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El país bipolar que muestran las encuestas

La situación económica y social.

13 septiembre de 2012

La firma CCR, especializada en estudios de mercado, viene realizando desde hace diez años una encuesta a lo largo de todo el espectro socioeconómico para determinar cuál es el humor social predominante y cómo se refleja esto en los hábitos de consumo de la población. La última medición, cuyos resultados acaban de conocerse, revela que casi la mitad (47%) de los argentinos ve con preocupación el horizonte de 2013.

La inquietud se manifiesta, sin embargo, en diferentes grados: una quinta parte de los encuestados avizora una crisis grave, en tanto que el 26% le atribuye una intensidad moderada. Frente a esto, tres de cada diez piensan que no habrá grandes crisis, pero que tampoco mejorará apreciablemente la situación. Y apenas el 13% de optimistas anticipan que 2013 será “un año mejor que éste”. El 11% no se anima a formular un pronóstico. A la hora de calificar la situación económica actual, un exiguo 1% la define como “muy buena” y el 15% como “buena”. Entre los más entusiastas se encuentran los integrantes del segmento socioeconómico más alto y los individuos de 50 a 60 años. En cambio, y quizá como consecuencia del menor nivel de vida de quienes dependen de una jubilación, sólo 6% de los mayores de 60 años califican positivamente el estado de la economía.

Cuatro de cada diez encuestados se inclinan por un “regular”. Y las visiones negativas se reparten entre 26% que evalúa el escenario presente como “malo” y 17% como “muy malo”.

Juicio al Gobierno

Cuando se les pide a los consultados que califiquen el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, apenas el 3% la galardona con un “muy bueno” y 9% le asigna un “bueno” (entre los adultos mayores de 50 a 60 años la proporción crece a 13%). Alrededor de una quinta parte considera que la actual gestión es “regular”, 28% la evalúa como “mala” y 41% como “muy mala”. Las peores calificaciones se concentran en el segmento ABC1 (con la mitad de los consultados endilgándole un muy mal desempeño a la actual administración) y entre los mayores de 61 años (con 53% de opiniones extremadamente críticas).

Las asignaciones sociales (planes Trabajar, Jefes y Jefas de Familia, etcétera) son el principal motivo de las visiones positivas de la acción del Gobierno, (con una incidencia del 42%). Le siguen cuestiones tales como las reformas en materia de identidad de género, matrimonio igualitario y la política de derechos humanos (alrededor del 17%). Menos relevancia (en torno al 13%) adquieren, en cambio, las estatizaciones de empresas y los aumentos a los jubilados.

En el grupo de los críticos a la gestión kirchnerista, la inseguridad y la corrupción son los principales factores identificados (con algo más de 30% cada uno) en las valoraciones negativas. Les sigue, de cerca, la inflación, con el 26%. Curiosamente, las asignaciones sociales también disparan visiones desfavorables, con una gravitación del 18%. Entre 15 y 16% de los cuestionadores señala la soberbia y la falta de diálogo como defectos graves del Gobierno.

El bloqueo a la compra de dólares, a pesar de su presencia protagónica en los medios, suscita, en cambio, apenas algo más del 7% de las malas calificaciones a la gestión oficial.

Curiosamente, y en consonancia con la debilidad percibida en los partidos enfrentados al Gobierno, los encuestados no ubican a un político, sino a un periodista, Jorge Lanata, en el primer lugar del podio de los opositores, con un tercio de las menciones. Le sigue, de lejos, Mauricio Macri, con 22%. Y más atrás, el líder sindical Hugo Moyano, con 11% y Hermes Binner, con 10%. Héctor Magnetto, timonel del oficialmente denostado grupo Clarín, recibe apenas el 3% de las menciones, y otro tanto va a parar a manos del gobernador bonaerense Daniel Scioli, cuyos frecuentes juramentos de lealtad a la figura de Cristina Kirchner evidentemente no alcanzan a disipar el aura opositora que comienza a rodear su imagen.

Los investigadores de CCR procuraron también determinar las causas de mayor inquietud que acosan hoy a los argentinos. En promedio, se perciben cuatro grandes factores en este terreno: la inseguridad, la inflación, la corrupción y la desigualdad social. Vale la pena mencionar que la corrupción estrena aquí su condición de tema preocupante, puesto que en la misma medición realizada el año pasado casi no aparecía mencionada. Las dificultades para acceder a la casa propia y el desempleo (que tampoco resultaba destacado en la encuesta anterior) desvelan a la clase media baja y a los pobres. Para estos últimos otra razón de desasosiego es la impunidad.

La inseguridad es el problema mencionado en primer lugar por el 38% de los encuestados. La inflación adquiere esa jerarquía para el 17% y, llamativamente, es prácticamente idéntico (16%) el índice de los que le asignan esa calificación a la corrupción. Cuando se les pide a los encuestados que evalúen la evolución de su propio poder adquisitivo, una sólida mayoría de dos tercios señala que se ha deteriorado (bastante, para el 43%, y mucho para el 24%). La cifra, que en sí misma es llamativa, se torna aún más inquietante si se considera que en la medición de 2008 algo menos de la mitad (46%) emitía ese diagnóstico.

Volver al barrio

En cuanto a los hábitos de consumo (la especialidad de la consultora CCR) que caracterizan a esta etapa, los investigadores hablan de una estrategia “del rebusque”, que apunta a buscar el precio más bajo posible y a optimizar el gasto.

Una tendencia novedosa es la caída en la percepción de las grandes cadenas de hipermercados como garantía de precios más bajos y el ascenso en las preferencias de los negocios barriales, sobre todo los asiáticos. En la medición del año pasado, los hiper aparecían ubicados en el segundo lugar del ranking de canales más transitados por los consumidores, con el 45% de menciones; ese índice baja ahora a apenas 34%. Los almacenes y despensas barriales que en la encuesta de 2011 aparecían en el tercer lugar con el 33% pasan a ahora al segundo, con 42%, con un fuerte aporte de los segmentos más pobres (D1 y D2). Lo mismo se observa con los supermercados asiáticos, que se elevan de 28% a 36%, con fuerte presencia en la clase media. Y los locales que venden productos sueltos pasan de captar el 17% de las preferencias a un sólido 26%, con mayor fortaleza en las capas socioeconómicas más bajas. Hay un descenso en las adhesiones que consiguen los shoppings (de 14 a 11%) y las compras directas en el Mercado Central (de 11% a 7%).

En los sectores medios y bajos los encuestados señalan que han disminuido el monto de sus compras, que ahora son también más frecuentes, hay más propensión a comprar envases de menor tamaño y se retrae el gasto para mantener un stock de productos en el hogar. Alrededor de ocho de cada diez consumidores consultados reconocen que su elección de las marcas y del día en que realizan la compra depende de la existencia de ofertas y promociones. Y seis de cada diez manifiestan que han variado sus hábitos en cuanto al lugar donde concretan sus compras; por ejemplo, abandonaron los shoppings en favor de locales a la calle y consultan por Internet para ver dónde pueden encontrar las mejores ofertas. La respuesta “compro menos en general” aparece en casi el 40% de los encuestados, y es más frecuente entre las personas de 50 a 60 años y los segmentos socioeconómicos más desfavorecidos. En el ABC1, en cambio, menos de un tercio reconoce haber adoptado esa actitud.

Recuadro: ¿Cuál es el mejor país para vivir?

Puestos a elegir el país que consideran ideal para vivir, tres de cada diez encuestados optan por la Argentina. Paradójicamente, quienes manifiestan en mayor medida esta preferencia son personas que se encuentran el nivel socioeconómico más bajo (D2), un sector en el que la mitad de las respuestas se orientan hacia el propio país. Pero cuando se les pregunta por qué hacen esta elección, una sólida mayoría reconoce “sentimientos nacionalistas”.

Sólo el 15% argumenta que “la gente vive bien” y apenas el 13% acota que hay un “buen gobierno”. El segundo destino en el ranking de las preferencias le corresponde a Suiza, con el 16,4% de las menciones. Una cuarta parte de los pobres en el nivel socioeconómico D1 apunta en esa dirección. Canadá aparece en el tercer lugar del listado (con más relevancia entre los adultos de 50 a 60 años) y Brasil ocupa la cuarta posición con 11,1%. Vale la pena subrayar que el “buen gobierno” de Dilma Rousseff es citado como motivación por casi seis de cada diez consultados que expresan su interés por el gigante del Mercosur.

Un caso curioso es el de España, tradicional meca de los argentinos con deseos de emigrar, que ahora, crisis mediante, sólo atrae las preferencias de poco más del 1%.

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