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¿El ministro perfecto para este Ministerio de Economía?

Un nuevo nombre.

09 diciembre de 2011

Roberto Lavagna fue el primer ministro de Néstor Kirchner. Martín Lousteau el de Cristina Kirchner. Y Hernán Lorenzino iniciará el segundo mandato de Cristina. Los tres fueron ministros diferentes en circunstancias distintas. Lavagna comenzó su gestión con una tarea específica, terminar el canje de la deuda que había iniciado con Duhalde. Lousteau llevó iniciativas propias para empezar una nueva etapa, consolidar el crecimiento económico luego de la recuperación que comenzara en 2002. Lorenzino, por ahora, no tiene ninguna de las dos cosas: ni una tarea específica ni un plan. Al menos nada que se le conozca. Lavagna tuvo equipo y condujo una operación clave para la recuperación definitiva de la economía. Tenía diálogo directo con el Presidente y trabajó en un contexto internacional favorable.

Lousteau también llevó su equipo y se desempeñó cuando la economía tenía viento de cola: durante su gestión (de cuatro meses), la soja llegó a niveles récord (aunque eso generó tensiones sobre los precios). Lousteau empezó a trabajar con sus ideas pero terminó con la 125. Tenía diálogo con la Presidenta pero no con Néstor Kirchner, algo que le jugó en contra.

¿Qué hará Lorenzino?

Lorenzino no se parece ni a Lavagna ni a Lousteau en muchos de estos aspectos. No llega al cargo con un equipo propio (salvo algunos de sus colaboradores) y su nombramiento no genera expectativas de concretar alguna de las tareas específicas que podría encarar (las negociaciones con el Club de París, por ahora, siguen estancadas).

Por Lorenzino no pasarán muchos de los temas de la agenda económica: el Indec, la eliminación de los subsidios y la corrección del tipo de cambio. Tampoco los problemas que sigue sufriendo la comercialización de los granos, los conflictos con Brasil y las trabas al comercio exterior. Durante

un tiempo, y cada vez que asumía un ministro de Economía, se creía que esos temas formarían

parte de su agenda. Pero con los nuevos ministerios (Industria, Agricultura), el fortalecimiento de

la Secretaría de Comercio y el viento de cola a favor, el Ministerio de Economía se convirtió en una Secretaría de Finanzas. Por eso para muchos Lorenzino es el ministro de Economía perfecto.

Los economistas de los bancos (y sus dueños) están conformes con su nombramiento teniendo en cuenta los nombres que se barajaban: Juan Carlos Fábrega (presidente del Banco Nación) y Mercedes Marcó del Pont. Lorenzino representa el pensamiento de Amado Boudou. Cree

necesario volver a los mercados si las condiciones son favorables para la Argentina, piensa que la tasa de inflación es la que mide el INDEC y que no hace falta desacelerar la economía para disminuir la tensión sobre los precios. Claro que no es importante lo que Lorenzino piense sino lo que vaya a proponer dentro de unos meses cuando se haya acomodado en el cargo. Pero no hay muchas pistas al respecto. No se conoce cuál es la visión de Lorenzino sobre la participación que el Estado debe tener en la actividad económica (caso Aerolíneas), la política económica a seguir si es que la crisis internacional se agrava y cómo evitará que los salarios aumenten sin que suban los costos en dólares.

Ministro sin viento de cola

Entre Lavagna, Lousteau y Lorenzino pasaron cuatro ministros. Felisa Miceli, Miguel Peirano, Carlos Fernández y Amado Boudou. Todos ellos trabajaron con Guillermo Moreno. Pero Peirano fue el único que se negó a seguir en el cargo si no había un cambio en la Secretaría de Comercio. El resto aceptó ejercer la conducción. También Lorenzino. A la hora de desempeñarse en su cargo, el nuevo ministro de Economía de Cristina Kirchner tendrá dos diferencias respecto a sus  predecesores. Lorenzino es el primer ministro de Economía designado después de la muerte de Néstor Kirchner. Si como muchos señalan, Kirchner fue el ministro de Economía durante estos años, entonces habría que esperar que la conducción de la política económica (de ahora en más) responda exclusivamente a las decisiones (y el pensamiento) de la Presidenta. ¿Cristina Kirchner haría algo distinto, en economía, que Néstor Kirchner? ¿La Argentina intentará un retorno a los mercados?

La segunda diferencia entre Lorenzino y sus predecesores es, tal vez, la más contundente. Se trata

del primer ministro de Economía del kirchnerismo que no se beneficiará del viento de cola. Europa avanza hacia una recesión y Estados Unidos crecerá (según el consenso de mercado) no mucho más que 2%. La economía brasileña se pinchó en el tercer trimestre y las autoridades chinas pretenden que la demanda de su país se enfríe. La Argentina, según la mayoría de los economistas locales, crecerá el año que viene entre 1% y 3%. Cualquiera de los dos escenarios sería un dato muy positivo para el país, pero claramente habla de una economía menos dinámica

que la de los últimos años.

La pelea por la plata

El nuevo ministro se beneficiará (todavía) del impulso al consumo. Los efectos de las medidas expansivas tomadas a lo largo de 2011 durarán por los próximos meses (más las vacaciones) y además llegarán los dólares de la cosecha gruesa. Lorenzino tiene colchones para evitar cualquier sobresalto o mala noticia desde el exterior. Las dudas aparecerán más adelante. Cuando los dólares de la balanza comercial se gasten en pagar vencimientos (el año que viene es más exigente que 2011), acumular reservas y girar utilidades. Además, habrá que ver qué sucede con la fuga de capitales. Un cálculo del economista José María Fanelli señala que desde 2003 a la fecha la economía argentina recibió U$S 132.822 millones gracias a la balanza comercial superavitaria. Pero en ese mismo período se fueron U$S 59.614 millones por fuga de capitales y U$S 23.246 millones por utilidades giradas al exterior. La puja en 2012 no será salarial. Será por la plata.

Moreno se encargará de que salgan menos dólares en concepto de importaciones. Y eso (más el enfriamiento) seguramente provocará que el superávit comercial sea más alto que el que muchos economistas pronostican. Pero puede ser que el Gobierno necesite más dólares todavía. En ese caso la nueva designación puede tener más margen de maniobra. Si Lorenzino es un interlocutor

válido para los mercados y consigue los dólares, entonces se convertirá en el ministro de Economía perfecto para la etapa.

(De la edición impresa)

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