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En noviembre, la economía tuvo el peor traspié desde 2009: se desplomó 7,5%

25 enero de 2019

La recesión se agudizó, y bastante, hacia finales de 2018. Los motivos son diversos, pero sobresalen el torniquete monetario que aplicó el BCRA desde el 1° de octubre y el desplome del salario real generado por la aceleración de la inflación de esos últimos meses. Ayer, el Indec informó que la economía se desplomó 7,5% interanual en noviembre y 2,3% contra octubre. Cifras muy duras, por cierto y, en ambos casos, las más elevadas de 2018. En el acumulado, la retracción de la economía asciende a 2,2% interanual. Los que auguraban un piso para la recesión a finales del año pasado deberán esperar.

  

En el desagregado, sorprende, y no para bien, la notable caída del comercio (mayorista, minorista y reparaciones): nada menos que ?17%. A su vez, la industria cayó 12,6%; la construcción, 11,4%; la intermediación financiera, 7,1%; la pesca, 5,9%; hoteles y restaurantes, 5,1% y el sector de transporte y comunicaciones, 4,9%.

También mostraron caídas la explotación de minas y canteras (2,7%), las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler (-0,7%) y la administración pública y defensa, así como los planes de seguridad social de afiliación obligatoria (-0,6%). Agricultura, ganadería, caza y silvicultura; enseñanza; servicios sociales y salud, junto con electricidad, gas y agua, fueron los únicos “ganadores”.

Los expertos

“La economía opera en niveles semejantes a los de 2010 y 2% por debajo del piso de 2016, la anterior recesión de Cambiemos”, dijeron desde LCG. “La caída mensual resulta mayor a la que esperábamos”, señalaron y agregaron que la caída de 7,5% “es la más significativa desde la crisis global de 2009”.

“Seguimos sosteniendo que la economía puede recuperarse en 2019”, proyectaron, “pero será una recuperación marginal que en mayor medida se sentirá en la segunda mitad del año”. A su vez, ampliaron: “Entendemos que dependerá fundamentalmente de la recuperación de las exportaciones que, en todo caso serían el 'único' componente de la demanda agregada que traccione el crecimiento. Por ahora seguimos sosteniendo un crecimiento promedio nulo para 2019, pero no descartamos que por la cuota de incertidumbre que agregan una coyuntura incierta por la vulnerabilidad típica de la economía local y el escenario político en un año electoral, nuestro escenario base deba ser revisado a la baja”.

Según Ecolatina, “la actividad está en terapia intensiva”. ¿Cómo seguirá el paciente? “A pesar de que se espera que en la primera parte del año los salarios le ganen a la inflación, el consumo privado (alrededor del 70% de la demanda interna) no repuntará hasta entrado el segundo semestre, dado que no existirá un aumento sustantivo del ingreso disponible para consumo. Esto se debe a que el principal factor detrás de la inflación será la suba en los regulados, que incluye tanto las tarifas de los servicios públicos como otros gastos difícilmente eludibles, como educación formal, prepagas y combustibles”, dijo, ayer, en un reporte. “De este modo, ante la imposibilidad de reemplazar el uso de los servicios públicos, ese cambio en los precios relativos no implicará una sustitución en el consumo de los mismos, y se tenderá a reducir el gasto en otros bienes y servicios para afrontar un mayor costo de los regulados”, explicaron, con sentido común.

En consecuencia, concluyeron: “Para la actividad, los únicos drivers vigentes durante la primera mitad del año serán la cosecha gruesa y las exportaciones que puedan materializarse gracias al crecimiento de la economía brasileña y a la mayor competitividad precio de industrias locales ya insertas en mercados internacionales. Esto permitiría que la economía experimente una reactivación hacia el segundo trimestre de 2019, mejora que se vería interrumpida por la incertidumbre generada por el proceso electoral. Como resultado la economía mostrará una contracción promedio cercana a 1% interanual en 2019, cortando con la racha de crecimiento propia de los años electorales experimentada desde 2011”.

“Las altas tasas de interés, la falta de liquidez, la caída del salario real juntamente con el freno de la obra pública seguirán incidiendo en los indicadores de actividad económica. Los indicadores adelantados como los de industria, comercio y construcción sumados a la caída generalizada de importaciones que mostraron los últimos datos de comercio exterior nos llevan a pensar que en diciembre el EMAE mostrará caídas interanuales cercanas a 6%. En este escenario el arrastre para el 2019 se encuentra en torno a -3,2%, lo que nos permite mantener nuestras proyecciones de crecimiento de -2%”, dijeron, a su turno, desde ACM.

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