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El tipo real de cambio está bajo la lupa

El país debe recuperar la competitividad perdida. Por Eduardo Fracchia.

04 agosto de 2011

El nivel de tipo de cambio ha sido durante el modelo kirchnerista uno de los pilares fundamentales para el crecimiento económico. El tipo de cambio alto brindó al sector agrícola y manufacturero una importante competitividad vía precios internacionales.

Sin embargo, con la fuerte escalada de la inflación durante los últimos años y con los movimientos de los principales socios comerciales de la Argentina ya no está tan claramente marcado que significa un tipo de cambio alto o competitivo. El Banco Central publica todos los meses un Indice del Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM), que tiene en cuenta el valor del peso argentino respecto a una canasta de monedas de los principales socios comerciales de la Argentina. Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea, Chile y China encabezan la lista de países dentro de esta canasta ya que conjuntamente representan el 80 % de las exportaciones argentinas.

Este índice ha venido registrando varias caídas consecutivas. Teniendo en cuenta que el IPC es el índice que se utiliza para el cálculo del ITCRM, en función de comparar el valor de los bienes argentinos con los del resto del mundo, una reestimación del ITCRM con la inflación real aparece como inevitable. Con esa reestimación, el nivel de competitividad se reduce. La competitividad argentina medida por el ITCRM se encuentra claramente por debajo del promedio 2003 y 2007, los años en los que Roberto Lavagna estaba a cargo de la economía nacional.

Teniendo en cuenta el impacto de la crisis financiera internacional y la desaceleración económica argentina ya latente, una primera medida para contrarrestar esto con miras de tener un 2012 con mayor competitividad sería recuperar por lo menos parte del terreno perdido por el tipo de cambio real durante estos últimos dos años. Las devaluaciones son asimiladas muchas veces a procesos inflacionarios y actualmente hay muchas fuerzas como el boom del consumo, de la demanda externa y la suba de los precios internacionales que alimentan el alza de los precios y deterioran el tipo real de cambio.

Se debe señalar que la estrategia sobre el tipo de cambio no puede ser estática cuando el mundo

pasa por un momento de alta volatilidad. Es imprescindible seguir con suma atención lo que vaya ocurriendo con las monedas de nuestros principales socios. Por otra lado, no podemos seguir prescindiendo de un índice de inflación no manipulado, ya que este nos otorga un dato fundamental para orientar la estrategia de competitividad que el país desee tener a futuro.

(De la edición impresa)

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