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El mercado aún digiere la inflación de 2,9% (igual cree que bajará)

Más allá del dato de enero, la mayoría cree que, luego del primer cuatrimestre, la suba de precios se moderaría desde mayo

18 febrero de 2019

El mercado quedó descolocado tras el 2,9% de inflación que marcó el Indec el jueves pasado. Por todas las fuerzas en juego (dólar calmo, torniquete monetario y recesión fuerte) esperaban un número algo menor.

“La publicación de la inflación de enero dejó un sabor amargo en el mercado”, dicen desde Delphos. “Creemos que, en parte, es consecuencia de un optimismo algo excesivo. Los aumentos de servicios pautados sobre el final de 2018 para el 2019 indicaban que niveles de inflación mensual inferiores al 2% estarían reservados casi exclusivamente para la segunda mitad del año. Sin embargo, la reaceleración del subíndice de alimentos y bebidas, habría señalado ciertos límites, no tan claros hasta antes, de la política monetaria en el contexto local. Es que el nuevo esquema monetario implementado a partir de octubre sería más un plan de estabilización monetaria que de desinflación. Porque, aunque es claro que un congelamiento de los saldos nominales eventualmente habilita la deseada desaceleración inflacionaria, la velocidad a la que actúa es desconocida. Sobre todo con una demanda de dinero tan volátil, luego de la crisis experimentada el año pasado”, explicaron.

Federico Muñoz también dedicó su último reporte a la “perturbadora tenacidad de la inflación”. Según sus números, la variación anual trepó a 49,3% y “tenemos por delante otros tres meses con alzas mensuales en torno al 3% por los aumentos adicionales de tarifas ya anunciados”. Así, dice, “la inflación anual seguramente superará el umbral del 50%. “La conjunción de la política monetaria muy astringente, el final del financiamiento del BCRA al fisco, el fuerte ajuste fiscal en curso y la debilidad de la demanda doméstica inexorablemente van a propiciar una desaceleración de la inflación a partir de mayo pero, hasta entonces, la tenaz persistencia de las alzas de precios acentuarán el malhumor social y se convertirán en un poderoso esmeril al capital político del Gobierno”, sostiene Muñoz.

Más críticos, desde Economía & Regiones desafían la idea de que se avecina un “breaking-point” para la inflación. “Los malos resultados en materia de inflación han dejado al BCRA sin ninguna reputación. Sin reputación, el BCRA tendrá menor probabilidad de que su política desinflacionaria sea creíble y exitosa. Es decir, mirando a futuro, son bajas las chances que la gente le crea y la probabilidad que la inflación baje en serio es baja. Además, está el problema de la endogeneidad. En la medida que la inflación no baja, la política del BCRA se hace todavía menos creíble, y las chances que la inflación efectivamente termine bajando en serio se vuelven todavía más bajas”, agregan y lanzas una proyección temeraria: “La inflación de 2018 y 2019 será más elevada que la inflación de 2017 y 2018. Y. de darse este escenario, sin cambios de fondo y sin reformas estructurales profundas, la inflación de 2019 y 2020 será, muy probablemente, superior que la 2018 y 2019”.

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