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La política monetaria global de 2013

Las enseñanzas de 2012.

21 diciembre de 2012

(Columna de Germán Fermo, director de la Maestría en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella y del sitio MacroFinance germanfermo. com)

Sin dudas, esta crisis nos ha sorprendido en cada año desde su inicio con un concepto diferente. Y así como el 2008 fue el año del colapso posterior a la quiebra de Lehman Brothers, 2012 es un año en donde más que nunca quedó claro y “hasta por escrito” el compromiso de la Reserva Federal como sostenedora en última instancia del nivel de precios de los activos financieros, lo que se ha dado en conocer como entorno reflacionario.

Parecería que la Fed durante este 2012 hizo un gran esfuerzo en definir con la mayor claridad posible el sendero monetario del próximo año. Primero, el 6 de septiembre con una tercera ronda de flexibilización cuantitativa con final abierto (indicándole al mercado que el compromiso de seguir inyectando dólares está para quedarse por mucho tiempo) y, luego, con un histórico comunicado el 12 de diciembre pasado. Lo de la Fed el pasado 12 de diciembre ha sido histórico en el sentido de que por primera vez supeditó su decisión de mantener la tasa de referencia en 0% al menos hasta que la tasa de desempleo alcance el 6,5% y, por sobre todo, antepuso los objetivos de pleno empelo a las metas de inflación.

Actualmente la Reserva toleraría hasta un 2,5% de inflación de corto plazo, 0,5 punto por encima de su meta de equilibrio de largo plazo del 2%. Es la primera vez en décadas de política monetaria que la Fed envía semejante señal, lo cual sin dudas reescribe la forma de hacer política monetaria: se busca absoluta certeza y sin lugar a ambigüedades. Pensando en el 2013 parecería que las contenciones monetarias de los principales bancos centrales del mundo, y en especial de la Reserva Federal, han definido un firme sendero en donde los colapsos abruptos en los precios de activos parecerían estar “prohibidos” casi por definición.

Obviamente eso no quiere decir que el 2013 no vaya a exhibir ventanas de negatividad pero parecería que la volatilidad intrínseca del sistema ha ido colapsando a lo largo de estos cinco años de crisis. El índice VIX vio su máximo por septiembre del 2008 al llegar a un nivel de 88, exhibiendo picos de 44 en el 2010 y 2011 pero solamente llegando a 26 durante un 2012 que se despide con un nivel spot de 15.

Mucho se comenta sobre la forma en la que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, ha distorsionado los rendimientos en la parte larga de la curva soberana americana pero poco se dice sobre el hecho, no menor, de que las curvas de volatilidades implícitas resumidas en el VIX también han sufrido un colapso tan violento que las pone en niveles pre-crisis 2007, como si ya no hubiesen más problemas por resolver, como si Grecia ya estuviera solucionada y como si Europa le hubiese dado al mercado una respuesta de largo plazo a su crisis de deuda. Lo cierto es que el 2013 comenzará con unos cuantos viejos fantasmas de esta crisis que siguen sin ser resueltos pero también es cierto que el G3 sigue firme en dilatar todo lo que el mundo le permita el reconocimiento total de la crisis.

El 2012 claramente, y por escrito, ha intentado definir un sendero económico desde Estados Unidos con la menor volatilidad esperada posible e intentando, vía una certeza mayor, seguir estimulando una inversión que si bien ha mejorado en Estados Unidos sigue mostrándose débil. El peor enemigo de la inversión es la incertidumbre y eso Bernanke lo ha comprendido perfectamente. Por eso ha ido incrementando a lo largo de los meses la claridad con la que intenta definir el mapa monetario de la principal economía del globo.

Sin dudas, 2013 comienza muy caro por lo que estará vulnerable a las muchas malas noticias que todavía acechan a la economía global. Sin dudas, Grecia sigue siendo un gran interrogante puesto que se acerca al 200% en el ratio de deuda/PBI y con un desempleo del 25%. Pero también es cierto que el 2012 ha sido un año en donde se reafirmó la firme voluntad de los principales bancos centrales del mundo de convertirse en sostenedores monetarios de un equilibrio que a nivel real sigue preocupando pero que, a pesar de ello, desde marzo del 2009, y casi ininterrumpidamente, no ha parado de reflacionar fruto de una política monetaria mundial históricamente laxa. El 2013 no será una excepción a este paradigma.

El 2012 ha demostrado claramente que resulta imposible apostar a un movimiento pesimista de largo plazo dado que ello implica jugarle en contra a bancos centrales con infinita capacidad de emisión y, por lo tanto, de reflación global. Este paradigma quedará intacto hasta, al menos fines, del 2015. En este contexto no parece improbable una posible corrección de inicios de año dado los niveles alcanzados por todos los activos de riesgo en el 2012 y por la carencia de una “buena noticia potencial”. Sin embargo, a pesar de correcciones probables y hasta violentas, la tendencia esperada de los activos financieros sigue siendo claramente definida por un “optimismo nominal” alimentado por cuanto paquete de asistencia sea necesario hasta que esta crisis interminable comience a claudicar.

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