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¿Qué se puede esperar del nivel de actividad?

Factores positivos vs. negativos.

21 diciembre de 2012

(Columna de Jimena Calvo, economista jefe de la Fundación Capital)

Para poder dar respuesta a esta genuina pregunta que todos nos hacemos, un buen ejercicio es tratar de imaginar las trayectorias y políticas que perdurarán en el próximo año (algunas incluso podrán profundizarse) y los eventos que, en sentido positivo, podrían contrapesar. El punto de partida no resulta menor y es malo: venimos de un 2012 pobre en materia de actividad económica y con un flojo arrastre estadístico que, sin duda, heredará el próximo año (ambos en torno al 0,5 y 1 punto).

Esto se da en el marco de un piso de inflación elevado que, con mayor crecimiento, podría avanzar unos puntos más; un tipo de cambio atrasado y segmentado y un mercado de trabajo que parece extenuado para generar mayor empleo. No es cuestión de ser adivino. Por un lado, se volverán a observar algunos hechos estilizados de 2012 en el plano de la política económica:el mercado cambiario continuará desdoblado; el BCRA seguirá siendo la principal chequera del Tesoro y el balance de la autoridad monetaria continuará deteriorando su calidad y fuerza, entre otros.

Esto se dará en un contexto de elevada puja distributiva y conflictividad social, con un movimiento obrero más segmentado y una inflación instalada en niveles máximos para este Gobierno (cercano al 28%). Aunque, por otro lado, la resistencia a la baja de la tasa de desempleo funcionará como contrapeso en dicha discusión. Mientras que, en sentido contrario, si bien se espera que se repita el mismo saldo comercial que en 2012 (en torno a los US$ 13 mil millones), aun con un balance energético que casi se duplicaría por el crecimiento económico, es altamente probable que en 2013 sí se acumulen reservas gracias a un programa financiero más holgado (si finalmente no hay pago de cupón en 2013), que permitiría, además, flexibilizar un poco el torniquete de las importaciones. Esto le dará aire a la actividad económica.

Asimismo, el mayor crecimiento de Brasil, así como también la mejor cosecha con buenos precios que se espera para el 2013, serán los motores para que las exportaciones vuelvan a crecer por encima del 7%, luego de registrar una merma del 2%. en 2012. De esta manera, sectores importantes como el agro y la industria, que pesan 20% en la economía argentina, aportarán de manera directa 1,5 puntos de crecimiento.

Por el lado de la demanda interna, el consumo crecerá unos puntos por arriba de lo experimentado en 2012, algo por arriba del 3%. Las perspectivas de expansión económica, el consumo de bienes durables rezagado (autos, electrodomésticos, etcétera) y el año electoral jugarán a favor de un incremento, mientras que la baja creación de empleo y la elevada incertidumbre, le impondrán un techo.

Por su parte, estimamos que la inversión tendrá un rebote del 4% (de la merma del 5% de 2012), de la mano principalmente de las importaciones de bienes de capital, que cayeron en 2012 13% y que estimamos deberían crecer en torno al 8% en 2013, aunque esta última se ha convertido en una variable discrecional y de difícil estimación, por lo que será clave a la hora de ir ajustando estimaciones del PIB a lo largo de 2013. La incorporación de bienes de capital nacional fue la única que experimentó una performance positiva en 2012 (creció cerca del 5%) y puede crecer algo más en 2013 de la mano del sector agrícola.

Finalmente, la construcción (principal agregado de la inversión) esperamos que tenga un pequeño incremento cercano al 2%, traccionado por el sector público en un contexto electoral, mediante obras de infraestructura y plan de viviendas, y algo que pudiera crecer la construcción residencial como refugio de valor. Se debe tener en cuenta que el sector industrial cuenta con cierta capacidad ociosa para crecer el próximo año sin necesidad de importantes inversiones porque ha caído tanto el uso de capacidad instalada como las horas trabajadas (5% y 2%, respectivamente) y que en el presente año se podrá observar un crowding-out en lo que hace a financiamiento bancario y del mercado de capitales, empeorando de algún modo las condiciones para invertir (al aumentar la tasa de interés), lo que se sumará al repliegue de la inversión generado por la mayor incertidumbre y el deterioro de la competitividad, por el atraso cambiario y mayores costos en dólares que vienen del pasado.

De esta manera, el producto crecerá en 2013 alrededor del 3%, un valor positivo que servirá para transitar un año electoral sin grandes sobresaltos, pero amarrete ya que no permitirá mejorar las inconsistencias del modelo ni el deterioro del frente social. En síntesis, las inconsistencias macro, sumado a la sobreactividad en la agenda económica durante el año 2012, fatigaron el modelo, deteriorando aún más los dilemas y el humor social. Sólo cuestiones exógenas permiten ser más optimistas: Brasil, la cosecha y los precios de los principales granos darán un poco de “aire” a la economía, pero no se descarta que este no se transforme en una “pequeña brisa”, ya sea por cuestiones exógenas o endógenas.

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