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Síntomas de recuperación

Luces y sombras del 2013.

27 septiembre de 2012

(Columna de Alejandro Caldarelli, director de Economía & Regiones)

Luego del enfriamiento del nivel de actividad provocado por las medidas adoptadas durante el último trimestre del año pasado y el primer semestre del 2012, la economía local volvió a repuntar en junio y en julio, mostrando suaves síntomas de recuperación. El drenaje de capitales del año pasado generó un marcado enfriamiento del nivel de actividad económica. Como suele suceder en la Argentina, la incertidumbre, la inflación, el atraso cambiario y/o las expectativas de devaluación potencian la demanda de dólares en detrimento del consumo y la inversión.

Consecuentemente, las expectativas de los agentes económicos se hacen realidad y la reducción de la demanda de pesos y depósitos induce una caída de la actividad. Pasadas las elecciones, el Gobierno intentó frenar la fuga de capitales restringiendo la compra de dólares. Las medidas fueron exitosas para aplacar la salida de divisas, pero no modificaron el clima de incertidumbre y desconfianza del público.

Una parte de la fuga se volcó a los mercados de dólares alternativos (“blue” y “contado con liqui”) y otro tanto se tradujo en destrucción de depósitos en dólares que el sector privado guardaba en los bancos. Así, se profundizó el proceso de enfriamiento económico y la incipiente recesión en algunos sectores productores, como la construcción, la industria y los servicios vinculados con ambas.

Por el lado de la demanda, la inversión fue la variable más golpeada con un recorte del crecimiento de 14 puntos entre el promedio de 2011 (16,6%) y el primer trimestre de este año (2,8%). De este modo, la tasa de crecimiento promedio anual de 2012 alcanzaría un 2,6%, dejando un piso de crecimiento de 1,1% para el próximo año. El pobre desempeño en materia de crecimiento se explica por la caída de 10% en la inversión (en términos reales). También influye negativamente el comportamiento de las exportaciones, que caerían 1% como consecuencia de la menor cosecha de soja y la caída de las exportaciones a Brasil, que afectó negativamente a nuestra industria en general y a las automotrices en particular. En este contexto, la demanda agregada se sostiene por el consumo público (+9.5% a/a) y, en menor medida, por el privado (+3% a/a), aunque este último ya no tiene el mismo dinamismo que años anteriores, dado que no se está creando empleo y los ajustes salariales no alcanzaron a recomponer el poder adquisitivo.

El escenario global mantiene una perspectiva de crecimiento modesto. No obstante, las variables relevantes para la Argentina (soja y Brasil) presentarían buenas perspectivas para lo que queda de 2012 y en 2013. La soja seguiría cotizando a buenos precios en el mercado internacional y el nivel de actividad en Brasil repuntaría suavemente durante los próximos trimestres. De acuerdo con nuestras estimaciones, el precio de la tonelada de soja subiría, en promedio, de US$ 530 (2012) a US$ 555 (2013) y la tasa de promedio de expansión del PBI de Brasil pasaría de 1,6% (2012) a 4% (2013), con un tipo de cambio nominal que sólo se depreciaría 3,5%, pasando de 2 reales/ US$ a 2,07/US$ para fines de 2013.

En este escenario, la tasa de crecimiento del PBI en 2013 ascendería a 3,5%, con un consumo público creciendo 10%, seguido del consumo privado (+3,3%), que volverían a ser los factores más dinamizantes de la demanda. La débil performance de la inversión privada (0% a/a) será el principal escollo para que el producto crezcan más.Si bien se espera un superávit comercial de US$ 12.646 M con exportaciones por US$ 92.100 M e importaciones por US$ 79.500 M, este ingreso de divisas no alcanzaría a compensar la salida del dólares del resto del balance de pagos, forjando una caída de reservas de US$ 5.000 M.

De esta manera, si bien el sector externo jugaría más a favor que en 2012, no alcanza para convertirse por sí mismo en el principal estimulador de la demanda y el crecimiento económico. El sector externo tendrá una contribución positiva pero no determinante para el crecimiento económico de 2013. Un cambio de sesgo en las políticas públicas que tendiera a incentivar la inversión podría impactar más positivamente en la tasa de crecimiento del PBI.

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