares” mostraría un salto de US$ 3.000/5.000 millones (gracias a una mejor cosecha). Además, se suman menores vencimientos de deuda pública por el no pago de cupón de PIB (implican un ahorro de casi US$ 3.000 millones).

Sin embargo, para que el crecimiento esperado para 2013 se materialice habrá que importar más energía e insumos intermedios. Como el incremento de las compras externas será parecido al salto de las exportaciones, proyectamos un superávit comercial similar al de 2012 (US$ 12.000 millones).

Otras cuentas

Más allá del excedente de bienes, el resto del intercambio comercial (servicios y rentas) seguirá mostrando un déficit que puede incluso profundizarse. El caso más relevante es el de turismo: los controles para acotar los egresos -plenamente vigentes en 2013- pueden funcionar pero no revierten la caída de los ingresos por turismo receptivos, que se profundizaría por una creciente liquidación de divisas fuera del MULC para aprovechar el spread cambiario. Además, habrá que seguir de cerca qué ocurre con el giro de utilidades. En 2012 el cierre del grifo fue casi completo, lo que implicó un ahorro de casi US$ 3.300 millones. Pero este aporte extraordinario no se podrá repetir en 2013: la transferencia de utilidades podría incluso aumentar.

En síntesis, con un saldo comercial similar al del año pasado y un leve incremento del rojo por turismo y algo más de utilidades, la CC no debería mejorar. Por ello, para recomponer las reservas todas las fichas están puestas en el menor déficit de la CK. Como ya mencionamos esta tarea no será sencilla por la falta de incentivos al ingreso de dólares financieros.

Dos puntos clave que pueden terminar de inclinar la balanza es el refinanciamiento de préstamos con el Banco de Basilea (vencen US$ 3.000 millones restantes de los US$ 5.000 millones solicitados en 2011) y lo que suceda con los depósitos en dólares, ya que casi 90% están encajados en el BCRA. En suma, creemos que en 2013 al BCRA le costará acumular divisas. La buena noticia es que, luego de un bienio en que se perdió el 17% del stock, las reservas dejarán de caer. La mala es que la acumulación no será significativa.

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