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El conflicto entre el Gobierno y Moyano

El impacto de una pelea previsible.

22 junio de 2012

La crisis en la relación entre el Gobierno y Hugo Moyano entró en un terreno del cual ya no tendrá retorno.Una serie de factores ?políticos, económicos y hasta personales? se fueron acumulando para llegar a este final previsible entre quienes fueron aliados durante muchos años. Todo tiene su origen en la decisión de la Presidenta de armar una estructura política que le dé sustento a su gestión y que incluso la trascienda, en la cual figuras como Moyano no tienen lugar. Hizo todos los gestos posibles para que no quedasen dudas al respecto. Casi no le dio participación al sindicalismo entre los candidatos del oficialismo en las últimas elecciones y alienta, claramente, el reemplazo de Moyano al frente de la CGT.

Tampoco se pueden desconocer factores económicos como la elevada tasa de inflación que está en la base de todos los reclamos porque desactualiza los salarios y los mínimos a partir de los cuales los trabajadores tienen que pagar el impuesto a las ganancias. Mientras no se modere la marcha de los precios, las demandas gremiales seguirán. En los últimos años, los empresarios y los dirigentes sindicales acordaron aumentos salariales importantes porque había un contexto de expansión económica que les permitía subir sus ingresos. Pero ahora, con la desaceleración de la actividad, los márgenes son más acotados.

El conflicto, que se venía incubando desde hace varios meses, estalló. A ninguno de sus protagonistas los tomó de sorpresa. La Presidenta anticipó su regreso de la Cumbre de Río para ponerse personalmente al frente de la estrategia oficial. Eso revela la importancia que le otorga a la cuestión, pero también pone de manifiesto la falta de otras figuras de peso en el Gobierno. Los voceros a los que hubo que recurrir para enfrentar la situación no fueron los adecuados y es un tema que deberá ajustarse en el futuro.

Ahora el gremio de los camioneros ha convocado a un paro nacional con movilización que recibirá adhesiones y críticas que hubiesen sido inimaginables tiempo atrás. Los que cuestionaban a Moyano ahora lo reivindican, mientras que sus antiguos aliados se han convertido en sus acusadores, restándoles credibilidad a todos. Moyano no tiene ya la mayoría del movimiento sindical y es aún más débil su poder político porque su elevada imagen negativa impide cualquier intento de competir en el terreno electoral.

Por eso el Gobierno tiene en este momento los recursos necesarios para prevalecer en este conflicto aunque una organización como la de los camioneros también puso de manifiesto su capacidad de daño. De todas maneras, episodios como los de estos días no ayudan al Gobierno porque generan malhumor social. El kirchnerismo se jacta de haber devuelto la preeminencia de la política por sobre las corporaciones. Y eso debe valer para todas: las empresarias y las sindicales. Por ese motivo, debe asegurarse que el derecho de huelga y la defensa de los intereses de los trabajadores no se hagan mediante mecanismos que colocan en situación de rehenes al resto de los argentinos.

(De la edición impresa)

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