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Proyecciones en declive

¿Cómo se pasa de la desaceleración al temor por la estanflación?

01 junio de 2012

El cargo de viceministro de Economía está de moda. Axel Kicillof es uno de los principales referentes de la conducción económica del kirchnerismo. ¿Por qué no consultar entonces qué dicen otros ex viceministros de Economía sobre la coyuntura? Jorge Todesca, número dos de Jorge Remes Lenicov (mandato Eduardo Duhalde) y Juan Llach, número dos de Domingo Cavallo (durante el período de Carlos Menem) dan sus visiones sobre la economía y si el nivel de actividad va rumbo a una recesión.

Según el último informe del IAEUniversidad Austral la economía argentina se encuentra en medio de una tendencia que, de no mediar una respuesta del Gobierno, desembocará en un estancamiento con inflación alta. Algo que los economistas llaman estanflación. Sin duda, no se trata de uno de los pronósticos más optimistas. Para el ex viceministro de Economía Juan Llach lo que preocupa es la tendencia y según el economista no hay señales de que el asunto vaya a cambiar. “No sólo es clara la marcada desaceleración de la economía sino que empiezan a aparecer señales recesivas mientras la inflación al consumidor se mantiene por ahora cerca de 23% pero con peores expectativas”, sostiene Llach, director del Departamento de Economía del IAE-Austral.

“Se insinúa así la posibilidad de una estanflación, término acuñado hace cincuenta años por los economistas para caracterizar a la economía argentina en 1962, lo que revela que a nuestro país le cuesta mucho aprender de su pasado y tropieza, en cambio, varias veces con la misma piedra”. El aumento de las expectativas de inflación las ha llevado a valores record de 30% para la mediana y 37,1% en promedio según la UTDT, mientras la base monetaria tiende a convalidarlas con un aumento interanual de 33,2% en abril, en buena medida por el incesante aumento del financiamiento al Gobierno. Por otro parte, los convenios colectivos de trabajo demoran en firmarse y aquellos que lo han hecho muestran aumentos de 22%/24% ya que incluyen sumas fijas no agregadas a los porcentajes. “Se cae así la tibia señal de coordinación de expectativas dada por el Gobierno cuando sugirió 18%”.

En cuanto al nivel de actividad muchos indicadores empezaron el año mostrando sólo desaceleración pero hay algunos que revelan señales de recesión. La producción industrial mostró en enero-marzo la tercera caída trimestral consecutiva de acuerdo a la encuesta de FIEL. Por ejemplo, la producción de autos bajó 5,7% en al primer cuatrimestre y su exportación cayó 19,5% en el mismo período. El índice líder de la Universidad Di Tella tuvo en marzo una caída interanual de 9,9%. Por otro lado, las estimaciones de la cosecha de soja siguen cayendo y se ubican ahora cerca de 40 millones de toneladas, 15 menos que las esperadas, lo que implica una merma de US$ 8.100 millones, parcialmente compensada por el aumento de US$ 4.000 millones por los mejores precios.

“Con todo, lo más preocupante del nivel de actividad económica es la caída de la inversión, que con mejores señales podría estar compensando el menor dinamismo del consumo”. La construcción cayó 1% en el primer cuatrimestre y el volumen de las importaciones de bienes de capital cayó 29% en marzo y 12% en el primer trimestre. Complicará más aún este panorama el cambio de política monetaria del Brasil, que ha conducido hasta ahora a una devaluación del real del 20%. Finalmente, un pronóstico del investigador del IAE, Eduardo Luis Fracchia: con una recesión y una tasa de desempleo de 15% se agotaría el modelo y el año que viene se daría vuelta el electorado.

Exportaciones

Todesca, por su parte, señala que la situación no es tan grave como la de la crisis de 2008-2009. Según el director de Finsoport Consultores Económicos la situación luce mucho más benigna. Entonces ¿por qué se escuchan voces críticas? “El crecimiento desbocado de algunas variables nominales como el tipo de cambio y los precios no responden al desplome del mundo sino a las graves impericias de los responsables de la política económica”, razona. Por empezar, las exportaciones aumentaron entre el cuarto trimestre de 2011 y el primero de 2012. En cambio habían caído durante la primera fase de la crisis de Lehman.

El precio de la soja se derrumbó desde US$ 568 por tonelada en julio de 2008 hasta US$ 355 en diciembre del mismo año (38%), recuperándose parcial y lentamente de esa caída durante 2009 (de hecho, a finales de ese año, la cotización se situaba por debajo de US$ 470). En cambio, el efecto sobre el precio internacional de la soja de la segunda fase de la crisis mundial ha sido relativamente leve y transitorio: aquel se redujo desde US$ 547 por tonelada en agosto de 2011 hasta US$ 466 en diciembre del mismo año (15%), merma de la que se recuperó plenamente en abril y mayo de 2012, ubicándose en US$ 567. La actual producción agrícola resulta ostensiblemente superior a la obtenida en la campaña 2008/2009, que había sido afectada adversamente por una intensa sequía.

De ese modo, la producción de los principales cuatro cultivos se ubicaría en torno de 80 millones de toneladas en la campaña 2011/2012, en tanto que había acumulado sólo 55 millones tres años atrás.

(De la edición impresa)

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