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Atención: Brasil está cambiando

Terminó la era del "súper-real".

19 junio de 2012

La política económica de Brasil está cambiando, y la Argentina debe tomar nota. “Brasil antes tenía una tasa de interés alta y un tipo de cambio fuerte, y ahora todos los esfuerzos del Gobierno van en la dirección opuesta”, razona Jorge Vasconcelos, economista jefe del IERALde la Fundación Mediterránea. Por primera vez en más de tres años, para comprar un dólar en Brasil hay que poner más de dos reales sobre la mesa. “Desde marzo, el real se devaluó 15% en relación con el peso”, dice un informe de Ecolatina. No habrá megadevaluación tampoco: “Cuando el real alcanzó los 2,1 R/US$, la autoridad monetaria pasó a vender reservas. Esto sugiere que estaría 'cómodo' con una cotización en torno de los dos reales”, añade Ecolatina. El súperreal, tan beneficioso para la Argentina en los últimos años, es cosa del pasado. La tasa de interés de referencia (Selic) pasó de 12,75% anual en julio del año pasado a 8,5% en mayo de este año; y seguirá bajando.

Para el economista Ramiro Albrieu, del CEDES, es más que un cambio coyuntural. “Hay una ruptura entre la política económica de Lula y la que está llevando adelante Dilma Rousseff”, que asumió la Presidencia de la principal economía de la región y sexta del mundo hace un año y medio. El objetivo detrás de los cambios en la política económica es poner el eje en la industria, uno de los sectores más castigados del último tiempo. Pruebas al canto: el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE) anunció que en abril el empleo industrial cayó 0,3% contra marzo. La semana pasada, en tanto, informó que la producción industrial de abril cayó 0,2% contra marzo y 2,9% interanual.

Los efectos de los cambios que están ocurriendo en Brasil “serán perjudiciales para la Argentina”, opina Albrieu y agrega que la relación con nuestro principal socio va a ser distinta a la de los años previos. Según Vasconcelos, “este cambio en el mix de políticas no está siendo considerado en la agenda argentina y no ha habido una discusión ni política ni económica sobre qué hacer para que no nos perjudique”. Los costos laborales en dólares en la Argentina son 25% más altos que en Brasil y “tradicionalmente, siempre han ido a la par”. Cuando la Argentina se encareció con respecto a Brasil, “no nos ha ido bien, como ocurrió entre 1998 y 2001, luego de la devaluación brasileña de comienzos de 1999”. Si bien la Argentina está aumentando el ritmo de devaluación, difícilmente lo haga a la misma magnitud que Brasil.

“La capacidad de la Argentina de acomodarse a esta nueva realidad es limitada”, según Albrieu. La cuestión cambiaria, empero, es sólo una parte de esta película. Si el cambio en el mix de políticas redunda en un mayor crecimiento en Brasil, ¿no saldría beneficiada la Argentina? “Eso es cierto en el caso de las industrias ya instaladas, pero la capacidad de Brasil de capturar nuevas inversiones para la industria va a ser mayor que la que venía teniendo hasta ahora”, dice Vasconcelos. Albrieu coincide: “El diferencial en el tipo de cambio va a ser determinante a la hora de decidir hacia dónde van las inversiones”.

Comercio

El rojo comercial con Brasil es un tema de creciente preocupación para las autoridades argentinas. “Planteamos que teníamos más de 3.500 millones de razones para estar allí”, dijo la secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, refiriéndose al déficit comercial que tuvo la Argentina con Brasil, al justificar la reciente e importante misión empresarial que fue San Pablo con el objetivo de vender más. Pero al mismo tiempo que se produjo esa auspiciosa misión, han aumentado las barreras del lado brasileño. Según las cifras oficiales brasileñas, el rojo de 2011 estuvo más cerca de los US$ 6.000 M.

De lo que no hay duda es que, este año, el déficit bajará. Según la consultora abeceb, en el acumulado enero-mayo el rojo fue de US$ 1.212 millones, es decir, 38% menos que el mismo período de 2011. “Pero eso no debería tranquilizarnos”, dice Vasconcelos y apunta a que hay muchas trabas para colocar productos argentinos en Brasil. Las papas fritas precongeladas de la provincia de Buenos Aires, los vinos de Mendoza y las manzanas y peras de Río Negro son algunos ejemplos. “En la medida en que los empresarios argentinos vean que no es seguro ni rápido entrar al mercado brasileño se enfriarán muchas decisiones de inversión”, explica.

Para Albrieu, un escenario de creciente autarquía y proteccionismo sería un problema grave y debería evitarse. “El mercado regional es, para ambos países, importante para franjas productivas que no tienen otro mercado. Si Asia compite con América Latina en la franja de las manufacturas, el Mercosur fue y debe seguir siendo una forma de blindaje para las industrias de ambos países. El boom exportador argentino de los últimos años se dio en las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) y es obvio que el mercado brasileño fue importante en eso. Hay que tener en cuenta que si perdemos los dos, vamos a perder de verdad”, explica. Según abeceb, el comercio bilateral total (exportaciones más importaciones) cayó 11% en los primeros cinco meses del año.

Los funcionarios a ambos lados de la frontera parecen estar conscientes de esto. De allí, el privilegio del diálogo a la hora de resolver los conflictos puntuales que vayan surgiendo. “Un casamiento siempre tiene problemas”, dijo días atrás Alessandro Teixeira, secretario ejecutivo del Ministerio de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior de Brasil y expresó su deseo de ir hacia un comercio más equilibrado. La semana que viene se discutirá el ingreso, actualmente vedado, de medicamentos argentinos a Brasil. Pero la agenda parece estar más dominada por el corto plazo que por las cuestiones estructurales que están detrás del desequilibrio comercial. En la reunión de jefes de Estado del Mercosur, a realizarse en Mendoza, se podrían aumentar el Arancel Externo Común (AEC) en centenares de productos y adoptar otras medidas conjuntas para capear la tormenta global.

¿Cómo seguirá Brasil?

El PIB brasileño creció 0,2% en el primer trimestre, con estacionalidad, en comparación con el último de 2011 y 0,8% interanual. Según Vasconcelos, la locomotora sudamericana irá ganando fuerza y terminará el año creciendo a 3-3,5%, entrando con mayor impulso a 2013. “Las exportaciones argentina a Brasil están cayendo a un ritmo de 2-3% interanual en los primeros 4-5 meses del año. Estamos en terreno negativo, pero suave. Si no hay un agravamiento de la situación internacional, en los últimos meses del año nuestras exportaciones deberían volver a terreno positivo, con alzas de entre 5-8%. Nos vamos a tener que arreglar con eso”, opina. Para Ecolatina, “si bien se espera que el crecimiento de la economía brasileña sea acotado este año, las medidas implementadas por las autoridades apuntan a corregir los desequilibrios macroeconómicos que dañaron el crecimiento. Es posible que la recuperación comience en el segundo semestre, pero lo más probable es que recién en 2013 se cosechen los frutos de la nueva política económica”.

Sectores

Un trabajo reciente de Finsoport, consultora dirigida por Jorge Todesca, dice que la recuperación económica de Brasil no tendrá un efecto homogéneo en la Argentina. La industria seguirá débil y, por lo tanto, “no beneficiará a aquellas actividades argentinas que se vinculan como proveedores de la rama manufacturera brasileña”. Distinta es la situación de las actividades locales que abastecen al mercado interno: allí hay más lugar para el optimismo dado que “el consumo privado continuaría sólido”. El Mundial 2014, los Juegos Olímpicos 2016 y los programas de construcción de viviendas (en abril, Rousseff lanzó la segunda etapa del plan “Minha casa, Minha vida”), dice Finsoport, impulsará “a las actividades argentinas ligadas a la construcción”.

(De la edición impresa)

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