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El crecimiento y la dinámica de los negocios en 2012

Un recorrido sectorial.

19 diciembre de 2011

(Columna del economista Fausto Spotorno, director de OJF & Asociados)

Según los datos oficiales, el PIB habría crecido por encima del 9% durante el 2011. Los privados son algo menos optimistas, pero igualmente positivos con una expansión del 6% (IGA-OJF). Para

2012, ciertamente, la economía presenta algunas incógnitas, como la política cambiaria, la profundidad de los cambios en materia de subsidios/tarifas, la política de comercio exterior, etcétera. Sin embargo, podemos empezar a ver algunas tendencias en materia de crecimiento, que empiezan a dar señales de desaceleración. Durante 2011, el crecimiento económico estuvo impulsado por tres tandems sectoriales. El primero es el comercial-financiero, el segundo es el

de la construcción-inmobiliario y el tercero sería el vinculado al comercio exterior, al que podríamos llamar soja-Brasil.

Naturalmente, estos tres impulsores tienen fuertes vinculaciones entre sí, lo cual se puede ver

perfectamente en la industria, que ha sido arrastrada por los tres. Para 2012 vemos que estos tres grandes motores tienden a debilitarse, aunque no de forma homogénea. La expansión del comercio y del consumo fue uno de los motores del crecimiento económico. Dicho dinamismo se vio alentado tanto por el contexto inflacionario como por el fuerte crecimiento de créditos otorgados al sector privado. En el marco actual, en el que la persistencia inflacionaria, las cuotas, las tarjetas de créditos, etcétera, han alentado el consumo de diversas formas, el gasto de las familias se elevó, especialmente en lo que se refiere a electrodomésticos y automóviles. En condiciones inflacionarias, las familias tienden a ahorrar menos y consumir más, especialmente bienes durables. Sin embargo, el aumento de tarifas, la desaceleración de Brasil y el aumento de las tasas de interés podría frenar el consumo, aunque sin lugar a dudas este es uno de los sectores que mejor logra superar etapas inflacionarias.

No por nada, cuando se trata de fusiones y adquisiciones, durante 2011 el retail fue uno de los rubros de mayor movimiento. Un ejemplo de esto ha sido la venta de los free shops en aeropuertos a Dufry por U$S 957 millones.

Atado al consumo está el sector financiero, que ha sido el de mayor crecimiento durante el 2011. De hecho, la intermediación financiera creció durante los primeros 10 meses del año más de 20% anual, gracias a la expansión del crédito al consumidor. El sistema financiero local se caracteriza por su carácter transaccional y cortoplacista. A pesar de que los depósitos a plazo fijo están creciendo cerca del 30% anual, el 60% de los mismos posee plazos inferiores a los 60 días y el 76% se coloca a menos de 90 días. En estas condiciones, es natural que el crédito al consumo de corto plazo (préstamos personales y a los titulares de tarjetas de crédito) sea el de mayor preponderancia dentro del total de los préstamos al sector privado, representando el 39% del total y registrando un crecimiento interanual del 49%. En este sentido, resulta importante destacar que con una inflación del orden del 23% anual, la expansión del crédito al consumo estaría creciendo a una tasa superior al 21% en términos reales.

Adicionalmente, los préstamos personales y a los titulares de tarjetas de crédito representan 61% y 39% del total de las líneas de consumo, respectivamente. Para 2012 este proceso deberá ir frenándose dado que los depósitos a plazo fijo tienden a crecer menos que el crédito. Si bien la emisión monetaria otorga liquidez al sistema financiero, la inflación tiende a reducir el ahorro, lo que a la larga quede a perjudicar a este sector. El tándem construcción-inmobiliario es, tal vez, uno de los que presenta un frente más sólido de cara el 2012. La mayor dificultad aparece en materia de restricciones en el mercado de cambios. Prácticamente todo el crecimiento de la construcción durante los últimos 4 años se debió a la construcción de viviendas. Entre octubre 2007 y octubre 2011 la actividad de la construcción residencial creció 20% mientras que la no residencial sólo creció 1%. Por ello existe una fuerte vinculación hoy entre la actividad en la construcción y la inmobiliaria. Así, en los primeros 10 meses de este año la construcción creció 5,5% y las actividades inmobiliarias cerca del 5%.

Estos sectores se han convertido en un refugio para el ahorro. Los ladrillos han resultado una buena inversión desde la crisis de 2002 y dada la complicada coyuntura internacional parecería que seguirán siendo un refugio para el capital. Sin embargo, las restricciones a las compras de dólares pueden entorpecer seriamente al sector inmobiliario e indirectamente a la construcción.

Finalmente, el sector exportador aparece como el más débil de los tres a la hora de afrontar el 2012. La economía brasileña da muestras de estar desacelerándose rápidamente y en algunos sectores muy relevantes para la Argentina, como el automotriz, se produjo una caída de la producción de 6,5% anual en los primeros 10 meses del año. Por otro lado, el agro no es un sector que haya crecido mucho en volumen desde la crisis con el campo. La producción agrícola creció muy poco en los últimos 3 años, pasando de 96,7 millones de toneladas en 2008 a 101,8 millones en 2011. Aun así, debido a los problemas en la ganadería se puede decir que el volumen de producción en el sector agropecuario está prácticamente estancado desde entonces.

Sin embargo, gracias a la suba de los precios esto no se notó demasiado en la balanza comercial, ni en el resto de los sectores. En 2012 los precios de las commodities seguirán siendo buenos, pero ya no suben. El precio de la tonelada de soja bajó casi U$S 100. Los tres motores de la economía

que aquí señalamos dan señales de debilitamiento para 2012, aunque no todos con la misma fuerza. En principio, el tándem construcción-inmobiliario parecería ser el más sólido, pero también está vinculado parcialmente a los que suceda con el agro. En segundo lugar, el tándem comercial-financiero parecería estar en una situación intermedia dependiendo con lo que suceda con la inflación, salarios, tipo de cambio y las tarifas de servicios públicos que pueden restarle capacidad de consumo a las familias y reducir el crédito o incrementar su costo.

Finalmente, el comercio exterior parece ser el motor que más se debilitaría el próximo año debido a la crisis internacional y a las políticas agropecuarias que están provocando dificultades de crecimiento en el sector.

(De la edición impresa)

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