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¿Reservas o actividad?

Un "dilema de hierro", según Analytica.

24 mayo de 2012

El frenesí con el dólar es paradojal.  No porque no haya fundamentos macroeconómicos que permitan explicarlo, sino por el momento en que está ocurriendo. “Dólares escasos en el período de mayor oferta estacional de divisas por la liquidación de los exportadores de granos parece una contradicción de términos, pero no lo es: como la salida de capitales aumenta, el Banco Central compra menos de lo proyectado y las reservas vuelven a caer, tras un primer cuatrimestre donde crecieron U$S 1.500 millones”, sostiene el último informe de Analytica Consultora.

La paz cambiaria de los primeros meses del año, caracterizada por la compra de dólares del Banco Central y el aminoramiento de la fuga de capitales ya no está más.  Peor aún: el dólar paralelo (o “blue”) cotizó por encima de los $ 6,15 en la semana, marcando una diferencia de más de 30% con el dólar oficial, cada vez más inaccesible. El jueves, empero, detuvo su marcha alcista y cayó 22 centavos. “La formación de precios en la economía, más tarde o más temprano, terminará utilizando al dólar paralelo como referencia generalizada. Lo que ya empieza a observarse en ciertos mercados (como el de la construcción, los servicios inmobiliarios, servicios diversos, o en insumos de aquellos sectores con elevada informalidad), es que el 'blue' gana espacio en las expectativas, frenando decisiones de gasto, de producción y fundamentalmente, de inversión. La experiencia dice que la brecha no se cierra sólo con controles. La tendencia es de una informalidad cambiaria que crece y la autoalimenta”, sostiene el último informe de la consultora dirigida por Ricardo Delgado y Rodrigo Alvarez.

Este nuevo ingrediente del mercado cambiario enfrenta a la Casa Rosada a un “dilema de hierro”: perder reservas o desacelerar más la actividad. “Si el Banco Central vende dólares para sostener la paridad regulada, corre el riesgo de provocar un drenaje muy peligroso en las reservas. Si no lo hace, y prioriza el cuidado de la caja para enfrentar un segundo semestre complicado (por pagos de deuda y menores ingresos de dólares comerciales), aumentará el peso específico de las operaciones 'blue', y la actividad se resentirá”, continúa el informe.  La situación de Europa, de altísima incertidumbre (y, por ende, de vuelo hacia la calidad de los inversores), tampoco ayuda.

Pase lo que pase, la actividad ya se resintió.  Analytica redujo su proyección base de crecimiento para el 2012 de 4% a 3,4%.  El nerviosismo y la volatilidad cambiaria es una cuestión de expectativas, dice la consultora: “Mantenemos, de todos modos, la visión respecto de que se trata básicamente de un problema de expectativas que el Gobierno demora en encarar. Las turbulencias no responden a problemas de tipo estructural: los niveles de déficit fiscal o externo son financiables, no hay distorsiones groseras en los precios relativos, y todos los indicadores de sustentabilidad externa son muy razonables”.

En este escenario, abrir el grifo de dólares, aún a costa de perder reservas, podría no ser una opción tan mala. “Un camino es volver a la situación previa a la prohibición, oxigenando el mercado con un acceso más flexible a las divisas a precio regulado. Esta decisión debería complementarse con subas en las tasas en pesos (como en octubre-noviembre) para darle opciones a la gran liquidez en moneda local y para que se vuelquen al mercado los dólares todavía retenidos por los productores de granos, por ejemplo, y con un deslizamiento mayor del tipo de cambio. En la transición, el BCRA tendrá que decidirse a perder reservas”, dice Analytica y añade que “la flexibilización no sólo debe llegar al mercado de cambios, sino también a las importaciones, en particular de insumos, bienes intermedios y bienes de capital destinados a los procesos productivos”.

Varios operadores cercanos al Gobierno creen que la situación podría comenzar a normalizarse en agosto.  El 3 de ese mes, el Estado Argentino U$S 2.200 millones a los tenedores del mítico Boden 2012.  A partir de allí, el Gobierno podría comenzar a reducir los controles a la compra-venta de divisas así como en el comercio exterior.

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