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Economía china

Soplan vientos de cambio.

14 marzo de 2012

(Columna de opinión de Gabriel Molteni y Gonzalo de León, economista jefe y analista económico, respectivamente, de la Cámara Argentina de Comercio -CAC-)

A comienzos de esta semana el primer ministro de China, Wen Jiabao, anunció en la apertura del Congreso Nacional del Pueblo que la proyección oficial de crecimiento del PIB para este año es de 7,5%. Esto representa un recorte respecto a la proyección del año previo, que había sido de 8%. Debe señalarse que la estimación oficial de crecimiento tiene limitado valor predictivo. Sirva de referencia que desde 2005 la proyección oficial había sido fijada en 8% y el crecimiento efectivo siempre se ubicó significativamente por encima de dicho valor ?es decir, sirvió más como piso de una proyección que como predicción puntual?. La mayor divergencia se observó en 2007, cuando la economía china se expandió 14,2%, es decir, 6,2 puntos porcentuales por encima de la meta. Pese a esto, el hecho de que luego de ocho años la meta haya sido rebajada es una señal de que las autoridades del Gigante Asiático comienzan a vislumbrar una desaceleración de la actividad. Tal como señalábamos a finales del año pasado, China no es inmune a lo que ocurre fuera de sus fronteras y es esperable que su economía acuse el impacto de la persistencia del estancamiento del mundo desarrollado.

Pese a ello, y tal como señalamos entonces, no prevemos que China sufra un freno brusco en su nivel de actividad. Lo que sí puede anticiparse en vista al escenario mundial ?y que parece ser confirmado por el anuncio de Jiabao? es que el ritmo de expansión en el futuro cercano será inferior al de los últimos años, fundamentalmente por el deterioro de las condiciones externas. Frente a este escenario, las autoridades han manifestado su decisión de sostener la expansión de su economía ?haciendo que la desaceleración sea acotada? y están considerando reformas importantes en su estrategia de desarrollo, en un contexto en que importantes mercados de colocación de sus exportaciones, como el de Europa, Estados Unidos y Japón, se encuentran en recesión o presentan escaso crecimiento. En palabras del primer ministro: “Acelerar la transformación del patrón de desarrollo económico no es sólo una tarea a largo plazo sino nuestra prioridad más urgente en este momento”.

Reformar la estrategia

Si bien es cierto que no es la primera vez que Jiabao plantea la necesidad de cambiar la fórmula de crecimiento de China, hoy el contexto mundial vuelve más factible la implementación de modificaciones en la estrategia de desarrollo. Ante el menor dinamismo de las exportaciones, el primer ministro propone recurrir a políticas que den más lugar al consumo como motor de la economía ?lo que implica un importante cambio, dado que desde 2007 la participación del consumo en la economía ha caído de manera sostenida?. Analicemos algunos elementos que ya sugieren un cambio de rumbo.

En primer lugar, el Gobierno ha dejado claro que no tiene la intención de estimular la economía con inversiones estatales, como sucedió luego de la crisis financiera de 2008, cuando implementó un gigantesco plan de estímulo fiscal orientado a la inversión en infraestructura. De esto se desprende que el estímulo debe tener origen en el consumo, considerando que el crecimiento deberá paulatinamente reducir su dependencia de las exportaciones. En segundo lugar, algunas de las medidas adoptadas en 2010 para contrarrestar la burbuja inmobiliaria ya habían avanzado en el sentido de limitar la inversión ?cuando atacaron el sector inmobiliario de lujo y reorientaron los incentivos hacia viviendas sociales?. De hecho, y a diferencia de lo que sucedió en otros países, estas medidas fueron muy efectivas en alejar el temor de un estallido de la burbuja, con un impacto mínimo en la economía, como lo refleja el hecho de que en 2011 el crecimiento real estuvo por encima de la meta oficial. En tercer lugar, comienzan a coincidir las propuestas de la comunidad internacional, específicamente de un organismo multilateral como el Banco Mundial, y los objetivos de las autoridades chinas. Semanas atrás se publicó un informe realizado de manera conjunta entre el Banco Mundial y el Centro de Investigación para el Desarrollo del Consejo de Estado de China, bajo el título “China 2030: Construyendo una sociedad creativa, armoniosa y moderna de altos ingresos”. En ocasión del lanzamiento de este informe, el presidente Robert Zoellick destacó que “los líderes de China han reconocido que el modelo de crecimiento del país, que ha sido tan exitoso en los últimos treinta años, necesita ser modificado para adaptarlo a los nuevos desafíos”.

Medidas y reformas

Algunas de las medidas anunciadas esta semana por Jiabao confirman la intención del Gobierno de promover la demanda interna para apuntalar el crecimiento económico en el corto plazo y modificar la estrategia de largo plazo, reduciendo la dependencia de las exportaciones. El primer ministro propuso mejorar políticas que alienten el consumo y lograr cambios en la distribución del ingreso ?aumentando la participación de los sectores de ingreso bajo y medio. Entre las medidas puntuales incluyó aumentos de salarios mínimos y de los subsidios gubernamentales para expandir el crédito al consumo.

Asimismo, mencionó la necesidad de promover nuevas formas de consumo, como el comercio electrónico y los vehículos de bajo gasto de energía. Por otra parte, anunció que se reducirán los requisitos de inscripción para los migrantes rurales que buscan trabajo en las ciudades, facilitando de este modo su acceso a trabajos mejor remunerados. Asimismo, destacó que se aumentará el gasto en los sistemas de salud y se desarrollará el sistema de pensiones, con el fin de estimular a las familias a incrementar el consumo y disminuir el ahorro. Si bien el informe del Banco Mundial propone cambios más ambiciosos, las iniciativas anunciadas proponen un cambio significativo en la estrategia de crecimiento del país asiático.

Dicho informe propone además: a) completar la transición a una economía de mercado, b) acelerar el paso de innovación abierta; c) transformar la presiones sobre el medio ambiente en crecimiento 'verde' como motor del desarrollo; d) expandir las oportunidades y servicios en salud, educación para toda la población, y e) modernizar y fortalecer el sistema fiscal.

Implicancias

Estimamos que el hecho de que China dé un mayor impulso a la demanda interna redundará en menores desequilibrios globales. El excedente en cuenta corriente de China ha mostrado una tendencia creciente en la última década. De un superávit equivalente a 1,3% del producto en 2001 se pasó a uno de 10,1% en 2007. Aunque en los años posteriores el excedente se redujo, siempre permaneció por encima del 5% del PIB. Esto tuvo como contrapartida grandes déficit en cuenta corriente en muchas economías desarrolladas. En Estados Unidos, promedió durante la última década 4,4% del PIB. Y Europa presentó casos aún más extremos: el déficit promedio en cuenta corriente de Grecia de la última década fue de 9,4% y el de Islandia se ubicó por encima del 11%. Si el Gigante Asiático da un mayor impulso al consumo, esto impulsará a sus importaciones a la vez que quitará fuerza a sus exportaciones, dos hechos que jugarán a favor de la reducción de su superávit comercial y, en consecuencia, tenderán a reducir su abultado excedente en cuenta corriente.

Por otra parte, dado que la población de China está experimentando un rápido proceso de ascenso social, estimamos que será particularmente dinámica la demanda de aquellos bienes y servicios que el mundo desarrollado está en condiciones de ofrecer: alta tecnología, industria de entretenimiento y turismo, entre otros. De este modo, el crecimiento de las importaciones chinas tendrá como contrapartida directa el aumento de las exportaciones de países de altos ingresos, muchos de los cuales tienen grandes desequilibrios externos. Por último, en lo que respecta al impacto en los países en desarrollo, algunos analistas pronostican que el cambio de estrategia de China, que beneficiará al mundo desarrollado, implicará un severo perjuicio para los exportadores de materias primas.

Sin embargo, nosotros no coincidimos con dicho pronóstico. Estimamos que la demanda china de materias primas, aunque seguramente experimentará una desaceleración en su ritmo de crecimiento, continuará en niveles elevados y tendrá una tendencia creciente. Esto sostendrá las cotizaciones de tales productos, y beneficiará a países como Brasil (importante exportador de hierro y acero), la Argentina (importante exportador de soja), los países petroleros y otras naciones exportadoras de materias primas. De todo esto se desprende que un cambio de rumbo en China tiene beneficios claramente mayores a sus posibles costos, por lo que las recientes medidas anunciadas por Jiabao deben considerarse como algo positivo para el desarrollo de su país y para el futuro de la economía global.

(De la edición impresa)

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